Por Rachael Lee Coleman
[email protected]

El abogado de Los Angeles Richard Purtich y el oftalmólogo Steven Cooperman tienen una larga y lucrativa historia juntos; una que los fiscales de EE.UU. alegan los llevó a los ardides de lavado de dinero de Milberg Weiss Bershad & Schulman, la firma de abogados de Nueva York conocida por sus multimillonarias demandas judiciales colectivas.

En 1992, Cooperman simuló el robo de dos pinturas de Picasso y Monet de su casa en Brentwood y contrató a Purtich para demandar a su compañía de seguros cuando ésta rechazó su reclamo fraudulento. Cooperman ganó US$17,5 millones.


El dúo continuó su sociedad durante siete años y, en ese momento, Purtich lavó pagos que Milberg Weiss había pagado a Cooperman por actuar como demandante en 70 demandas judiciales colectivas por fraude de valores, el mayor negocio de la firma, que ganaba US$45 mil millones para los inversores.


La relación entre Purtich, Cooperman y Milberg Weiss se desmoronó en 1999 cuando Cooperman fue declarado culpable de fraude en seguros y lavado de dinero por el caso de estafa con obras de arte de 1992 – el caso que finalmente desbarató un complejo ardid de sobornos y terminó en la condena de Milberg Weiss por haber realizado pagos a los demandantes judiciales en más de 150 juicios colectivos.


A fin de mayo, un gran jurado federal en Los Ángeles acusó a Milberg Weiss, y sus socios David Bershad y Steven Schulman, y a los demandantes Seymour Lazar y Paul Selzer (un abogado que había ayudado a Lazar a lavar dinero por su participación en el escándalo) de conspiración, conspiración de chantaje organizado, obstrucción, fraude postal, lavado de dinero, conspiración para lavar dinero y ocultamiento de lavado de dinero.  Tres de los socios de la firma de abogados aún se encuentran bajo investigación. 


Purtich se declaró culpable de delitos impositivos unos días después y admitió que él y sus firmas de abogados intencionalmente movilizaron US$3,5 millones de los pagos de Milberg Weiss a Cooperman.

“No tenemos otra opción que acusar a Milberg Weiss porque la firma de abogados no aceptó nuestro pedido de documentos”, dijo la Fiscal Federal Debra Wong Yang.


“Esto no ha terminado”, dijo. “Éste es uno de esos casos con muchos tentáculos”.


Cómo funcionó


Los “demandantes” compraban acciones de compañías que esperaban que disminuyan en valor para presentarse como demandantes en acciones judiciales colectivas y obtenían pagos de Milberg Weiss.

El plan elaborado de Milberg Weiss lo ayudó a ganar prestigio como asesor legal – y US$216 millones por honorarios legales – presentando demandas judiciales antes que cualquier otro.


“Para que una firma de abogados participe en un caso, debe representar a un accionista”, dijo Greg Baldwin, socio de la firma de abogados Holland & Knight en Miami. “Ellos pueden esperar que alguien más venga a ellos o pueden tener gente esperando mientras investigan y presentan la demanda judicial casi en el mismo momento en que el valor de la acción cae.  Les da una ventaja”.


Estos casos dañaron tanto a las compañías que cotizaban en bolsa que el Congreso aprobó la Ley de Reforma de Litigios en Valores Privados en 1995, prohibiendo a los demandantes presentar demandas judiciales si los mismos habían adquirido las acciones con el solo fin de presentarse a la demanda o si habían aceptado pagos por presentarse a la demanda. 


Limpiadores de California


El acuerdo de Cooperman, según demuestra el expediente judicial, funcionaba así:
Bershad de Milberg Weiss entregó al menos 40 cheques a la firma de Purtich, – King Purtich and Morrice – que cambió su nombre tres veces en menos de cinco años – por la porción de honorarios legales de Cooperman desde 1992 hasta 1996.


Las cartas de Bershad que acompañaban a los mismos falsamente describían a los cheques como “porcentajes de honorarios conjuntos establecidos a favor de nuestras firmas y como su porción en el honorario obtenido” en una cantidad de demandas en las que ni Purtich ni sus firmas habían participado.  Otras cartas describían a los fondos como “honorarios por referencias” o como “representativos de su compensación por su trabajo y responsabilidad en nuestro último emprendimiento”. 


“Purtich admite que él y sus firmas de abogados nunca efectuaron ninguna referencia, ni realizaron ningún trabajo ni hicieron nada más para ganar esos pagos de Milberg Weiss”, según los registros judiciales.


