Más de mil millones de fanáticos de todo el mundo mirarán con detenimiento las grandes jugadas, excelentes jugadores y peleados goles durante la copa del mundo de la FIFA que comienza hoy.

 

Pero observe más allá de las rugientes hinchadas y encontrará arreglos deportivos detrás de escena que traen enormes cantidades de fondos sucios a la industria a través de esquemas de lavado de dinero.

 

“No hay dudas de que el fútbol [europeo y latinoamericano] puede ser un canal para lavar dinero sucio en economías más grandes”, dice William Gaillard, director de comunicaciones de Nyon, la sede en Suiza de la Unión Europea de Asociaciones de Fútbol, o UEFA.

 

Expertos señalan que los casos de lavado de dinero por parte de agentes, dueños de clubes e incluso jugadores pueden crecer si los legisladores no crean mecanismos para rastrear las finanzas de la economía multimillonaria del fútbol, que hasta el momento ha estado libre del peso de las regulaciones.

 

El fútbol puede se utilizado de distintas formas para lavar dinero, incluyendo sobresueldos para los jugadores, esquemas de apuestas y falsificación de la asistencia a estadios.

 

“Es fácil lavar dinero si eres dueño de un equipo porque hay mucho efectivo que ingresa en las boleterías el día del partido”, dice Robert Colosia, abogado deportivo de San Diego en EE.UU.

 

El deporte más popular del mundo

 

El tema entró en escena en muchos países en mayo, tras un informe que solicitó la Unión Europea que pedía más análisis para las enormes cantidades de dinero alrededor del negocio del fútbol, que convierten a este deporte en un vehículo para los criminales con enormes cantidades de efectivo sucio para esconder.

 

Y los números son gigantes, sólo los derechos de para transmitir el mundial por televisión están valuados en US$1.700 millones.

 

Los sueldos de los jugadores de fútbol crecen constantemente a medida que se cambian de equipos.

 

Jugadores como David Beckhan o la estrella brasileña Ronaldinho pueden ganar más de US$35 millones por año. Esas grandes cantidades de dinero puede esconder una multitud de pecados de lavado.

 

Si bien pocos casos han sido llevados a corte, el fútbol es un área en la que los reguladores están asentando su atención cada vez más.

 

Esa es una de las razones por las cuales la Unión Europea se lanzó a la lucha antilavado y le pidió a Luis Arnaut, ex ministro de Portugal que elabore un informe independiente sobre la industria del fútbol.

 

El informe de Arnaut sugiere que los clubes de fútbol deberían estar obligados a presentar documentos anuales con requisitos mínimos de información que pueden estar sujetos a auditorías.

 

“Este requisito es necesario para preservar la independencia de los clubes, pero también ayudará en la lucha contra el lavado de dinero”, dijo en el informe. “La creación de ciertos requisitos mínimos para los directores de los clubes…ayudará en este respecto”.

 

Tocó otros temas incluyendo la necesidad de regular agentes, investigar actividades de juegos de azar y lograr cierta transparencia cuando se trata de los salarios de los jugadores. Actualmente ninguna ley obliga a que la industria reporte sus finanzas.

 

La FIFA, Federación Internacional de Fútbol Asociados, elaboró similares recomendaciones y también creó en septiembre del año pasado un grupo de trabajo para estudiar más el tema, luego de que el presidente de la FIFA señalara algunas deficiencias estructurales en el negocio del fútbol.

 

El grupo de trabajo presentó propuestas que se enfocan en el monitoreo de los dueños de los clubes, la obtención de información relacionada con las transferencias de los jugadores y el análisis de la situación en torno a los agentes de los jugadores. Muchas veces los agentes hacen de mentores, asesores financieros y son las voces de los jugadores, lo que puede convertirse en un conflicto de interés.

 

Transferencias de los jugadores un problema

 

A pesar de que la Comisión Europea y la FIFA acordaron algunos principios en 2001 para evitar que en el fútbol se infiltren criminales, no se crearon provisiones específicas para investigar el lavado de dinero.

 

“Las autoridades no tienen acceso directo” a las finanzas del fútbol mundial, dijo Gaillard.

