El financiamiento islámico genera un gran interés y se ve muy afectado debido una gran ignorancia alrededor del tema. Es una cuestión relativamente nueva para los mercados financieros del mundo occidental, donde la aceptación de sus métodos y principios sufrió un tremendo revés después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Los argumentos presentados en relación con el financiamiento del terrorismo y las finanzas islámicas a menudo incluyen el hawala, un sistema alternativo de remesas originado en el sur de Asia. Pero, de hecho, el hawala debería ser considerado separadamente de la creciente industria financiera islámica, la que mantiene una importante posición en el mundo bancario.
La confusión entre el hawala y la banca islámica es sólo uno de los conceptos erróneos que muchos enfrentan. A continuación, se describen algunos de los puntos básicos que pueden permitirles a los profesionales del sector financiero reemplazar los estereotipos creados con información real, para trabajar con este tipo de instituciones sin temor.
Introducción a la banca islámica
De acuerdo con los principios de la ley islámica, o Shariâ, los bancos islámicos rechazan las transacciones sobre las que se calculan intereses, dado que el dinero por sí mismo no puede generar dinero; y sólo es el producto del trabajo o del esfuerzo. Los clientes pueden, sin embargo, participar con el banco en varias inversiones, con ganancias (o pérdidas) que luego son distribuidas.
Dicho esto, de acuerdo con la Shariâ, los bancos islámicos deben evitar participar en productos o servicios no islámicos, como las apuestas, alcohol, cigarros, los que son conocidos como “Haram”. Los principios de la Shariâ no se contradicen con los estándares internacionales antilavado de dinero y contra el financiamiento del terrorismo y, generalmente, las instituciones islámicas en todo el mundo están sujetas a las mismas regulaciones y leyes que sus contrapartes no islámicas.
Además, las firmas islámicas no están más limitadas geográficamente a la región tradicional de Medio Oriente, África y Asia-Pacífico, y se están trasladando a los mercados financieros occidentales a fin de satisfacer la demanda que existe en esos lugares de sus productos y servicios.
Gran Bretaña, por ejemplo, tiene varias compañías autorizadas para ofrecer hipotecas de acuerdo con la Shariâ, fondos de inversión islámicos autorizados por la Autoridad de Servicios Financieros del Reino Unido, y el primer banco islámico con sede en el Reino Unido, el Islamic Bank de Bretaña, autorizado en agosto de 2004.
Riesgos de lavado de dinero y financiamiento del terrorismo
Dado que las organizaciones sin fines de lucro se han colocado a la vanguardia como posibles conductos del financiamiento del terrorismo, cualquier institución que desee realizar negocios con un banco islámico debería observar cómo se maneja el banco con las organizaciones de caridad y se asegura el cumplimiento de las leyes y regulaciones vigentes.
Sin embargo, las firmas islámicas, por su naturaleza, es menos posible que participen en actividades de lavado de dinero y otros delitos, si están bien reguladas y supervisadas, por supuesto.
El lavado de dinero y otras actividades criminales no están en línea con la Shariâ. Los bancos islámicos no pueden asumir actividades que sean dañinas para la sociedad y sus valores morales. Aún sin estar presionados por reguladores antilavado externos, algunas compañías islámicas insisten en que los clientes dan a conocer el origen de sus fondos a fin de asegurarse de que los mismos no derivan de fuentes que no cumplen con la Shariâ.
Acostumbrados a conocer a sus clientes
Muchas de las relaciones en las finanzas islámicas son de largo plazo y muchas de las relaciones bancarias islámicas son generalmente realizadas de acuerdo con contratos, con los términos y detalles de transacciones expresamente establecidos en el convenio. Además, las instituciones mismas son con frecuencia parte en dichas transacciones.
De manera que para tener en cuenta sus propios aspectos religiosos y financieros, las instituciones islámicas están obligadas a “conocer a sus clientes”, comprender los negocios de sus clientes en detalle y vigilar de cerca a las operaciones, todo lo cual en teoría reduce el riesgo de que actividades de lavado de dinero y financiamiento del terrorismo se realicen sin ser detectadas.
Las firmas islámicas pueden estar tan bien o mal reguladas como las instituciones no islámicas.Una compañía debe ser juzgada por la jurisdicción y la fortaleza del marco legal y de las regulaciones desde el cual opera. Esto significa: “Conocer a su Firma Islámica”, como a su cliente o socio de acuerdo con las 40+9 recomendaciones del Grupo de Acción Financiera.
En resumen: las firmas financieras islámicas no conllevan riesgos adicionales de lavado de dinero o financiamiento del terrorismo que aquellos asumidos por sus contrapartes no islámicas.
–Marc Hambach, CAMS, es abogado y gerente senior del Departamento de Supervisión de la Autoridad de Servicios Financieros de Dubai (DFSA), ente regulador independiente ubicado en el Nuevo Centro Financiero Internacional de Duba (DIFC). Fue orador en la 10ma. Conferencia Internacional sobre Lavado de Dinero organizada por Money Laundering Alert, que se realizó en Florida entre el 2 y 4 de marzo de 2005.




