La lucha antilavado de dinero en los Estados Unidos ha estado muy activa durante los últimos días, cuando abogados, políticos y grandes empresas han sido señalados por las autoridades.
Dos casos de lavado de dinero que involucran a prestigiosos políticos han sido titulares esta semana. UN fiscal federal presentó cargos de lavado de dinero y varios tipos de fraude contra el concejal de Nueva York, Larry Seabrook.
La fiscalía asegura que Seabrook aceptó US$50.000 en sobornos por ayudar a un fabricante ubicado en el Bronx a ganar un contrato con el New York Yankees Stadium. También se le acusa de tomar fraudulentamente US$1 millón de los fondos de la alcaldía de Nueva York y dárselos a su novia.
El jueves pasado, el juez del distrito Carl Barbier sentenció al senador del estado de Louisiana, Derrick Shepherd, a 37 meses de prisión por el cargo de conspiración para lavar dinero, según reportó la agencia de noticias Associated Press. El senador se declaró culpable en octubre de 2008 al admitir que ayudo a un corredor de bonos sin licencia a lavar dinero procedente de una estafa de seguros ilegales.
En otro caso, el prestigioso empresario de concesionarios de vehículos de Minnesota, Denny Hecker, fue acusado por la fiscalía de transferencia fraudulenta y legitimación de capitales como parte de una estafa comercial cometida contra el prestamista Chrysler Financial Services por más de US$10 millones mediante el uso de documentación falsa.
Hecker y su colega Steve Joseph Leach introdujeron documentos falsos a Chrysler para obtener US$80 millones en financiamiento, según indican los documentos de la corte federal.
En el Sur de Florida, Stuart Rosenfeldt y Steve Lippman -ex socios del abogado Scott Rothstein, quien fue sentenciado por lavado de dinero y estafa Ponzi- están siendo demandados por un grupo de abogados de bancarrota, que los acusa de haber movido sospechosamente US$18 millones en préstamos sospechosos a terceras partes, según un artículo publicado en el periódico Miami Herald el pasado 12 de febrero. En enero, Rothstein se declaró culpable de haber estafado a los inversionistas por US$1.200 millones.




