(Nota del Editor: El siguiente artículo será publicado en el número aniversario de octubre de Money Laundering Alert, recordando el vigésimo aniversario de la Ley de Control de Lavado de Dinero y el quinto aniversario de la Ley USA Patriot.)

Por Charles A. Intriago,
Director, moneylaundering.com and Money Laundering Alert


Era 1989 y yo estaba aburrido.  El ejercicio de la abogacía, incluso en una firma legal prestigiosa representando a acaudalados clientes en sus disputas de negocios y en sus transacciones comerciales, no era mi trabajo ideal. Había estado más contento y más gratificado en mis tres cargos gubernamentales, como asesor legal en jefe de un subcomité de supervisión de la Cámara de Representantes de los EE.UU., como asesor legal especializado sobre el crimen organizado del ex gobernador de la Florida Reubin Askew, y como Asistente del Fiscal Federal en el Distrito Sur de la Florida, enjuiciando a defraudadores, traficantes y políticos corruptos.


En el medio de mi melancolía y descontento rezaba por una salida del ejercicio del derecho, reconociendo que los abogados, en general, no están bien preparados para hacer cualquier otra cosa.  No me interesaba la docencia ni entregar pizzas o vender zapatos.


Entonces tuve un afortunado momento inspirado por dos amigos.  Uno, un agente retirado de la CIA dijo que veía una oportunidad en realizar trabajos de consultoría con bancos sobre cómo evitar los problemas de lavado de dinero como los del Bank of Credit and Commerce International, institución más conocida como BCCI, que dominó los titulares de las noticias en aquellos días, por su ilegalidad y lavado de dinero sucio de muchas clases.


Al mismo tiempo, otro amigo en Washington me dijo que se estaba jubilando y estaba pensando en lanzar un boletín sobre temas de América Latina.


Nace la idea


Le dije a mis amigos que no estaba interesado en participar de sus proyectos pero comencé a pensar en la combinación del lavado de dinero y el boletín. Le pedí a algunos amigos en el Congresos que me enviaran las últimas leyes y regulaciones referidas al relativamente nuevo concepto del “lavado de dinero” y la Ley de Secreto Bancario, con la que estaba poco familiarizado. (Entonces no había pdf, con lo que había que enviarlo por correo normal.)


Las leyes, regulaciones y los informes del comité abrieron mis ojos.  Leí acerca de las enormes sanciones y las normas estrictas que el Congreso había ordenado para los casos de infracciones.  Me informé sobre las acciones por sanciones monetarias que el Departamento del Tesoro de EE.UU. ya había tomado contra unos pocos bancos y, conociendo al Congreso como lo conozco, sabía que las cosas seguirían calentándose en el futuro.  Éste es un sujeto con piernas, concluí.  El lavado de dinero era un tema que se expandía.  No encontré ninguna publicación ni periódicos en la materia y concluí que un boletín sobre este tema podría ser una buena idea.


Antes de dejar lo seguro (un trabajo bien pago en una firma legal) le pedí a una firma investigadora de mercado muy respetada en Washington, D.C. que realizara una encuesta nacional con la pregunta “¿Hay mercado para un boletín mensual, llamado Money Laundering Alert, que informe sobre noticias, requisitos legales y acciones regulatorias y acontecimientos internacionales en el campo del lavado de dinero? Autoricé a la firma a insertar un billete nuevo de un dólar en cada una de las encuestas enviadas por correo con el fin de alentar la respuesta, una movida que me costó otros US$3.000.


”Conserva tu trabajo”


Los resultados de la encuesta no podrían haber sido más desalentadores.  El extenso informe de la consultora, que estaba lleno de tablas estadísticas, análisis, cuadros, preguntas y respuestas, me dieron la terrible noticia de que “El nivel general de interés en el tema es muy bajo”.  Para empeorar las cosas, el informe me advertía que “nuestros análisis de precios son consistentes con el bajo nivel de interés en el tema”, queriendo decir que si yo estaba lo suficientemente loco como para ignorar su consejo y lanzar la publicación del boletín, sería necesario que fuera con un precio muy bajo porque la consultora no había encontrado “elasticidad del precio”.  En una palabra, mi idea estaba condenada al fracaso.


Con un estado de ánimo casi pesimista, medité las conclusiones de la onerosa investigación y concluí en que estaban equivocados.  Ignoré su recomendación, publiqué Money Laundering Alert y tomé el riesgo.


Llegué a la conclusión de que la investigación de mercado estaba equivocada.  Tenía confianza en que había tropezado con una idea con gran futuro.  Partí del simple hecho que había sido palpable desde mis tres cargos gubernamentales, que más del 95 por ciento de todos los delitos en el mundo eran motivados por dinero o ganancias.  En razón de ello, la ley de lavado de dinero en los Estados Unidos que había iniciado el camino en 1986 tenía un sentido evidente y pronto sería imitada por otras naciones, pensé. 


También, preví que la lógica de perseguir la principal motivación del delito se convertiría en un asunto internacional y que el gobierno de los Estados Unidos, siguiendo la tendencia general, promovería el dictado de leyes y controles del lavado de dinero en todos los países, especialmente en aquellos que eran centros de tráfico de drogas.