Purtich depositaba los cheques en las cuentas de la firma y destinaba la mayor parte de los fondos al pago de honorarios legales de Cooperman de otros casos – US$4,7 millones acumulados en cinco años.  La firma de Purtich, que tenía total conocimiento del ardid, pagó a Purtich “bonificaciones” por los US$475.000 remanentes. Él, a su vez, entregó cuatro cheques personales descriptos falsamente como “préstamos” a Cooperman.


Bajo este acuerdo con Cooperman, Purtich, quien era editor de la Revista de Derecho de la Universidad de California en Los Angeles en 1977, reportó las ganancias al Servicio de Rentas Internas como propias, aunque en realidad las mismas correspondían a Cooperman.


Maniobras de dinero


Sin embargo, Cooperman era solo uno de los jugadores en la estratagema de Milberg Weiss.


De acuerdo con el expediente judicial, Lazar, que compra y vende acciones y bienes raíces en California, su esposa, hijo, hija y suegra han actuado como demandantes judiciales en 70 demandas contra compañías tales como Standard Oil/British Petroleum, United Airlines, Lockheed y Denny’s.  A su vez, Milberg Weiss, les pagó US$2,4 millones en concepto de “retornos” a través de seis abogados intermediarios, incluido Selzer, desde1981 al 2004.


En una ocasión, Lazar hizo que la firma de abogados de Selzer de Palm Springs facturara a Milberg Weiss la suma de US$54.000 por sus servicios en la demanda judicial conjunta Arcata.  Milberg Weiss envió por correo un cheque a Selzer, quien luego depositó US$27.000 en la cuenta de fideicomiso de la esposa de Lazar y pagó el remanente de los fondos a otras firmas de abogados y agrimensoras.


Lazar instruyó a los abogados intermediarios para que aplicaran los pagos a los honorarios legales y gastos que él adeudaba por sus propiedades inmuebles y asuntos personales, trabajos en bienes raíces, honorarios por cotizaciones y permisos, contribuciones políticas en su nombre, e inversiones para Lazar y su hijo.


La Oficina del Fiscal Federal presentó los cargos solo unas pocas semanas después de que Howard Vogel, un corredor de hipotecas comerciales en bienes raíces, se declarara culpable de perjurio para ocultar su arreglo secreto con Milberg Weiss sobre los “retornos”.  Bajo este acuerdo de culpabilidad, Vogel prestó acuerdo a la confiscación de US$2,2 millones a favor del Departamento de Justicia y para cooperar con la investigación que está realizando el gobierno. 


La firma pagó a Vogel, su esposa e hijastro la suma de US$2,5 millones a través de dos abogados intermediarios en Denver y Nueva York para que actuaran como demandantes judiciales en alrededor de 40 demandas desde 1991 al 2005.


Vogel adquirió 50 acciones del capital de Oxford Health Plans en octubre de 1997 solamente para presentar una demanda colectiva por fraude con valores contra la compañía, de acuerdo con los documentos judiciales.  La firma de abogados presentó la demanda judicial dos semanas después teniendo a Vogel como el primer demandante y, en junio de 1998, ganó US$40 millones en concepto de honorarios legales, que debieron ser pagados por Oxford Health Plans. Vogel recibió más de US$1 millón de esos fondos.


Milberg Weiss no devolvió nuestros llamados.  Sin embargo, en una declaración presentada, la firma dijo que “enoja particularmente el hecho de que los fiscales hayan decidido acusar a la firma”, y planea “defenderla vigorosamente frente a esos cargos”.


Las supuestas fechorías de los abogados son del tipo que los legisladores utilizan para sustentar a las nuevas leyes sobre lavado de dinero que obligan a los porteros de la industria financiera a reportar actividades sospechosas a las autoridades de control.  Mientras que los porteros están regulados en Europa, los abogados de EE.UU. han eludido el mismo destino en casa, argumentando que el obligar a los abogados a actuar como agentes gubernamentales erosiona pilares jurídicos como la confidencialidad abogado-cliente, el derecho a tener un abogado y el derecho a un juicio justo. 


“El caso se refiere a la protección de la integridad del sistema judicial en EE.UU”, dijo Wong Yang.  “Los abogados de demandas judiciales colectivas y los acusados mencionados ocupan posiciones de confianza en las que asumen su responsabilidad por decir la verdad y dar a conocer toda la información importante al tribunal.  Esta acusación sostiene una violación integral de esta responsabilidad”.