Por Colby Adams.
Miles de centros cambiarios poco regulados de México son sospechosos de estar legitimando dinero procedente de los carteles del narcotráfico, según advierten algunos analistas y ex funcionarios mexicanos.
El uso de los centros cambiarios locales es una consecuencia de las acciones tomadas por el gobierno mexicano en contra de las casas de cambio y de las restricciones aplicadas por bancos estadounidenses que les han cerrado las cuentas de corresponsalía, luego de que el Wachovia Bank fuese multado por US$ 160 millones en marzo de 2010 por fallas en el monitoreo de US$ 420.000 millones en transacciones sospechosas relacionadas a las casas de cambio.
Solo nueve casas de cambio operan actualmente en México, mientras que en diciembre de 2007 había 25, de acuerdo a los informes del Departamento de Estado. Pero con esta caída, hay evidencia de que sugiere que los carteles mexicanos han cambiado sus operaciones de lavado de dinero para algunos de los 4.000 centros cambiarios que operan a lo largo de México, dijo Kevin Tyrel, jefe de sección de la Unidad de Ilícitos Financieros del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
Por su parte, Alberto Ávila, ex asesor de la Comisión Nacional de Bancos y Valores de México, señala que la revisión doméstica e internacional sobre las casas de cambio luego del caso de Wachovia ha orientado el dinero legítimo y el ilegal hacia los centros cambiarios.
A diferencia de las casas de cambio –que son licenciados por el gobierno mexicano y con frecuencia dependen de los bancos de EE.UU. para los servicios de compensación en dólares- los centros cambiarios usualmente tienen pequeñas operaciones en farmacias locales y mercados operados por sus dueños, y no pueden realizar transferencias cablegráficas que superen los SU$ 10.000 al día por cada cliente.
De cualquier forma, los centros cambiarios deben registrarse con el Servicio de Administración Tributaria de México (SAT), establecer programas antilavado de dinero que incluyan el reporte de operaciones sospechosas, designar a un oficial de cumplimiento y aplicar procedimientos de conozca a su cliente.
El castigo para los centros cambiarios capturados utilizando sus cuentas bancarias para lavar dinero “por lo general tiende a ser una acción administrativa o una multa civil, en lugar de enjuiciamiento criminal“, dijo Ávila, quien agregó que el sistema es un elemento de disuasión contra el débil comportamiento.
“Designados” y sin registro
El hecho de que muchos centros cambiarios decidan no registrarse con el SAT constituye un desafío “casi insuperable” para los reguladores mexicanos, afirma Salvador Mejía, un ex director de procesos legal del SAT.
Solo 18.000 de los 160.000 negocios de servicios monetarios de Estados Unidos se han registrado con el Departamento del tesoro, según una estimación hecha por la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO por sus iniciales en inglés) en el año 2006. El mismo informe indica que menos de 500 agentes del IRS monitorean este tipo de negocio.
Por su parte, el Grupo de Acción Financiera (GAFI) reportó en octubre de 2008 que de los 4.380 remesadores de dinero y centros cambiarios que hay en México, solo 3.069 están registrados y solo el 40% han sido sometidos a una supervisión de cumplimiento antilavado por parte del SAT.
“Tenemos que curarnos de la ilusión de que los registrados son a prueba de balas contra las operaciones de lavado de dinero”, recomendó Mejía, quien agregó que “un programa ALD puede ser muy costoso y los centros que quieren cumplir a veces no hacen más de lo mínimo exigido para registrarse”.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC por su sigla en inglés) ha incluido a varios centros cambiarios en su lista de “Traficantes de Drogas Especialmente Designados” por legitimar ganacias procedentes de la venta de narcóticos.
En mayo de 2009, Consultoría de Cambios Falcon S.A., de México fue designada junto con otras 14 empresas relacionadas al cartel de Bermúdez Suaza. El Centro Cambiario Tino, ubicado en Tijuana, fue designado por OFAC en enero de 2005 junto a otros 39 negocios por lavar dinero procedente de la venta de drogas.
En enero de 2010 un juez mexicano acusó a 6 centros cambiarios de Culiacan y Tijuana de blanquear dinero de los carteles a través de sus cuentas en Banco Santander, Citigroup y HSBC, según un reporte de la agencia Bloomberg.
“Nosotros le recomendamos a las instituciones bancarias con las que trabajamos rechazar cualquier relación comercial con negocios mexicanos que estén involucrados con centros cambiarios”, precisó Jorge Guerrero, un experto de la consultora antilavado Optima Compass Group (Texas).
Los cambiadores usualmente trabajan en cooperación con las casas de cambio para lavar dinero de Narcotráfico, y mezclan el dinero de las operaciones de cambio con el efectivo de los negocios con los cuales comparten su sede, ocultando así el alcance de su servicio cambiario, explicó Guerrero.
Mediadas del Scotia
“A finales de 2007, comenzamos a notar que a pesar de que el número de cuentas de centros cambiarios que teníamos era el mismo, el volumen de efectivo se incrementó dramáticamente, lo cual se correspondía con el caso del Wachovia Bank mientras se centraba la atención sobre las casas de cambio”, dijo Ron King, jefe antilavado del Scotia Bank, empresa que tiene 660 agencias en México. King informó que el banco está exigiendo una auditoría independiente para determinar si cumplen con las leyes mexicanas.
“Empezamos dividiendo el efectivo depositado diariamente (por los centros cambiarios) por el número de cajeros que tenían en las agencias y el monto empezaba sobre los US$ 25.000 por cajero, en empresas que usualmente cambiaban un máximo de US$ 300 para trabajadores mexicanos que trasladaban el dinero a través de la frontera”, precisó King. “Ellos no pasaron nuestro examen de racionalidad”.
Scotia Bank cortó los servicios bancarios para los centros cambiarios en la segunda mitad de 2010, luego de que entraran en vigencia las medidas ALD aplicadas por el presidente mexicano, Felipe Calderón, para controlar el flujo y la cantidad de dinero en efectivo que podía ser depositado en la banca.




