El viejo método de lavado de dinero a través de la importación y exportación de productos a precios ficticios ya no va a ser tan simple de llevar a cabo. Al menos en Colombia.
El Ministerio de Hacienda de Colombia determinó que a partir de fines de enero, sólo las personas y compañías que cumplan con los requisitos exigidos por la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) podrán importar calzados, textiles y sus manufacturas. La idea es construir una lista de los importadores autorizados en el sector que se ve afectado tan frecuentemente por irregularidades en los precios de compra y venta.
Como parte de su esfuerzo para lograr una lucha más efectiva contra del lavado de dinero, el Ministerio de Hacienda, a través del decreto 4665 del 19 de diciembre (ver decreto), obligó a los importadores a obtener una autorización de la DIAN para importar mercadería.
“El calzado, textiles y confecciones son sectores que han sido duramente golpeados por el contrabando y entonces estas medidas hacen parte de un paquete muy grande que se ha venido trabajando en el gobierno con miras a disminuir el contrabando”, señaló Oscar Franco Charry, Director General de la DIAN. A partir del 23 de enero, cuando comienza a regir la norma, la mercadería de personas que no estén autorizadas se aprehenderá.
El objetivo de la medida es conocer a los agentes que participan en la cadena de bienes sensibles a prácticas comerciales irregulares.
“Los importadores tendrán que informar quiénes son sus proveedores, quiénes son sus clientes en Colombia, cuáles son los puestos que van a utilizar, los países de donde proviene la mercancía”, dijo Franco.
La violación de cualquiera de estas normas significará la suspensión de hasta cinco años de la autorización para importar cualquiera de estos productos.
Requisitos no tan fáciles de cumplir
Los requisitos del gobierno colombiano son bastante altos y su objetivo principal es que las autoridades logren controlar situaciones irregulares en el proceso de importación que podrían indicar actividades de lavado de dinero, financiación del terrorismo, contrabando, etc.
En primer lugar, para lograr la autorización, los importadores de textiles y calzados deberán tener un patrimonio superior a los 80 millones de pesos colombianos (unos US$35.000).
Las autorizaciones son válidas por un año, y para obtenerla las personas o compañías que pretendan importar materias textiles, calzado y sus partes, deberán presentar y cumplir con una larga de requisitos, entre los que se encuentran:
acreditaciones que prueben que la compañía es contribuyente;
un formulario indicando domicilio, actividad económica, subpartidas arancelarias de lo que importará y qué hará con ellos;
domicilio en Colombia o contar con un representante legal en el país;
acreditar su existencia y representación legal;
una lista con los proveedores y compradores y/o clientes con nombre, razón social, teléfono y dirección física y electrónica;
y detallar los puertos de entrada de los productos.
Además, una vez autorizados, los importadores se comprometerán a mantener toda la información provista actualizada.
Controles inundan el gobierno de bienes
En las diversas acciones de control y fiscalización realizadas en todo el año 2005, DIAN aprehendió más de un millón de pares de zapatos valorados en más de US$7 millones.
Las medidas fueron efectuadas en los principales puertos, aeropuertos, carreteras, ciudades y zonas de comercio formal e informal y son parte de un conjunto de acciones tomadas por las autoridades aduaneras durante el transcurso del año.
Una tipología de larga data
Varios casos en los últimos años muestran el uso de los mecanismos de importación/exportación de productos para lavar dinero y hasta para mover dinero de los terroristas.
Una investigación realizada por los profesores John Zdanowicz y Simon Pak, de Florida International University, arrojó evidencias de que irregularidades en los precios en el comercio internacional se debían a maniobras de lavado de dinero. Sus estudios, basados en información del gobierno de Estados Unidos registrada por el Departamento de Comercio demuestran que miles de millones de dólares se movilizaron entre países, disfrazados de productos con precios fraudulentos.
Zdanowicz y Pak encontraron que cuanto más rigurosas se tornan las leyes antilavado hacia las instituciones financieras, los lavadores desvían su dinero ilegal hacia el comercio internacional, donde la fiscalización de las autoridades es mucho menos rigurosa.
Exportaciones subvaluadas e importaciones sobrevaluadas
Zdanowicz y Pak sostienen que existen dos maneras de movilizar fondos con fines ilegales fuera de un país hacia otro utilizando el comercio internacional de productos: exportaciones subvaluadas e importaciones sobrevaluadas.
“Vender algo por nada” (Exportaciones subvaluadas)
Este caso se daría si un delincuente desea transferir US$1 millón a su cómplice en un país extranjero. En esta situación, por ejemplo, compraría en efectivo 200 relojes Rolex a US$5.000 cada uno y así convertiría sus ingresos ilegales en bienes suntuarios.
El comprador “vendería” luego los relojes a su cómplice por US$10 cada uno en el país donde quiere depositar su dinero, por un total de US$1.000. Una vez que se reciben los relojes, el receptor los vendería por su valor de mercado, a un monto total de US$1 millón.
El resultado es que US$1 millón en fondos ilegales se han movilizado a otro país bajo las mismas narices de las agencias de control.
“Comprar nada por mucho” (importaciones sobrevaluadas)
En este caso, el cómplice en el extranjero compra, por ejemplo, 10.000 lápices a US$0,10 centavos cada uno, por un total de US$1.000.
Luego los “vende” a su cómplice local a US$100 cada uno por un valor total de US$1 millón. Este millón se trataría de transferir al cómplice en el extranjero, por medio de convenios de financiación comercial con un banco doméstico que podría transferir los fondos a la parte extranjera. También las partes pueden convenir alguna otra forma de pago, a través de una empresa de inversiones, compañía de seguros, casa de cambios o negocio de servicios no financieros, evitando así la intervención de cualquier banco. En cualquier caso, el importador doméstico habría conseguido transferir US$1 millón a su cómplice extranjero.
Según los profesores, los bancos participan a través de la financiación comercial. No existen dudas de que con conocimiento o no de los hechos, algunos bancos y otras instituciones financieras aceptan determinados acuerdos de financiación comercial para estas transacciones y por ello, sirven de herramienta para el movimiento de dinero ilegal para los delincuentes en casi todas las actividades comerciales.