Como lo predije, tres meses después, el Grupo de las Siete Naciones Industrializadas, reunido en Paris para su cumbre económica anual, anunció la creación del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), que rápidamente publicó sus 40 Recomendaciones sobre Lavado de Dinero y continúan siendo hoy el principal catalizador de controles de lavado de dinero más estrictos en todo el mundo. 


Primera suscripción


Estoy orgullos del pago que recibí por la primer suscripción, del Citicorp, que aún hoy continúa suscripto.  Llegó antes incluso que el boletín fuera publicado.  Todavía conservo una copia del cheque por US$245.


El 27 de octubre de 1989, hice el lanzamiento de Money Laundering Alert en un coloquio en Miami organizado por la Universidad de Miami.  En una pequeña mesa que me facilitaron, entregué el primer número a todo aquél que lo aceptara, junto con un formulario de suscripción, esperando que las suscripciones llegaran en cantidades.


No llegaron más hasta que tuve la suerte de figurar en un artículo bien visible en The Wall Street Journal con el título, “Si esta publicación es un éxito, esperen que luego aparezca “Fraude Semanal”.


No estaba preparado.  El artículo originó un aluvión de cobertura de los medios internacionales, incluyendo los principales servicios de cable, y una entrevista en CNN.  El Financial Times denominó a Money Laundering Alert “una de las ideas editoriales más originales en años”, y la gente comenzó a enterarse de su existencia.  Comenzaron a llegar a montones los pedidos de suscripción.  No me importaba que algunos de los formularios eran en idiomas que no podía entender.  Solo me importaba que Money Laundering Alert había dado en el blanco y que los medios estaban recogiendo la importancia de su contenido. Rápidamente, las instituciones financieras, las agencias gubernamentales y muchos otros comenzaron a suscribirse.


Congreso causa conmoción


Yo sabía que siempre podía contarse con que el Congreso de los EE.UU. mantendría este tema candente a través de las audiencias, informes y la legislación. Sabía que luego seguirían las sanciones y los titulares y que los reguladores emitirían más regulaciones y harían que sus revisiones fueran más estrictas a medida que el Congreso se mantuviera vigilante. Cuando las cosas no funcionaran, se conocerían los escándalos – especialmente en los casos en que estuvieran involucradas grandes cantidades de dinero y nombres muy conocidos.


También sabía que el tema del lavado de dinero tendría carácter internacional y que los Estados Unidos presionarían a los países para que se alinearan con los controles de lavado de dinero.  Esto también se hizo realidad.


Nuestra compañía creció cada año con todas estas cosas en pleno movimiento. Cada año en que había elecciones, nuevas leyes eran promulgadas por el Congreso. Nuestro personal creció, fuimos con (y cambiamos) la corriente y publicamos historias internacionales cada tanto. 


A mediados de los ’90 Internet estaba floreciendo. En 1996 lanzamos nuestros sitios en Internet, moneylaundering.com y lavadodinero.com, a los que incorporamos nuevos elementos frecuentemente. Hoy, son los sitios más sólidos sobre temas de lavado de dinero.


Conferencia ALD más grande del mundo


De nuestra única empleada en los primeros días a los 52 empleados en Miami hoy, hemos ocupado los sitios más privilegiados observando a los negocios y a las agencias gubernamentales enfrentar este complejo tema, tratando de descifrar cómo funciona y quiénes son todos los protagonistas.


Siempre hemos tratado de ser ingeniosos. En 1991, produjimos una cinta de video sobre lavado de dinero para los vendedores de automóviles de los EE.UU. y recibimos el apoyo de la Asociación Nacional de Vendedores de Automóviles.  Presentamos nuestros primeros seminarios en el Sur de la Florida ese mismo año y para 1993, con una dotación de cuatro empleados, realizamos nuestra primera conferencia internacional sobre lavado de dinero con 145 asistentes pero ningún exhibidor.  Hoy nuestra conferencia anual internacional sobre lavado de dinero en el Westin Diplomat en Hollywood, Florida,  convoca a 1.500 asistentes y 65 auspiciantes y exhibidores, siendo la más grande del mundo.


Si bien con poca modestia podemos decir que pudimos preveer la evolución de este tema a escala mundial, lo que no previmos fue el 11/9.  La Ley USA Patriot y las leyes similares de otros países le dieron a Alert Global Media un estímulo sombrío y trágico.


Nacimiento de ACAMS


Luego del 11/9 la búsqueda ansiosa de individuos calificados y certificados para vigilar los controles de lavado de dinero de las instituciones financieras o de las agencias gubernamentales dio el terreno fértil lógico para la Asociación de Especialistas Certificados en Antilavado de Dinero, iniciada en febrero del 2002 y que actualmente cuenta con 4.500 miembros en todo el mundo. Alrededor de 2.200 de ellos han aprobado un exigente examen preparado por una compañía de examinación psicométirca independiente.  La credencial CAM actualmente reluce en los curriculum vitae y en las tarjetas comerciales de los principales reguladores gubernamentales y de los oficiales ALD de las instituciones financieras de todo el mundo. 


Encaro cada día con el anticipo de un acontecimiento sorprendente en este fascinante campo.  Pero a menudo me pregunto qué fue de la firma de investigación de mercado que hace 17 años me dijo que no debía abandonar mi trabajo seguro por esta idea loca, y que publicar Money Laundering Alert, era una mala idea.