Por José Alejandro Cuevas Sarmiento* –

Los Astros de Houston pasaron de ser uno de los peores equipos de las Grandes Ligas en 2013, a ser uno de los mejores y campeón de la Serie Mundial en 2017. A efectos ilustrativos y para aquellos que no están familiarizados con el béisbol, podríamos decir en téminos futbolísticos que los Astros pasaron del fondo de la tabla en Primera División, a ganar la Champions League en apenas cuatro años.

Por eso el reciente escándalo que han sufrido es un excelente ejemplo para todos los profesionales de Compliance. A grandes rasgos, esto ha sido lo que ha ocurrido:

  • En noviembre de 2019, se inició una investigación por el presunto robo de señas mediante uso de tecnología por parte del equipo de Houston en años anteriores. Ello debido a la denuncia de un ex jugador de los Astros, hecha pública por dos periodistas deportivos en un artículo de prensa, lo cual activó los protocolos de MLB, la patronal de equipos de béisbol.
  • Durante la investigación, la Oficina del Comisionado Rob Manfred -máxima autoridad de MLB en materia disciplinaria- y su equipo de investigadores, entrevistaron a unas 70 personas y revisaron más de 70.000 correos.
  • El 13 de enero de 2020, la Oficina del Comisionado publicó un Informe de 9 páginas en el cual expone los resultados de la investigación, y concluye que un conjunto de jugadores y de empleados de los Astros de Houston, actuaron coordinadamente para diseñar y ejecutar una trama de robo de señas a sus rivales, mediante el uso de tecnología, durante los años 2017 y 2018.
  • Aunque no se demuestra la participación de funcionarios de alto nivel dentro de la organización, se atribuye la responsabilidad al mánager del equipo AJ Hinch y al Gerente General Jeff Luhnow, quienes -siempre en base a lo indicado en el Informe- no tomaron medidas suficientes para prevenir la conducta, o no actuaron a pesar de saber lo que estaba ocurriendo.
  • El caso concluye con una multa y restricciones en la contratación de prospectos para los Astros. Además, sanción de suspensión de cualquier actividad relacionada con MLB para Luhnow y Hinch. Al primero, por no tomar las medidas preventivas necesarias, y al segundo por esa misma razón y por no denunciar la situación una vez tuvo conocimiento. Otros miembros del equipo técnico siguen bajo investigación.
  • Se destaca en todo momento el alto grado de colaboración que tuvo el equipo como institución durante la investigación.

Este breve resumen no intenta explicar a detalle lo ocurrido, sino sintetizar el contexto para analizar el tema en materia de Compliance, quien quiera conocer más a fondo sobre el robo de señales o los aspectos más técnicos de la conducta e involucrados puede leer este artículo del New York Times, o este otro de ESPN Deportes.

El caso nos deja grandes lecciones en materia de ética y compliance, y lo analizaremos en tres entregas.

– La importancia del control de daños y de implementar acciones correctivas.

– ¿Por qué hay miembros de la organización dispuestos a transgredir las normas?

– Importancia del canal ético.

Comenzaremos con la importancia del control de daños y de implementar acciones correctivas.

 

“Uh, Houston, we’ve had a problem” – La importancia del control de daños tras un incidente de Compliance.

Al contrario de lo que puede parecer debido al boom mediático del escándalo, los propietarios del equipo se están moviendo en la dirección correcta para gestionar la crisis derivada de un incumplimiento normativo. Esto es, colaborar con la investigación y tomar acciones correctivas de inmediato.

De acuerdo con el Informe de la Oficina del Comisionado, la propiedad no tuvo conocimiento ni responsabilidad en la trama. Se puede asemejar a la posición de los accionistas de una empresa al descubrirse una conducta indebida que se ha materializado por negligencia de los Administradores. Una vez los accionistas tienen conocimiento, sea por una fuente interna o porque se ha iniciado la investigación oficial, la vía que menos incertidumbre generará a la organización es la de la transparencia, ya que cualquier otra implica el riesgo de agravar situaciones que de por sí pueden ser complicadas.

Las dos acciones que han tomado los propietarios de los Astros han resultado relativamente efectivas, teniendo en cuenta las circunstancias:

El propio Informe de la Oficina del Comisionado destaca el alto grado de colaboración de la organización, sin poner en tela de juicio la integridad del presidente del equipo, Jim Crane. Esa buena voluntad sin duda contribuyó a que las sanciones no fuesen más severas.

El anuncio de una revisión del sistema y la toma acciones correctivas en el sistema de Compliance del equipo, es una medida que no debe sorprender a nadie, y seguramente en los próximos meses veamos noticias del progreso que vayan teniendo en ese sentido. Lo peor que puede ocurrir a una organización después de que se detecta un incidente de este tipo es reincidir, porque cualquier indicio de buena voluntad desaparece.

Además, el despido de los miembros de alto nivel (gerente general y mánager) es coherente con la sanción de conductas que atenta contra los valores de una organización. Esto lo hemos visto en empresas en varias ocasiones, y aunque sea una solución dolorosa para una organización, y que puede acabar la carrera de los profesionales involucrados, es una medida proporcional a la falta.

 

¿Tenía Houston otras alternativas, ante una incidencia de este tipo?

Si no quería arriesgarse a colocar a la organización en una posición más precaria, realmente no. La admisión de la responsabilidad, la colaboración y las acciones correctivas son los pasos para la redención y restitución de la reputación. Prolongar la situación de conflictividad no hubiese sino afectado aún más a los Astros a largo plazo. El impacto mediático y las consecuencias que ello acarrea eran inevitables, y lo mejor que puede hacer la organización es cerrar ese capítulo para iniciar una nueva etapa, reforzar activamente su cultura organizacional, y demostrar que, a pesar de los errores cometidos, son capaces de actuar como una organización de primer nivel.

Obstruir la investigación o negar los hechos una vez concluida la misma, no habría sino empeorado la situación para la organización de los Astros de cara a MLB y a sus propios fanáticos, mientras que abordar la crisis de forma inmediata le permite alinear su discurso a la expectativa en un caso como este.

La magnitud del daño reputacional aún está por verse, pero los Astros no han perdido patrocinadores y la sanción de 5 millones de dólares impuesta por MLB, a pesar de ser la más alta posible en términos económicos, tampoco representa un impacto inasumible para una organización que tuvo ingresos de USD 368 millones en 2018.
Cualquier otra ruta de acción que no hubiere pasado por la colaboración con las autoridades, muy seguramente habría puesto sobre la mesa la revocación del título de Serie Mundial de 2017 y sanciones más severas.

En los próximos días seguiremos analizando las lecciones del caso, con una entrega sobre lo que pudo haber llevado a un grupo de jugadores exitosos a arriesgar tanto (con tan poco que ganar a cambio); y la importancia del canal ético en las organizaciones.


*José Alejandro Cuevas Sarmiento ([email protected]) es consultor en Compliance y Ética Corporativa.

Este artículo fue publicado originalmente en https://www.linkedin.com/pulse/los-astros-de-houston-y-tres-lecciones-%25C3%25A9tica-cuevas-sarmiento/