La sucursal de Nueva York de Arab Bank deberá pagar una multa civil de US$ 24 millones por no haber implementado controles antilavado y contra la financiación del terrorismo adecuados en sus operaciones de compensación de fondos.
La multa fue emitida el miércoles conjuntamente entre la Red de Control de Crímenes Financieros de EE.UU. (FinCEN por sus siglas en inglés) y la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC). Esta sanción llega luego de dos otras acciones punitivas contra el banco que la OCC emitió en febrero.
Las órdenes de febrero requerían que la sucursal de Nueva York, la única del banco en EE.UU., que mantenga el nivel de fondos, pague a los depositarios y mejore sus programas de cumplimiento y controles internos. También requería que la sucursal se convierta en una agencia con limitadas actividades bancarias y que cerraran sus operaciones de transferencias de dinero.
Sin controles adecuados para clientes sin cuentas
Según FinCEN y la OCC, el banco no implementó controles internos y procedimientos de testeo para detectar y reportar actividades sospechosas, como la Ley de Secreto Bancario exige, sobre los originarios y beneficiarios de transferencias de fondos que no mantenían una cuenta en el banco.
Arab Bank en Nueva York actuaba principalmente como una institución intermediaria, compensando la transferencia de fondos para los miembros del Grupo Arab Bank en otros países y para cuentas nacionales y corresponsales fuera del grupo.
Pero el banco se enfocó en monitorear las transacciones e identificar sólo a los clientes directos de la sucursal, dijeron las agencias.
Arab Bank aseguró que había “aplicado diligentemente controles antilavado sobre las transacciones de los clientes directos de la sucursal de Nueva York, pero no creía que la ley requería que se apliquen esos mismos controles a las transferencias electrónicas, en las que la sucursal tenía sólo un rol de intermediario”.
El Director de FinCEN William Fox dijo que las obligaciones de la Ley de Secreto Bancario asociadas a la transferencia de fondos que involucra clientes sin cuentas en las instituciones, son diferentes de los controles sobre los que sí la tienen. “Instituciones financieras intermediarias y corresponsales deben tener sistemas y controles en lugar que se corresponden con los riesgos de lavado de dinero y financiación del terrorismo”.
Monitoreo de transacciones inadecuado
Según FinCEN, la base de clientes y ubicaciones geográficas del Grupo Arab Bank y otras instituciones financieras, y el volumen de transferencias del banco, representan un mayor riesgo de lavado de dinero y financiación del terrorismo.
Pero el banco no monitoreó potenciales actividades sospechosas por parte de clientes sin cuentas para la transferencia de fondos antes de Junio del 2002. Después de esa fecha, el banco monitoreó las transferencias manualmente sobre papel, pero debido al volumen de transacciones, ese sistema “no detectaba actividad sospechosa adecuadamente”.
“El monitoreo efectivo de esas transferencias requerían automatización”, dijo FinCEN.
Aunque el banco después implementó un sistema de monitoreo automatizado, resultó ser “inadecuado”, a vistas de los mayores riesgos asociados a las trasferencias que manejaba la sucursal, según la orden.
Poca comunicación con otras sucursales y corresponsales
La sucursal no tenía procedimientos adecuados para obtener información relevante de miembros del Grupo Arab Bank o instituciones corresponsales, según la orden.
Reguladores y agencies habían congelado o monitoreado cuentas de otros miembros del Grupo Arab Bank, pero la sucursal de Nueva York no tenía los sistemas adecuados para obtener la información en “forma y tiempo adecuados”, según las agencias.
La orden dice que la sucursal debería haber implementado procedimientos para obtener esa información.
La sucursal falló en la identificación del cliente
Además, la sucursal de Nueva York no usaba información pública para monitorear e identificar transferencias de fondos que requerían mayor investigación, ni realizaba un seguimiento sobre transacciones que la sucursal había identificado como sospechosas.
Si la sucursal hubiese implementado “un programa adecuado, basado en el riesgo, identificado ciertas transferencias de fondos para mayor investigación” y las hubiese investigado, hubiese detectado que nombres similares a los de las personas enviando o recibiendo dinero a través de la sucursal “aparecían en fuentes de información creíbles y disponibles al público”. Estas fuentes incluyen “testimonios ante el congreso, acusaciones en EE.UU., y medios de comunicación conocidos”, que hubiesen relacionado a los clientes con actividades ilegales.
Las designaciones de individuales o entidades como terroristas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros de EE.UU. (OFAC por sus siglas en inglés) y el Departamento de Estado, también deberían haber sido chequeadas, según la orden.
La sucursal cumplió con el requerimiento de no realizar compensación de fondos en el caso de envío de dinero de entidades o personas una vez que han sido designados por OFAC. Pero entre 2001 y 2004, Arab Bank compensó fondos de transferencias realizadas por personas que estaban relacionadas con entidades que luego fueron designadas como terroristas u organizaciones terroristas por el gobierno de EE.UU., dijo FinCEN.
El banco al no revisar información “crítica”, no la analizó ni completó reportes de actividad sospechosa sobre originarios y beneficiarios que se habían involucrado en potencial actividad sospechosa. De hecho, la sucursal no completó reportes de actividad sospechosa indicando posible financiación del terrorismo hasta luego de que la OCC haya revisado la actividad de la sucursal en Julio de 2004.
¿Multa demasiado alta?
La multa contra Arab Bank Nueva York es la segunda más alta por violación a la Ley de Secreto Bancario en la historia. Riggs Bank pagó US$ 25 millones en Mayo de 2004 por violación a las regulaciones de la misma ley y de controles antilavado.
Arab Bank dijo que cooperaría con FinCEN y la OCC y que estaban de acuerdo con lo que decían las órdenes, sin admitir ni negar culpa. Sin embargo, el banco dijo que la multa fue “irrazonablemente alta en relación a la naturaleza de las alegaciones”.
Según el banco, la última auditoria de la OCC “fue una gran desilusión… y refleja las dificultades que muchos bancos tienen en cumplir completamente con los estándares antilavado que son muchas veces confusos y evolucionan constantemente”.




