El viernes 30 de enero, el fiscal argentino Carlos Stornelli elevó al juez argentino Norberto Oyarbide una solicitud para ampliar la indagatoria al ex presidente argentino Carlos Menem por lavado de dinero y falsedad ideológica en documentos públicos cuando preste declaración el próximo 15 de febrero. Curiosamente, esa misma tarde el juez ya le había dado lugar a la solicitud. Oyarbide investiga al ex presidente argentino por lavado de dinero.
La medida judicial implica que el ex mandatario no sólo será procesado por una cuenta en Suiza que omitió declarar cuando asumió la presidencia, sino que se investigará sobre la existencia potencial de otros activos no declarados, y también si unas cincuenta personas, entre las que se incluye su actual esposa, Cecilia Bolocco, y antiguos colaboradores como Ramón Hernández y Alberto Kohan, actúan de testaferros.
Quedan bajo escrutinio también los más de 60 viajes al exterior –oficiales y privados-que realizó el ex secretario del presidente Ramón Hernández.
A mediados de febrero viajarán a Berna y Ginebra dos jueces argentinos, Norberto Oyarbide y Julio Speroni (quien investiga la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador durante el gobierno del ex presidente Menem), para reunirse con colegas y funcionarios suizos que podrían aportar datos sobre cuentas secretas presumiblemente vinculadas con casos de corrupción en Argentina. Entre otros, los magistrados se reunirán con la jueza de Ginebra Christine Junod, quien concentra en Suiza los expedientes relacionados al dinero de la corrupción de Argentina y recientemente anunció que la justicia suiza abría la investigación por lavado de dinero al ex presidente Menem.
Carlos Menem negó todas las acusaciones ante la prensa y arremetió contra Gustavo Béliz, el ministro del Interior de su país, al que trató de desequilibrado mental y acusó de persecución política. La furia depositada sobre el funcionario no es casual. Béliz no sólo es la voz cantante del gobierno argentino en las investigaciones sobre corrupción durante los años ’90, sino también quien destrabó las relaciones entre la justicia suiza y argentina, algo que puede alterar el sosiego con que Menem lleva su descanso septuagenario.
Desde los oficios de Béliz el ritmo de las acciones judiciales están al compás de Junod. Una pista en ese sentido es la premura con que el juez Oyarbide decidió ampliar la investigación sobre Carlos Menem, sólo 48 horas después que la jueza ginebrina anunciara el inicio de una investigación sobre lavado de dinero en territorio suizo por parte de Carlos Menem, en una causa independiente de las requisitorias argentinas, además de incorporarlo a un listado de PEPs (politically exposed person o persona expuesta políticamente).
Oyarbide también en su momento se había negado a iniciar el proceso que hoy lleva adelante contra Carlos Menem por falta de mérito, después que el ahora acusado confesara en una entrevista a la cadena de noticias CNN tener una cuenta en Suiza, algo que nunca había declarado al Estado argentino al ejercer como funcionario del Estado, tal como exige la legislación de ese país. Sólo la apelación del fiscal ante la Cámara Federal de Justicia y una orden de ésta permitió que el proceso siguiera su cause. A mediados de enero la justicia de Ginebra confirmó la existencia de la mencionada cuenta con un monto mayor a los US$600.000. Entonces el juez argentino trabó un embargo sobre los bienes de Menem por US$500.000.
Ese no es el único caso de basilación de la justicia argentina, A principios del año 2002, los procuradores federales argentinos Carlos Rivolo y Claudio Navas solicitaron que se tramitara el levantamiento del secreto bancario para investigar una cuenta del Procurador General Nicolás Becerra, en una causa ligada indirectamente a Carlos Menem. El pedido nunca salió de su país.
Las otras cuatro causas radicadas en Argentina que involucran al patrimonio de Carlos Menem, aunque no en calidad de procesado, también se venían desarrollando con mucha lentitud y algunas contradanzas.
