Por Carmen Rincón*
Al visitar los salones de concesionarios en Venezuela se pueden observar solo 3 o 4 vehículos en exhibición. No puede esperarse más de una industria que llegó a producir 170.000 automóviles en el año 2007 y que en 2016 apenas produjo 2.768, según los datos de la Cámara Automotriz de Venezuela. En los dos últimos años, el sector ha caído en la debacle, aun cuando los concesionarios recibieron autorización para comercializar las unidades recibiendo una parte del pago en dólares, pero no pudieron sostenerse ante la hiperinflación.
Ante este complicado escenario comercial, emergieron nuevas tipologías relacionadas a la dinámica para adquirir automóviles, que han estado generando un gran flujo de dinero ilícito producto de la especulación y el soborno.
Podemos distinguir dos situaciones asociados a la comercialización de autos que evidencian los esquemas ilegales y el grado de irreverencia ante el orden comercial y las leyes en Venezuela:
1.- La compra de vehículos nuevos.
Los precios de los vehículos nuevos en Venezuela son fiscalizados y controlados por el gobierno. Por tal razón, los vehículos son más costosos cuando salen del concesionario. Esto ha presentado una oportunidad para los dueños de los concesionarios, quienes no venden los autos al público, sino que utilizan a sus familiares o cómplices para comprar todos los vehículos de producción nacional. Luego los guardan y “engordan” para después venderlos a un precio mayor.
Como sucede en la mayoría de los rubros de la economía venezolana, las pocas concesionarias abiertas crean “listas de interesados”. Las personas pueden estar dos o más años esperando por un vehículo nuevo; sin embargo, esto ha creado otra oportunidad de corrupción: la venta de la posición en la lista de interesados. Los concesionarios cobran a los interesados que están dispuestos a pagar por ubicarlos en una mejor posición para que reciban los autos más rápido.**
El pago exigido -conocido como “comisión por gestión”- puede ser de USD 2.000 o más adicionales al precio del auto. Esta comisión varía dependiendo del año y modelo del vehículo. En estos casos, el tiempo de espera se reduce a no más de 30 días.
2.- La compra de vehículos usados.
El parque automotor retrocedió hasta mediados del siglo pasado, unidades mustias, con cauchos lisos, repuestos o aditivos de clase “C” son expedidos sin que los controles de calidad se tengan en cuenta. El parque automotor está muy deteriorado por la escasez de repuestos y los pocos recursos para hacer el adecuado mantenimiento a los autos, pero los vehículos usados pueden llegar a costar más que los nuevos.
En este mercado las complicaciones se presentan al momento de hacer el pago por los vehículos, ya que muchos venezolanos que venden no quieren recibir bolívares. El proceso para pagar un carro varía según el lugar donde se produce la venta o dependiendo de quién es el comprador o el vendedor. Sin embargo, todos convergen en que el comprador debe transferir dólares (no bolívares) a cuentas bancarias en el extranjero.
Esta dinámica ha generado en las entidades bancarias del extranjero un enorme flujo de dinero asociado a un esquema de pagos irregular del mercado automotriz venezolano. En algunos casos, los montos de las transferencias pueden ser elevados, ya que los concesionarios también venden vehículos importados usados y, por ejemplo, un Honda Civic 2017 puede tener un valor aproximado de USD 31.500.
Los gastos de notaría y título se pagan en bolívares y el precio sube frecuentemente, pues estos montos dependen de lo que indique el gestor.
Es importante resaltar que según el Artículo 9 de la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y el Financiamiento al Terrorismo, publicada en la Gaceta Oficial No. 39.912 del 30 de abril de 2012, “las empresas de compra y venta de naves, aeronaves y vehículos automotores terrestres” son sujetos obligados; sin embargo, muchos concesionarios no están al tanto de dicha obligación y de manera práctica no están en conocimiento de cómo implementar una administración de riesgos acorde al nivel de corrupción que vive el país.
* Colaboradora de Lavadodinero.com – Abogada que se desempeña como Supervisora de Investigaciones Corporativas de la zona occidente de la firma KOFVE (Venezuela).
** El venezolano se encuentra en una vorágine, tanto si quiere conseguir repuestos para los vehículos, medicinas o alimentos de una u otra forma termina ofreciendo coimas, sobornos o un porcentaje adicional de comisión para aquél que le facilite o evite la espera.