Por Tomás A. Cabal
Al igual que otros narcotraficantes colombianos, Pablo Rayo Montaño encontró en Panamá “tierra fértil y un clima propicio para las inversiones”. Expedientes de la causa abierta en su contra detallan una historia de lavado, corrupción, e impunidad en el país centroamericano.
Natural del puerto colombiano de Buenaventura, Montaño llegó a Panamá en 1996 después de ser procesado en Colombia por tráfico de estupefacientes. En poco tiempo se había transformado de “lanchero” (capitán de las lanchas rápidas que transportan drogas) en un exitoso empresario del sector marítimo.
Pero la empresa era una simple fachada para ocultar el origen de una fortuna obtenida por grandes cargamentos de cocaína transportados de Colombia a Estados Unidos. Es así como obtuvo una visa de “visitante temporal” en Panamá en 1999 en calidad de técnico en montaje, creación y confección de piezas de equipo pesado. Y en el 2000 obtuvo una visa de inversionista.
En febrero de 2002 comienza la creación de empresas al inscribir la sociedad anónima “Mi Familia Amorosa, S.A.”, dedicada a la actividad de bienes raíces, con licencia comercial tipo “A” y registro 1999-7480 expedida por el Ministerio de Comercio e Industrias.
A medida que aumentaba el trasiego de drogas hacia Estados Unidos, la compañía de bienes raíces, la compra de propiedades y otros negocios en el sector marítimo sirvieron de fachada para ocultar el origen de sus ingresos millonarios.
Ayuda de ricos y famosos
En el año 2000, en compañía de tres socios panameños y el futbolista colombiano Freddy Rincón, viejo conocido de Buenaventura, Montaño inauguró la empresa Nautipesca, que pronto se hizo popular entre deportistas y pescadores al ofrecer una amplia gama de productos a excelentes precios. También iniciaron competencias de pesca deportiva con jugosos premios en efectivo.
La empresa comenzó con un millón de dólares que aportó Rincón para la compra del terreno. El futbolista, en declaraciones brindadas a las autoridades panameñas a las que accedió Lavadodinero.com dijo desconocer las actividades ilícitas de su compadre Montaño. No obstante, funcionarios panameños han cautelado sus propiedades en Panamá y solicitado su extradición desde Brasil.
A medida que aumentaban sus ingresos Montaño invertía los fondos en apartamentos de lujo en la capital panameña, donde adquirió 34 propiedades. También compró numerosos vehículos de lujo y tres yates que utilizaba para festejar con su nuevo grupo de amigos panameños que incluía a prominentes políticos y empresarios.
Expansión de empresas y red de proveedores
A medida que aumentaban los réditos de sus actividades delictivas, Montaño inscribió nuevas sociedades en Panamá incluyendo:
- restaurante Los Cañones en Portobelo;
- fonda El Paseo;
- Inversiones Caicedo Vásquez;
- Inversiones Jonathan Caicedo;
- Incom;
- Agropecuaria Talingo;
- Invernar del Caribe;
- Pesmar;
- Caesa;
- Transportadores Marítimos Caribeños;
- Valencia Service Corporation;
- Guabala Property;
- Comercializadora del Barú; y
- Sociedad Anónima Arcas Solidarias S.A.
El enjambre de compañías facilitó la apertura de 194 cuentas bancarias en 14 bancos panameños. Curiosamente, las inversiones en bienes raíces se hacían en efectivo sin que los dueños o sus agentes se dieran por enterados.
Utilizando estas empresas, compró numerosos apartamentos en la ciudad de Panamá y propiedades en ambas costas del país; operación que le permitió suplir de combustible y alimentos a las lanchas rápidas que transitaban las costas panameñas rumbo al norte. Con este propósito construyó viviendas de lujo en la costa arriba de Colón, Isla Grande y la bahía de Buenaventura en el caribe panameño. Además, compró tres pequeñas islas en el atlántico donde operaban sus lanchas y un tanquero que suplía las embarcaciones de combustible. En el pacífico adquirió una lujosa finca en Gorgona, San Carlos cerca del mar.
Ninguna acción por parte de autoridades, bancos, agentes
Los movimientos millonarios de fondos en los bancos panameños tampoco llamaron la atención de los oficiales de cumplimiento que debieron estar alertas al volumen de transacciones que registraban las empresas del colombiano. No es hasta el 2003 que las autoridades panameñas comenzaron a sospechar de Rayo Montaño cuando el decomiso de una tonelada de cocaína abordo de una embarcación alerta a la Fiscalía de Drogas.
Según el ex fiscal Patricio Candanedo, quien encabezó las pesquisas en el 2006 antes de renunciar al cargo para trabajar con la Agencia de Drogas de EE.UU., muchos banqueros, oficiales de cumplimiento, abogados y propietarios de bienes muebles tendrán que explicar en la Fiscalía de Drogas porqué no reportaron las operaciones en efectivo que efectuó el colombiano. Según Candanedo, “el ilustre desconocido colombiano efectuó compras millonarias en efectivo y realizó muchas transacciones bancarias sin alertar a nadie”.
Las investigaciones realizadas por las autoridades panameñas identificaron a 100 colaboradores y socios de Rayo Montaño. La mayoría han sido detenidos y serán llamados a juicio donde enfrentarán una posible condena de hasta 12 años de cárcel. La Fiscalía de Drogas ha citado a abogados, banqueros y agentes de bienes raíces para que expliquen el manejo de sumas millonarias sin completar los formularios que la ley panameña exige.
Entre los citados se encuentran los oficiales de cumplimiento del HSBC Bank, el Banistmo, Banco General y Banco Continental; otros 10 bancos panameños porque no presentaron los formularios de depósito de dinero en efectivo; políticos panameños y funcionarios gubernamentales. Por ejemplo, el jefe del Servicio Marítimo Nacional, Comandante Richard Traad está entre los citados para que explique porqué recibió un pago en efectivo por la venta de un apartamento al colombiano sin aportar el formulario requerido.
Montaño huyó y se refugió en Brasil donde también vive su socio Freddy Rincón. Allí finalmente fue capturado por las autoridades brasileñas a petición del gobierno panameño. Además, funcionarios federales en EE.UU. han solicitado su extradición para enfrentar numerosos cargos por narcotráfico.
Las investigaciones en Panamá se tradujeron en el decomiso de 34 apartamentos y casas, 8 embarcaciones y 46 vehículos de lujo por valor de US$80 millones. Se congelaron US$5 millones en efectivo en bancos panameños por donde según los investigadores pasaron no menos de US$200 millones.
Mientras se completan las investigaciones en Panamá, Pablo Rayo Montaño y sus abogados luchan por impedir su extradición a EE.UU. argumentando que al contar con la nacionalidad brasileña no puede ser extraditado. Para las autoridades panameñas, entre los que se incluye la Superintendencia Bancaria y la Asociación de Corredores de Bienes Raíces, en el futuro sus miembros tendrán que ser mucho más cautelosos a la hora de revisar las transacciones de personas que manejan mucho dinero en efectivo.
Para Delia Cárdenas, jefa de la Superintendencia Bancaria, “de nada sirven los rígidos controles panameños si las personas encargadas de hacerlos cumplir se hacen de la vista gorda”.




