Los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) iniciaron este martes un proceso para exhortar a los gobiernos y a las ligas profesionales a iniciar un proceso de depuración en contra del fraude y las apuestas ilegales en las actividades deportivas.
El presidente del COI, Jacques Rogge, calificó al arreglo fraudulento de los partidos y al posterior lavado del dinero generado por estos acuerdos ilícitos como un problema comparable al del dopaje en el deporte.
“Necesitamos una amplia coordinación con los gobiernos”, expresó Rogge, quien agregó que “estas mafias hacen apuestas luego de arreglar los resultados de un partido”, lo cual genera miles de millones de dólares que luego son legitimados. En las regiones destacadas como las más afectadas por estos problemas, figuran Europa Oriental y Asia.
Rogge alertó que “tarde o temprano esto puede ocurrir en los Juegos Olímpicos”, por lo cual convocó a una reunión internacional, a la que fueron invitados representantes gubernamentales, líderes políticos, operadores de apuestas legales y miembros de la Interpol.
Pero las apuestas ilegales y los resultados fraudulentos no son los únicos delitos asociados al deporte en el mundo. El Grupo de Acción Financiera (GAFI) emitió en 2009 un informe titulado “Lavado de Dinero a Través del Sector del Fútbol”, el cual indica que si se quiere revisar la situación del blanqueo de dinero a través del deporte, el fútbol es el mejor candidato, ya que es el deporte más jugado en el mundo, donde hay unos 38 millones de jugadores titulados y 5 millones de árbitros.
Ya en los años 80 empezaron en Colombia las denuncias sobre la penetración del narcotráfico en el sector del fútbol profesional, donde los delincuentes usan a los equipos para legitimar ganancias procedentes de la venta de drogas.
A mediados del año 2007, el fiscal general, Mario Iguarán, explicó que “en principio no hay razón para atribuirle responsabilidad penal a los jugadores (…) las operaciones que se prestan para lavado de activos son casos de traspasos, de ventas, de préstamos de los jugadores”.
Cuando la Fiscalía profundizó en las investigaciones de los libros de contabilidad del Deportivo Pereira, descubrió que algunas personas de Cali y Medellín que aparecían como inversionistas del equipo residían en un barrio humilde y no poseían ninguna propiedad.
En Argentina también han tomado medidas contra el fútbol. En el año 2007, el gobierno argentino, a través de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) instauró un sistema para controlar los traspasos de los futbolistas argentinos a clubes extranjeros llamado “régimen informativo de fútbol profesional”.
Un caso muy sonado fue el del jugador argentino Carlos Tévez, quien pasó del club Boca Juniors al Corinthians de Sao Paulo, en la que fue una de las transferencias de deportistas más caras de la historia con un valor cercano a los US$ 20 millones. En la operación no se determinó el pago por el Impuesto de las Ganancias obtenidas y cuando las autoridades reclamaron la justificación de los ingresos, la entidad deportiva alegó que el jugador había donado un monto importante a la categoría juvenil del club, operación que es muy difícil de fiscalizar. Uno de los empresarios involucrados en la negociación fue el iraquí Kia Joorabchian, quien fue acusado por el gobierno brasileño de tener contactos con la mafia rusa.
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