Como parte de la diversificación continua de los mecanismos para legitimar dinero sucio, el crimen organizado ha encontrado en Latinoamérica un espacio poco regulado y algo desconocido para algunos profesionales antilavado: el “Factoring”, conocido en español como “factoraje”.

 Factoraje es un paquete financiero completo que combina la financiación de capital de trabajo, la protección del riesgo de crédito, la contabilidad de cuentas por cobrar y labores de cobranza. Usualmente la empresa de factoraje compra las cuentas por cobrar del vendedor, quien normalmente necesita recursos o efectivo, y asume la responsabilidad de la capacidad financiera del deudor a pagar. Si el vendedor y el comprador se encuentran en diferentes países el servicio se llama “factoraje internacional“, según explica en su portal la firma Factors Chain International, un grupo industrial con sede en Ámsterdam que cuenta más de 268 empresas de factoraje en 73 países.

 El factoraje no es algo nuevo. Se inició en Estados Unidos en la primera parte del siglo XX, mientras que el factoraje internacional comenzó en Europa en la década de los 60. En 2007, el presidente del Consejo de Actividades Financieras de Brasil (COAF), Antonio Gustavo Rodrigues, explicaba a Lavadodinero.com que “Se trata de una modalidad que no es financiera, como la de los bancos, pero capta recursos en el mercado cobrando una comisión al cliente a cambio de darle liquidez anticipada”.

 El titular de la unidad antilavado brasileña agregaba que “si una persona no tiene dinero para comprar un teléfono celular hoy, pero tendrá dinero en 15 días, va a una factoraje y cambia un cheque que será descontado solamente cuando tenga dinero. Ese sector se llama ‘fomento comercial’, porque da liquidez al público que no lo tiene para hacer negocios comerciales”.

 Esta modalidad ha crecido mucho durante los últimos años en muchas economías, impulsada por la crisis financiera global que se inició en 2008, que restringió el acceso a los préstamos y a las líneas de crédito otorgadas por los bancos. Muchas empresas pueden cubrir gastos operativos acudiendo a estas empresas de factoraje, que compran sus facturas por un monto menor a las cuentas por cobrar que estas representan. Las mismas son cobradas por la empresa de factoraje o son devueltas al empresario, luego de que pague por el valor completo de las mismas.

 El factoraje ha tenido un crecimiento vertiginoso en Latinoamérica. En Colombia el dinero involucrado en transacciones de factoraje pasó de € 100 millones en 2006 a € 4.562 millones en 2012, mientras que México pasó de € 8.150 millones a €26.130 millones en el mismo período de tiempo. De igual forma Perú registró un incremento considerable al aumentar de € 563 millones a € 2.310 en seis años (más cifras disponibles en la tabla del final)

 El lado oscuro del factoraje

 En una declaración dada a Lavadodinero.com en 2010, Octavio Betancourt Montoya, socio de la consultora Milersen, LLC. (Miami), señaló que algunas de estas empresas son una ventana legal para carteles de drogas y el crimen organizado.

 Un esquema de factoraje puede trabajar en una variedad de maneras para el blanqueo de dinero. La empresa de factoraje puede trabajar en conjunto con otra compañía que vende las facturas, la cual a su vez puede trabajar conjuntamente con compradores para lavar con la empresa de factoraje, explicó Montoya.

 Los narcotraficantes suelen lavar sus ganancias a través de negocios legítimos que están a nombre de sus familiares y allegados, quienes también pueden ser financiados mediante una empresa de factoraje.

 “Requerimos que todos nuestros miembros respeten las leyes locales de lavado de dinero, a pesar de que no se puede esperar que una compañía financiera en Vietnam siga las regulaciones de EE.UU.”, dijo a Moneylaundeirng.com Jeroen Kohnstamm, Secretario General de Factors Chain International, cadena que está involucrada en más del 80% de todas las operaciones de factoraje trasnacional.

 En los esquemas de financiamiento ilícitos que utilizan factoraje suelen incluir aplicaciones de crédito fraudulentas, explicó Kohnstamm, pero pueden surgir otros problemas para los bancos que no conocen las copias de las facturas adquiridas por compañías de factoraje, dijo.

 Algunos expertos consideran que es difícil que una compañía de financiamiento de facturas forme parte de un esquema de financiamiento ilegal sin saberlo. Las empresas de factoraje tienen que investigar a los clientes para estar seguros de que no estén proporcionando fondos a una firma fraudulenta que ha proporcionado facturas falsas.

 Un caso de “The Infiltrator

 Un caso interesante de factoraje a través de una empresa panameña es descrito en el libro “The Infiltrator”, escrito por Robert Mazur, un ex investigador federal estadounidense que trabajó años infiltrado en el negocio de blanqueo de dinero para los capos colombianos del cartel de Calí.

 Mazur explicó que los lavadores de dinero utilizan a las compañías financieras de facturas para integrar sus ingresos. En una operación de lavado de dinero en la que el agente trabajó encubierto durante los años 90, los fondos fluyeron de una empresa de factoraje con sede en Panamá, que secretamente era controlada por investigadores de Estados Unidos ubicados en Florida. La empresa panameña le prestaba servicios a una empresa de exportaciones de Bogotá.

 De haberse implementado una “debida diligencia ampliada en los bancos que manejaban las transacciones se hubiesen descubierto señales de alerta de lavado de dinero, pero ninguno de los bancos involucrados jamás realizó una debida diligencia ampliada, porque toda las operaciones fueron promovidas por el gerente del banco colombiano que estaba recibiendo sobornos del cártel”, afirmó Mazur, quien ahora presidente del Chase & Associates, una agencia de investigación privada con sede en la ciudad de Tampa (Florida). Al final de la investigación, el empleado del Banco Cafetero se declaró culpable.

 Algunas recomendaciones

 En muchas naciones no existen normas especiales ALD para las compañías de financiamiento de facturas, pero los bancos deben examinar a las empresas que reciben dinero de las empresas de factoraje, indicó Montoya. “Si el volumen de ingresos no tiene sentido, debe generarse una bandera roja”.

 Los bancos que mantienen cuentas para los importadores y exportadores deben preguntar a las empresas si trabajan con empresas de factoraje. Si es así, se debe llevar a cabo una diligencia debida ampliada sobre los créditos que las empresas venden y ver si los fondos provienen del “extranjero o si son domésticas”.

 Los bancos también deben tener especial cuidado para determinar el origen del dinero que la empresa de factoraje utiliza para ejecutar el negocio, ya que pudieran estar recibiendo dinero de procedencia ilícita para financiar las facturas de los clientes.

 Es importante determinar cómo las compañías de factoraje reciben dinero. En el caso de que estas empresas reciban sus capitales por trasferencias bancarias es recomendable examinar meticulosamente la fuente de los recursos.

 Otra recomendación es mantenerse dentro de los protocolos y procesos de control establecidos como parte del programa de cumplimiento, especialmente para detectar operaciones sospechosas relacionadas a empleados del banco.

 “Oficiales de cumplimiento… nunca hay que olvidar que los ejecutivos de cuenta pueden estar motivados por el pago de incentivos que promueven la captación de depósitos”, dijo Mazur. La sola intención de un ejecutivo de cuentas de querer pasar por alto una situación debe ser considerada como una señal de alerta.