Por el Departamento Editorial.
Durante los últimos años la banca de todo el mundo, especialmente la de Estados Unidos, ha fortalecido sus procesos de cumplimiento antilavado de dinero de una forma significativa, sin embargo muchos bancos enfrentan actualmente rigurosos procesos de revisión retrospectiva de parte de las autoridades que ponen al descubierto graves deficiencias.
Tal fue el caso del Bank of Mingo of Williamson (Mingo), una entidad pequeña que en junio de 2015 recibió una multa total de US$ 8 millones (casi un 10% de sus activos) por innumerables deficiencias detectadas en sus procesos de cumplimiento que permitieron la movilización de US$ 9,2 millones de fondos sospechosos entre los años 2008 y 2013.
La entidad permitió que algunos clientes utilizaran sus cuentas para estructurar depósitos y movilizar enormes cantidades de dinero en efectivo, sin presentar los debidos reportes exigidos por la Ley de Secreto Bancario (LSB) y otras regulaciones estadounidenses.
Uno de los aspectos que sorprendió más a los investigadores estadounidenses, fue que uno de los gerentes de sucursal promovía internamente una cultura de incumplimiento de las normas de prevención del lavado.
Los técnicos de la Red de Control de Crímenes Financieros (FinCEN por sus iniciales en inglés) y de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) encontraron durante las inspecciones realizadas a la empresa las siguientes deficiencias principales:
• No implementó un programa de cumplimiento antilavado de dinero adecuado.
• No desarrolló ni implementó un adecuado programa de identificación de los clientes (conocido en inglés como CIP por Customer Identification Program).
• Falló en la identificación y reporte de transacciones en efectivo.
• Falló en la identificación y reporte de operaciones sospechosas.
Deficiencias ALD en detalles
– El banco no aplicó un sistema de control interno para garantizar el cumplimiento de las normas antilavado de dinero y contra el financiamiento del terrorismo (ALD / CFT).
– No calculó adecuadamente sus riesgos de lavado de dinero y no implementó un programa para mitigar esos riesgos.
– Los procedimientos de evaluación de riesgos de Mingo no fueron diseñados para tratar riesgos inherentes, por lo que no contaba con procedimientos específicos para manejar operaciones de cambio de cheques, pago de nómina y clientes con manejo de efectivo intensivo.
– El banco prestó servicio a clientes de alto riesgo sin asignar un adecuado nivel de riesgo, ni durante el proceso de apertura de cuentas, ni en base a los tipos de operaciones que realizaban.
– Muchos clientes fueron catalogados como de “alto riesgo” sólo cuando las autoridades hicieron requerimientos de información sobre esos clientes. Fue en ese momento en que empezó un proceso de diligencia debida ampliada y un monitoreo continuo sobre las cuentas cuestionadas.
– La entidad tenía un software para monitorear las actividades en las cuentas del banco, pero no lo utilizó para detectar y reportar operaciones sospechosas.
– No fueron presentados ni reportes de operaciones sospechosas (ROS) ni reportes de transacciones en efectivo (CTR por sus iniciales en inglés) de forma correcta. Los investigadores encontraron 619 operaciones que han debido ser motivo de un CTR.
– Una de las seis sucursales del banco contribuyó con un cliente corporativo para estructurar transacciones a través de una línea de crédito para evitar presentar CTRs ante FinCEN. Entre 2008 y 2012 el cliente realizó 981 retiros de efectivos de la línea de crédito (US$ 9,2 millones), con un monto promedio por transacción de US$ 9.417, justo por debajo del umbral de reporte de US$ 10.000. FinCEN estima que han debido ser presentado 438 CTRs asociados al manejo de esta cuenta. El oficial de cumplimiento monitoreaba este tipo de actividades mediante los registros escritos a mano por los cajeros del banco.
– Un cliente del banco realizó retiros en efectivo por US$ 431.000 durante el primer trimestre de 2013 para realizar pagos a sus empleados, evadiendo los procesos regulares de pago de nómina. A pesar de que estas operaciones eran frecuentes durante el año, el banco no presentó ningún ROS.
– Las auditorías independientes fueron deficientes. Una realizada en diciembre de 2011 no incluyó las actividades de alto riesgo en su informe final y no precisó los procesos de control que debían implementarse sobre las operaciones sospechosas y las transacciones en efectivo.
– El oficial de cumplimiento no contaba con suficientes recursos para implementar un programa ALD / CFT adecuado. El oficial de cumplimiento tenía asignada numerosas funciones no asociadas a su labor, por lo que no podía atender eficientemente sus funciones.
– El banco no autorizó la incorporación de personal para el área de cumplimiento, a pesar de estar consciente de la necesidad de recurso humano.
– El programa de entrenamiento era deficiente e insuficiente. El personal y la junta directiva del banco no recibían la capacitación necesaria para atender efectivamente los riesgos asociados a su cargo y/o departamento.
– El programa de identificación de clientes era insuficiente y escueto. Los investigadores encontraron que de un grupo de 53 nuevas cuentas abiertas, en 26 fueron usadas direcciones de buzones postales y no direcciones físicas reales.
Gerente encarcelado
En relación a la posición irresponsable del gerente de la sucursal donde se cometieron la mayoría de las irregularidades detectadas por los investigadores, la directora de FinCEN, Jennifer Shasky Calvery, dijo que “cuando una persona de adentro promueve activamente una cultura de incumplimiento, el riesgo se incrementa notoriamente”.
El funcionario bancario –quien se había desempeñado como alcalde de la ciudad de Williamson- fue sentenciado a cárcel en abril de 2014 por mentir durante una declaración jurada cuando fue interrogado por los agentes federales.




