Por Fernando Martínez.
El caso Ballena Blanca, la operación de lavado de dinero más grande de la historia de España al parecer había llegado a su episodio final con la condena de 5 procesados y 14 absoluciones. Aunque ya es asunto juzgado desde hace un mes, la Fiscalía Anticorrupción de Málaga, como ya lo había hecho público, remueve el caso e interpone un recurso de casación contra la sentencia en el Tribunal Supremo.
“Infracción de ley, quebramiento de forma e infracción del precepto constitucional” es la base de la argumentación jurídica del escrito del Fiscal para promover la apelación, según diarios españoles.
Mientras se abre un nuevo capítulo en este caso que estalló el 12 de marzo de 2005 en la localidad de Marbella, con la detención de 41 personas, el bloqueo de centenares de cuentas bancarias, la incautación de 410 mil euros y decenas de bienes, además de la estimación de operaciones de lavado por el orden de los 250 millones de euros, todavía persiste el clima de opinión de calificar la sentencia del tribunal como “leve”.
Lavadodinero.com consultó al catedrático de economía financiera de la Universidad de Granada y autor del libro Blanqueo Internacional de Capitales, Juan Miguel del Cid, quien considera que el caso Ballena Blanca es un claro ejemplo de cómo el delito de lavado de dinero tiene especiales dificultades en la prueba.
“Las sentencias se basan en datos indiciarios, como por ejemplo la utilización de testaferros y sociedad ficticias, la simulación de negocios u operaciones comerciales que no corresponden a la realidad. Todo esto hay que conectarlo con una presunta actividad delictiva”, argumentó.
Agregó el experto que no todos los jueces tienen la suficiente capacidad y sensibilidad para entender estas operaciones, en muchos casos de auténtica ingeniería financiera.
La sentencia
El tribunal consideró que desde un despacho en Marbella, dirigido por el abogado de origen chileno Fernando del Valle, se crearon sociedades patrimoniales de responsabilidad limitada participadas por otras extranjeras para realizar multimillonarias inversiones en bienes raíces en España.
La mayoría de estas compañías estaban radicadas en Delaware (EE.UU), donde es permitido que no conste en los documentos de constitución la identidad de los propietarios.
El señalado líder de la red, Fernando del Valle fue condenado a seis años y tres meses de prisión por blanqueo continuado de capitales y delitos contra la Hacienda Pública, más multas que suman 2,6 millones de euros. La Fiscalía solicitaba 17 años de prisión.
Los otros cuatro culpables, deberán cumplir penas menores de entre uno y tres años. Entre el grupo de acusados liberados de delito, hay empleados del bufete de Del Valle, algunos clientes y los notarios Álvaro Rodríguez Espinosa y Amelia Bergillos. Se concluyó que ellos no tuvieron oportunidad de conocer la posibilidad de que el dinero aportado a las sociedades procediera de actividades ilícitas.
El tribunal anuló las escuchas telefónicas que practicó la policía, porque no se cumplieron dos condiciones: que se agotaran otros medios de investigación y que se completaran con seguimientos de los investigados.
Un antes y un después
Del Cid asegura que a pesar de que sentencias como esta provocan “desasosiego en la opinión pública y dan la sensación de que los delincuentes gozan de impunidad”, el juez de instrucción hizo su trabajo con muchas dificultades.
Además pondera que la justicia contó con escasos medios y muchas presiones de diversos colectivos que hasta ahora eran “intocables”.
“Creo que con independencia del resultado del juicio y de los posibles recursos, este caso ha marcado un antes y un después en la lucha contra el lavado de dinero en España, no sólo por el volumen de activos intervenidos, sino por los medios de investigación policial utilizados y los sujetos implicados como abogados y notarios”, agregó.
Otro de los puntales más importantes que deja este caso, de acuerdo con la visión del académico, es como las Compañías de Sociedad Limitada son mecanismos utilizados de “forma intensiva” por la delincuencia internacional.




