Por Gonzalo Vila
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Así lo comprobaron tres residentes de Miami que durante más de una década se dedicaron a lavar dinero de droga vendida en Estados Unidos por medio de exportaciones de productos de todo tipo a Surinam.
El juez federal en Estados Unidos Cecilia M. Altonaga declaró culpables a Madjied Ali Samsoedien, Nancy Karrsenhout – ciudadanos de Surinam- y Angel Soler – de EE.UU.- de utilizar un negocio de importación y exportación para lavar dinero producto de la venta de éctasis.
Los acusados utilizaban el dinero producto de la venta de droga para comprar productos en EE.UU. que luego eran exportados a Surinam. Samsoedien y Karrsenhout vendían los productos a negociantes legítimos en Surinam y utilizaban el dinero para pagar a los proveedores de la droga, no sin antes obtener grandes ganancias.
Un método en ascenso
“Vemos que los lavadores están cada vez más utilizando técnicas que involucran el comercio internacional para el lavado de dinero. Estamos ahora mismo estudiando un caso que podría involucrar el comercio formal de exportación de carne para el lavado de dinero”, explicó Federico Cabral, director de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.
“Muchas veces el lavado se maquilla bastante bien en el sector de la exportación formal. La etapa de la integración es la más difícil porque es el momento en que se mezcla el dinero sucio con la actividad o dinero lícito, y es mucho más fácil utilizar el comercio internacional en los países con economías donde se utiliza mucho el efectivo”, agregó Cabral.
Roles bien definidos
El trío era parte de una organización que ingresó millones de tabletas de éctasis desde Surinam y Holanda a Florida entre finales de la década pasada y mediados de 2001, según las acusaciones en sus contra. La droga era transportada por mulas, que ingresaban por el aeropuerto internacional de Miami.
El rol del grupo era lavar el efectivo producto de la venta de la droga. Soler recolectaba el efectivo de las calles y se lo pasaba a Samsoedien y Karrsenhout, que estaban encargados de pagar sus proveedores en Surinam.
Un negocio fructifero
Desde comienzos de la década de 1990, Samsoedien y Karrsenhout, una pareja de Surinam, manejaban la compañía Liberty Imports con sede en Miami, que se especializaba en exportar bienes de consumo para ser revendidos en Surinam.
Entre mediados de 2000 y de 2002, Karrsenhout y Samsoedien giraron desde Surinam más de US$2 millones de dinero sucio hacia cuentas bancarias de A&L Export-Import pertenecientes a Soler en Miami, quien luego movía el dinero según indicaciones de la pareja.
Soler firmó una serie de cheques de la cuenta A&L Export-Import y también realizó depósitos en varias cuentas que el controlaba. Fue muy cuidadoso de mantener cada una de estas transacciones por debajo del límite de US$10.000 para evitar que las instituciones financieras presentaran informes de transacciones en efectivo, y fue condenado por estructuración.
Entre noviembre de 2000 y junio de 2002, Soler emitió casi US$800.000 en cheques para que los cobrara un comprador de Liberty Import compañía . Esta persona luego utilizaría el efectivo para comprar más productos para exportar a Surinam para que Samsoedien y Karrsenhout los revendan. Todos los cheques eran en montos inferiores a los US$10.000.
Según la acusación, Soler realizó casi 20 depósitos en efectivo en una cuenta que mantenía el banco Union Planters Bank que muestran una clara intención de estructuración. Depositó más de US$100.000 en la misma cuenta del banco—1050000110— en el período de un año en montos que nunca sobrepasaron los US$10.000 pero que muchas veces superaban los US$9.000.
La evidencia que presentó la fiscalía muestra que Soler recibió grandes cantidades de dinero sucio en varias formas—incluyendo efectivo de los vendedores de droga de la calle y giros de Samsoedien en Surinam
El procurador federal de Miami Alexander Acosta señaló en un comunicado de prensa la importancia de combatir vigorosamente los delincuentes que infectan el flujo del comercio con los dineros del narcotráfico.
Los tres serán sentenciados recién en agosto y el gobierno ya ha confiscado US$2,7 millones.




