Por Colby Adams.
Los documentos y la data incautada por Estados Unidos durante la operación militar que culminó con la muerte de Osama bin Laden pudiera darle a los oficiales importantes datos sobre cómo los grupos terroristas manejan su red de financiamiento, indicaron varios analistas.
La operación para eliminar o capturar a bin laden, hijo de un adinerado hombre de negocios de Yemen que se reinventó como la cara visible del grupo terrorista Al Qaeda, recabó un tesoro de documentos y equipos de computadoras, según funcionarios de la fuerza especial de la Marina de Estados Unidos (U.S. Navy Seal), quienes participaron en el operativo adelantado en el campamento de Abbotabad, Pakistan, donde residía quien fuera el hombre más buscado del mundo.
Que bin Laden haya vivido en el campamento por varios años “sugiere que los documentos confiscados contienen información financiera, incluyendo listas de donadores”, dijo Jack Williams, un profesor de la Universidad Estatal de Georgia, que asesora al gobierno de Estados Unidos en temas de contraterrorismo.
Estas listas de donadores pudieran ser usadas para desviar o interrumpir el flujo de dinero utilizado para financiar actividades terroristas, así como para monitorear a supuestos financistas y determinar cómo son colectados y distribuidos los recursos, lo cual posiblemente realicen a través de hawala brokers o de transportadores de efectivo, dijo Williams.
Cualquier dato sobre las finanzas de bin Laden “constituiría información de inteligencia de acción inmediata para ahogar algunas fuentes de recursos para la organización”, considera Jonathan Schanzer, un ex analista de contraterrorismo de la Oficina de Inteligencia y Análisis del Departamento del Tesoro estadounidense. “Es difícil que bin Laden todavía utiliza el sector formal bancario, por lo tanto yo esperaría que la lista de donadores sea lo mejor que se puede obtener” de la información confiscada.
Cualquier dato obtenido luego del operativo en Abbotabad puede “que nunca vea la luz del día, porque revelar el secreto pudiera disminuir su valor”, advirtió Brisard. Los funcionarios estadounidenses tendrán que hacer un balance entre el interés en la seguridad nacional con la necesidad de mantener las relaciones diplomáticas en la región.
Bin Laden y Al Qaeda han estado sometidos a procesos de confiscación de bienes y prohibición para viajar desde 1999, y el gobierno de Estados Unidos ha requerido a los bancos bloquear todos los bienes de la organización mediante la Orden Ejecutiva #13224, emitida dos semanas después que los ataques terroristas del 11 septiembre 2001 en Nueva York.
Pero bin Laden, quien fue designado como terrorista es de agosto de 1998, ha accedido a cuentas bancarias hasta el año 2003, según información suministrada por Jean-Charles Brisard, un experto en antifinanciamiento del terrorismo que ha investigado a Al Qaeda y ha testificado ante el Senado estadounidense.
Según reseñó la publicación semanal francesa Le Journal du Dimanche, Yeslam Bin Ladem, medio hermano de Osama, dijo en una corte de Francia en noviembre de 2005 que el líder de Al Qaeda usaba una cuenta en el UBS AG entre los años 1990 y 1997. En ese momento, los investigadores franceses estaban tras una transferencia sospechosa de US$ 300 millones desde la oficina en Génova hacia Pakistán, originada desde una cuenta mantenida por el grupo saudita Bin Laden.
Las autoridades paquistaníes congelaron una cuenta bancaria de Osama Bin Laden mantenida en el Habib Bank en junio de 2003, esta ha sido la última evidencia conocida del uso del sistema bancario formal por parte de Bin Laden, de acuerdo a Brisard.
Por su parte, Schanzer afirman que Osama “se había salido completamente de la red de financiamiento”, obteniendo entonces los fondos necesarios a través de cómplices y remesadores de dinero.
En marzo de 2002, investigadores de Bosnia confiscaron una lista de supuestos patrocinadores de Al Qaeda procedentes de la Benevolence International Foundation de Sarajevo. La lista, que fue realizada entre 1988 y 1989, incluía al millonario saudita Saleh Abdullah Kamel, presidente ejecutivo del conglomerado empresarial Dallah Al-Baraka, que opera en el área de la aviación, defensa y en el sector financiero.
La necesidad de bin Laden de conseguir recursos acabó con el mito de que las operaciones de las organizaciones terroristas, incluidos los ataques de las torres gemelas, era financiada con fortunas privadas, según indica el reporte emitido en julio de 2004 por la comisión que investigó los ataques al World Trade Center.
El grupo Al Qaeda frecuentemente colectado dinero gracias a las relaciones cultivadas durante la guerra de los Muyahidines sostenida con la Unión Soviética durante los años 80s. Los donadores frecuentemente envían dinero el grupo a través del sistema financiero informal conocido como hawala, el cual obvia ampliamente el uso de instituciones financieras obligadas a monitorear operaciones sospechosas, afirma el reporte.
“Los hawaladars (término usado para describir a los encargados de proveer el servicio) asociado con Al Qaeda pueden haber usado bancos para mover y guardar dinero, así como varios de los financistas y miembros ubicados fuera de Afganistán, pero hay poca evidencia de que bin Laden o el núcleo directivo de Al Qaeda usaran bancos dentro de Afganistán”, indicaron los miembros de la Comisión.
La bomba colocada en octubre de 2002 en un bar en Bali, el explosivo del hotel Marriot en Yakarta en agosto de 2003 y el ataque contra el destructor de la marina USS Cole ocurrido en Yemen en septiembre de 2000 fueron realizados con fondos movidos a través del sistema informal hawala y de remesadores de dinero, afirmó Brisard.
Un cable diplomático publicado en febrero de 2010 por Wikileaks reveló que los diplomáticos estadounidenses decían que el financiamiento terrorista procedente de Arabia Saudita permanecía como “una preocupación seria”. Los funcionarios también indicaban que las donaciones privadas del reino árabe eran “la principal fuente de fondos para el Talibán”.
En junio de 2008 el departamento del tesoro estadounidense incluyó en su lista negra todas las agencias de la fundación islámica Al haramain, incluyendo su sede corporativa en Arabia Saudita, por soportar financieramente a Al Qaeda y a otras organizaciones terroristas.
Hablando ante el Senado estadounidense, el subsecretario de financiamiento del terrorismo, David Cohen, afirmó que las dificultades financieras que presenta el grupo terrorista se deben a los esfuerzos adelantados por estados unidos en el seguimiento del dinero que es enviado a la organización. La muerte de bin Laden “elimina a la persona que era, como mínimo, un símbolo útil para recaudar fondos”, explicó Cohen.