El contrabando de armas a Ecuador y Croacia le significó estar en prisión preventiva durante 167 días con el cargo de jefe de una asociación ilícita, hasta que la Suprema Corte desestimó la carátula de la causa. El juez fue removido tras siete años de investigación y ahora está a cargo de un tercer juez.
También los folios de la investigación sobre el atentado terrorista a la AMIA, la mutual israelita de Buenos Aires, cuenta con su presencia desde que un testigo en la causa, Abolghasem Mesbahi (Testigo C), denunciara que Menem habría cobrado US$10 millones por parte del gobierno iraní para desviar la investigación.
Finalmente también se investiga si habría recibido parte de un supuesto negociado por medio de la licitación de la construcción de dos cárceles que tuvieron un presupuesto que duplica los valores de mercado según los investigadores.
En casi todos los casos, los jueces argentinos argumentan que los jueces suizos han sido más recelosos del secreto bancario de su país que proclives a responder los exhortos enviados a Berna. En Suiza admiten que Argentina es el país latinoamericano que más pedidos ha realizado (20 solicitudes vinculadas directa o indirectamente a Carlos Menem), pero se quejan de que los argentinos no han puesto demasiado empeño en hacer las cosas bien, enviando pedidos incompletos, o incorrectos, para el rastreo de información y en algunos casos aduciendo figuras penales inexistentes para la legislación suiza, como el caso de omisión maliciosa que carátula la causa seguida por Oyarbide.
Atendiendo los problemas surgidos y el nuevo marco de colaboración, los jueces suizos convocaron a sus colegas argentinos en pos de coordinar una metodología de trabajo. La demorada respuesta de los argentinos despertó una vez más las quejas de los magistrados ginebrinos.
Pero la velocidad de los trámites debería cambiar. Por un lado el gobierno argentino cuenta con los servicios profesionales del abogado Paolo Bernasconi, ex fiscal y especialista de renombre en delitos económicos. Por otro, el hecho de que Menem esté caratulado como PEP implica que el gobierno federal suizo controlará la acción de los jueces de su país y que estos están habilitados para remitir información que consideren pertinente, hacia sus colegas de manera independiente a los exhortos. De hecho, los jueces suizos manifiestan el interés reunirse con los argentinos para trasmitirle nueva información no documentada.
Los antecedentes en la materia generan optimismo en las autoridades de Buenos Aires. En su momento Suiza congeló y devolvió US$4,5 millones correspondientes a coimas del caso IBM – Banco Nación. Suiza también restituyó US$77 millones al gobierno peruano, derivadas del caso Montesinos invocando el Acta Federal de Asistencia Internacional en Materia Criminal.
También las investigaciones recientes han arrojado resultados. Además de la cuenta congelada de US$650.000 en la Unión de Bancos Suizos que Carlos Menem anunció a CNN y Suiza confirmó, se halló y congeló otra en el Banco Gotardo a nombre de la fundación Red Spark Foundation, con sede en Liechtenstein, vinculada con el secretario privado del ex mandatario argentino, Ramón Hernández, con más de US$ 6,7 millones en su haber. Finalmente, se congeló una cuenta de US$205.000 a nombre de Alberto Barrenechea, relacionado al caso de tráfico de armas.
Desde el entorno de Menem ponen paños fríos refiriéndose a que las investigaciones “llevan tres años y no se ha encontrado nada”, declaró Eduardo Menem, hermano de Carlos y senador argentino. Media mentira, media verdad: Cuentas se han encontrado, aunque la relación con el líder argentino de los años 90 no se ha establecido aún. Pero la investigación suiza sobre lavado de dinero por parte del ex mandatario argentino y más de 200 personas relacionadas ya lleva tres años y tres jueces. La investigación que hoy se anuncia por boca de Junod fue iniciada durante 2000 por el juez Jean Claude Wenger a raíz de una denuncia proveniente de dos bancos de su país. La causa fue seguida por el juez Paul Paurradin, más conocido como Pol Pot por su intransigencia en la lucha contra el crimen económico. Ahora es el turno de Junod. ¿La tercera será la definitiva?




