Por Juan Carlos Esquivel
Se calcula que unos 75.000 turistas de los 1.5 millones que Costa Rica recibe al año, termina invirtiendo en bienes raíces en el país, sea en terrenos vacíos o condominios, provocando un fuerte ingreso de divisas. Pero debido al estado de las regulaciones en el país, todas estas transacciones se realizan casi ningún control por parte de las autoridades.
En la mayoría de estas transacciones participan notarios costarricenses y Agencias de Bienes Raíces. Pero lo llamativo es que en Costa Rica, cualquier extranjero que ni siquiera hable la lengua española, puede actuar como corredor de bienes inmuebles.
En la actualidad, Costa Rica no requiere a los agentes de bienes raices ninguna licencia, no existen regulaciones que los supervisen, no tienen que registrarse en ninguna institución y reciben en promedio entre el 5 y 6 por ciento del valor de la venta neta.
Por ejemplo, esos agentes reciben US$6,000 dólares por cada cien mil dólares de venta. En el caso de los terrenos en las playas cuyo precio oscila entre los US$100 y los US$1000 el metro cuadrado, los precios de las propiedades pueden llegar a los millones de dólares. De esta manera, los agentes de bienes raices pueden recibir decenas de miles de dólares en comisiones por una venta y no pagar impuestos por la misma.
Además, depositan el dinero en cuentas en el sistema bancario costarricense y no se les solicita justificar su procedencia si es depositado en cheque ó similares. Es decir, el mayor problema es que estos depósitos se realizan sin control gubernamental ya que los bancos requieren, para efectos de la Ley de Lavado de Dinero, que se llene la fórmula que indica de dónde provienen los fondos únicamente a las transacciones en efectivo que superen los US$10,000.
Un trabajo apto para extranjeros
Un extranjero, sin cédula ó residencia en el país, trabajando en “la calle” vendiendo propiedades por ese medio y también por Internet, recibe comisión por un inmueble que en muchos casos no saben siquiera dónde esta ubicado.
Al no estar su situación migratoria debidamente legalizada, muchos de estos agentes en la realidad son turistas que entran y salen del país cada tres meses para mantener su status migratorio, y se dedican a trabajar en las zonas costeras por un promedio de dos a tres años. Algunos permanecerán allí simplemente hasta que el Gobierno se los permita.
Para abrir una cuenta corriente en Costa Rica o los bancos offshore de dichas entidades, lo único que se les requiere es un “recibo de luz ó teléfono” que sirva para indicar el “lugar de residencia”- lo cual puede ser una casa alquilada, un apartamento, o la oficina de sus abogados -; y una carta de recomendación de alguien que tenga cuenta en el banco.
En general, el proceso de conozca a su cliente se limita a la conversación inicial y luego no existe seguimiento ni por la entidad bancaria que abre la cuenta, ni por una entidad gubernamental.