 

La solución podría ser “la creación de algún tipo de oficina de compensación para todas las transferencias de los jugadores” con la UEFA, dijo. “Por lo menos de esa forma, las autoridades tendrán algún tipo de rastro de papel”.

 

Si las transferencias de jugadores son internacionales, las asociaciones de cada país deben enviar los Certificados Internacionales de Transferencia, que no incluyen detalles financieros, y la FIFA recibe una copia de éstos.

 

“Cuando se trata del pago de la comisión de la transferencia, esto es acordado y arreglado por los dos clubes”, según el informe del grupo de trabajo. “Esto significa que ni la FIFA ni la confederaciones o las asociaciones nacionales tienen maneras de controlar o recibir información sobre el flujo de dinero que se mueve entre los clubes”.

 

El informe sugiere que debe existir un “sistema central de transferencia de contrato” para que los clubes ingresen los detalles de las transferencias, den a conocer la identidad de los jugadores, el monto total de la transacción, y las cuentas de los bancos desde donde salió y hacia donde se dirige el dinero de la transferencia.

 

El dinero sucio afecta negativamente al juego, dijo Gaillard. Si por ejemplo, alguien utiliza dinero sucio para comprar los buenos jugadores, esto afectaría la liga europea.

 

Pero hay fiscales que están intentando seguir la pista del dinero.

 

En Brasil, el club Corinthians apareció en los titulares de los periódicos en diciembre cuando le compró al club argentino Boca Juniors el jugador Carlos Tevez por US$19,5 millones. Luego añadió a Sebastián Domínguez, del club también argentino Newells Old Boys por US$2,5 millones y más tarde a Javier Mascherano de Argentina, Roger de Benfica y Gustavo Nery de Perder Bremen.

 

Los altos valores de las transacciones despertaron el interés de los fiscales de Sao Paulo que abrieron una investigación sobre el socio de Corinthians, Media Sports Investment (MSI), su presidente ruso Kia Joorabchian, y los millones de dólares que él y sus desconocidos socios inyectaron en el club.

 

Hasta la fecha, no se ha hecho público ningún otro avance en la investigación.

 

Joorabchian parece haber logrado un buen negocio. “Sé que después del mundial en Alemania muchos equipos querrán a Tevez”, dijo recientemente, y señaló un precio de US$130 millones. “Pero eso no nos importa. Puede ser que tampoco se vaya de Corinthians, incluso por ese dinero”.

 

Dueños de varios clubes puede esconder lavado

 

Otra posible infracción es la compra de dos equipos y apostar en contra de uno moviendo los hilos detrás de escena como un titiritero.

 

Un ejemplo es el caso de Arcadi Gaydamak, un comerciante y financista israelí que se crió en Rusia. Fue acusado el año pasado en Israel de lavado de dinero a través de negocios deportivos. Previamente vivió en Francia pero se fue del país cuando fue acusado de lavado de dinero allí también.

 

Gaydamak compró el equipo de fútbol Beytar Jerusalem, donó otro medio millón de dólares a un equipo diferente de fútbol y compró un equipo de básquetbol.

 

La regla de la UEFA en cuanto a la propiedad—en relación a la posesión de más de un club—señala que la misma persona o entidad no puede ser dueña o controlar, directa o indirectamente, más de un cub que participe en la misma competencia. La provisión no apuntaba al lavado de dinero, pero observadores creen que la práctica ofrece muchas oportunidades para esconder dinero sucio.

 

Regular los agentes

 

Los expertos señalan que los agentes deberían estar regulados.

 

Reinaldo Pitta y Alexandre Martins, los ex agentes deportivos de Ronaldinho fueron enviados varias veces a la cárcel, y en diciembre fueron encarcelados por lavado de dinero.

 

Luego de ello, Carlos Alberto Perreira, el director del equipo nacional fue arrestado por lavado de dinero y evasión fiscal en un caso vinculado con el de los agentes.

 

Incluso con estos casos en las portadas de los periódicos, los agentes se resisten a ser monitoreados.

 

En cuanto un país o cuerpo de control acelera mecanismos para añadir regulaciones antilavado a los agentes, “señalan que es un obstáculo para su comercio”, dice Gaillard.

 

“Pero al mismo tiempo, nadie tiene idea de cuánto dinero se mueve de un club a otro”.