Dos ex ejecutivos del Banco de Bogotá fueron sentenciados a siete años de prisión por haber ayudado a lavar cerca de US$1 millón del narcotráfico en operaciones de compra-venta de divisas extranjeras.

Los ejecutivos habrían utilizado varias cuentas en Colombia y en el exterior, incluyendo bancos en Estados Unidos, donde se abrió un proceso en la Corte del Distrito Este de Nueva York.


José Matallana Eslava, ahora ex Gerente Corporativo de la sucursal Regional Bogotá-Norte, y Claudia Hurtado Vargas, ex vendedora del banco, se pusieron de acuerdo y utilizaron sus puestos ejecutivos para lavar dinero proveniente de la droga, según el fallo del juez José Reyes Rodríguez Casas del juzgado cuarto especializado de Bogotá.


Larga trama de transacciones y compra de divisas


Matallana Eslava y Hurtado Vargas estructuraron operaciones, transfiriendo el dinero “de unas cuentas bancarias a otras, transformando su origen ilícito en legal”, señala la sentencia. Mediante la compra venta de divisas llegaron a lavar casi un millón de dólares, según el juzgado colombiano. Ambos recibieron una sentencia de 90 meses de cárcel.


Lograron transferir a EE.UU. unos US$490.000, de los cuales la Corte del Distrito Este de Nueva York congeló casi US$186.000 en una cuenta del banco Republic International Bank of New York. El camino señalado por los documentos de la corte comienza en el Banco de Bogotá donde se originaban las operaciones, luego se transfería el dinero a varios bancos de EE.UU., y finalmente terminaba en el Republic o el Banco de Bogotá Internacional Corporación de Miami.


Según el juez, los clientes con dinero sucio – entre ellos Francisco Vergara Carulla, Manuel Moreno Torres—libraban cheques a nombre de los banqueros y les pagaban por el “servicio”.


Utilizaban sociedades deudoras


Con el objetivo de adquirir divisas en el mercado libre en Colombia, y obedeciendo las instrucciones de los ejecutivos de Banco de Bogotá, algunos de los lavadores hicieron que sociedades deudoras suyas abrieran cuentas en el banco. Luego, depositaban dinero que era inmediatamente retirado a través de cheques de gerencia y librados a la orden de compañías y personas señaladas por los ejecutivos del banco.


Entre las compañías se encontraban nombres como Saavedra y Cortes Cia. Ltda. e Inversiones Rodríguez Matallana y Cia. También había cuentas de personas físicas como por ejemplo Roberto Méndez.


En una entrevista telefónica con lavadodinero.com el juez Reyes señaló que en el proceso judicial en Colombia no fueron afectadas las cuentas en EE.UU., “esas cuentas fueron afectadas en los procesos judiciales que hubo en Nueva York”. Agregó el juez que los implicados armaron una red de lavado que involucró a una serie de cuentas e instituciones tanto en Colombia como en Estados Unidos.


Diversos clientes y tipos de cuentas


Otro cliente del banco asesorado por los ejecutivos, abrió una cuenta UNIR (fideicomiso de inversión rentable) en una sucursal del banco en Colombia y otra –cuenta 036824—en el Banco de Bogotá en Miami. De la primera, y a través de difusas transacciones en las que participó Hurtado Vargas, transfirieron valores a la cuenta de Miami hasta completar el total de casi US$500.000, de los cuales la Corte del Estado de Nueva York congeló unos US$300.000.


Los fondos fueron congelados en EE.UU. debido a que varios testigos en el proceso de confiscación aceptaron ante la Justicia estadounidense que el origen del dinero era el narcotráfico.


Durante la investigación Hurtado Vargas declaró que su participación en las transacciones se debió a que en esos diez años trabajó, en forma encubierta, para el Departamento de Aduanas de EE.UU. Su vinculación con el caso, dijo, sucedió a partir de tal actividad, lo que el juez Reyes señala como “una historia absurda, carente por completo de espontaneidad y credibilidad”.