Para todos aquellos que superan las seis décadas -y algunos otros más jóvenes, pero que nos gusta la buena música-, hablar de “El Malquerido” inmediatamente trae a la memoria al bolerista de América, Felipe Pirela, con su espectacular bolero que formó parte de ese inolvidable repertorio sesentoso.

La pieza musical me vino a la mente de forma inmediata cuando leía un reporte de un caso trasnacional de lavado de dinero, en el cual el experto estadounidense L Burke Files -socio de la firma Financial Examinations and Evaluations, Inc- señalaba: “Normalmente, el departamento de cumplimiento e investigaciones es tratado como un niño no deseado. Los directores de los bancos ven al cumplimiento como un gasto sin ningún retorno. Los profesionales de cumplimiento están mal remunerados, mal calificados y reciben poca o ninguna capacitación efectiva para detectar patrones criminales”.

“Triste, pero cierto… son los malqueridos del sistema bancario”, pensé. Es una lástima pensar que la sociedad moderna avanza a pasos agigantados en algunos sectores, pero a nivel del cumplimiento corporativo se dan solo pininos modestos y tímidos, que solo reflejan la falta de responsabilidad social empresarial de las instituciones y, por ende, de sus líderes.

La lucha contra los delitos financieros debe pasar de ser “cumplimiento normativo” a un verdadero “compromiso empresarial e individual”. Más allá de asignar recursos económicos, tecnológicos y personal, las áreas de cumplimiento necesitan ser valoradas, entendiendo su importancia y dándoles el respeto que se merecen. 

Son muchos los profesionales de alto nivel que día a día se esfuerzan por cumplir con su trabajo y con su misión; son muchos los que tienen una elevada mística profesional; son muchos los que buscan entrenarse para ser más eficientes y eficaces; pero, tristemente, también son muchos los que todavía pueden sentirse identificados cuando escuchan esa estrofa de “El Malquerido” que dice:

“Hay que agonía, pobre de mí… ser mal querido

Aun así, de noche y día… vive conmigo”.

 

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Nota: para quienes no han tenido la dicha de escuchar a Felipe Pirela, les comparto esta canción y los invito a ver la película titulada “El Malquerido”.