Por Carla Valero/Juan Alejandro Baptista.

El Departamento Administrativo de Seguridad de Colombia (DAS) desarticuló una banda que utilizó empresas exportadoras de ganado para legitimar unos US$14.7 millones en sólo 3 meses, según informó el diario El Tiempo de Bogotá.


Según el reporte de las autoridades, Pedro José Ramírez Chávez, creó empresas de comercio exterior en el año 2005, mediante las cuales se procesaban reintegro de divisas por presuntas exportaciones de ganado a Venezuela, las cuales nunca se hicieron. Además, el DAS comprobó que el dinero era retirado mediante cheques girados a personas inexistentes con cédulas de identidad falsas, entre los que se encuentra Hernando Gómez Bustamante, alias “Rasguño”, el ex jefe del cartel del norte del Valle extraditado el año pasado a Estados Unidos.


“En desarrollo de las diligencias de allanamiento se encontraron documentos como facturas y vales en blanco, de supuestos proveedores de ganado por cifras elevadas, pero al realizar el cotejo de cédulas se confirmó que estas personas no existen “, afirmó el DAS.


Según informó el diario neogranadino, los reembolsos eran hechos por empresas de Estados Unidos cuya actividad comercial no era relacionada al negocio de las carnes o del ganado vacuno.


Metodología difícil de detectar


Tal como lo reseñamos en el trabajo previamente publicado en Lavadodinero.com el pasado mes de febrero (El lavado a través de los animales: un método poco conocido y difícil de detectar) la legitimación de capitales mediante animales presenta un gran reto para los organismos policiales y para los oficiales de cumplimiento bancario.


A pesar del desconocimiento general del tema, el método se da con cierta frecuencia, por lo menos en Colombia, según explica Luís Eduardo Daza, subdirector operativo de la UIAF.


“La técnica es bastante frecuente. En el caso de Colombia se presentan exportaciones de este tipo de animales y alguien del exterior envía las divisas por la compra, entonces, ¿cómo se justifica si eso vale el precio que dice o no? Si uno dice que exporta una tonelada de café, eso tiene un precio establecido en el mercado, pero si exporta una tonelada de embriones de caballo eso puede costar mucho más y quién lo va a cuestionar”.


Las características del lavado a través del negocio con animales son:


•    Permiten importantes variaciones en su precio, según su raza, origen, antecedentes genéticos, edad, etc. lo cual hace más difícil su control


•    Se intercambian animales que son “avaluados” por peritos expertos, lo que dificultan los controles aduaneros y los controles bancarios, ya que usualmente los oficiales de cumplimiento no tienen conocimiento de esta materia.


•    En algunos casos los animales se exportan, se reingresan clandestinamente y nuevamente se exportan (operaciones tipo “carrusel”).


Según Ricardo Alva, experto consultor antilavado en Panamá, el lavado de dinero y los animales se pueden relacionar de tres formas:


Una situación es la adquisición de animales valiosos para exhibición en las propiedades inmobiliarias de los delincuentes, sin una finalidad económica y con fondos procedentes del narcotráfico mayoritariamente. Es el caso de las casas o fincas de Pablo Escobar Gaviría y de Manuel A. Noriega, donde tenían pequeños zoológicos o algunos caballos para uso de los dueños.


Otra situación es cuando los delincuentes adquieren animales valiosos como parte de una actividad económica rentable, como es el caso de criaderos de caballos de paso, toros de lidia, fincas ganaderas, perros de raza o establecimientos para la venta de mascotas. No suele suceder que por su propia naturaleza estos establecimientos o negocios sean identificados como elementos de un esquema de blanqueo de capitales, sino más bien su identificación como tales y las medidas cautelares que se apliquen son parte de la abundancia de fondos de los “inversionistas” de dichos negocios.


Una tercera situación es cuando los delincuentes operan establecimientos de juegos a bases de animales como son los hipódromos, riñas de gallos, riñas de perros. Si estos operan legalmente, como sucede con los hipódromos, ya están sujetos a unas normas de diligencia debida por parte de los propios establecimientos de juego y por las autoridades de control, pero hay muchos países donde estas competiciones no están sujetas a supervisión alguna.