Por el Departamento Editorial.

Atrás están quedando los tiempos en que el daño reputacional era el mayor temor que enfrentaban las instituciones financieras. Las sanciones multimillonarias y el enjuiciamiento penal de los ejecutivos bancarios son las nuevas armas esgrimidas por los reguladores para combatir las deficiencias en el cumplimiento de las normas antilavado de dinero (ALD).

Las deficiencias en la estructura ALD y contra el financiamiento del terrorismo del gigante financiero HSBC, reveladas esta semana por un informe del Senado de Estados Unidos, pero anunciadas desde hace meses por expertos del sector, son un ejemplo claro de lo grave que puede ser para una empresa regulada no asumir con seriedad el cumplimiento ALD / CFT.

El daño en la imagen de la entidad es lo que menos debe preocupar a los directores y ejecutivos del banco, quienes posiblemente tengan que pagar una multa que ronda la histórica cifra de US$ 1.000 millones y posiblemente algunos enfrenten cargos penales en las cortes estadounidenses, entre ellos el oficial jefe de cumplimiento.

Fallas en el monitoreo de las transferencias cablegráficas, deficientes mecanismos de asignación de riesgos, alteración de información para evadir las sanciones contra Irán, personal ALD limitado y con poca experiencia, prestación de servicios bancarios a narcotraficantes y negligencia de los altos ejecutivos son algunas de las fallas cometidas en ciertas filiales de la entidad.

La investigación, iniciada a finales de 2010, se espera que termine con una sanción monetaria multimillonaria, enjuiciamientos penales y muchas lecciones para la entidad y todas aquellas empresas que deben evitar cometer los mismos errores. Además, las esperadas renuncias ya empezaron con el director de cumplimiento global del banco, David Bagley, quien esta semana anunció su dimisión durante una audiencia en el parlamento: “Es el momento adecuado para mí y para el banco para que alguien nuevo sirva como jefe de cumplimiento de grupo”.

Que un banco pudiera pagar US$ 1.000 millones era “absolutamente escandaloso” hasta que se hizo público el tamaño de las violaciones del HSBC, dijo un oficial de cumplimiento en un importante banco de EE.UU.

El informe del Senado

Tal como estaba previsto, el lunes 16 de julio el Subcomité Permanente de Investigaciones (SPI)* del Senado de EE.UU. presentó su informe sobre la investigación que adelanta contra el HSBC Bank USA N.A. por haber procesado decenas de miles de millones de dólares con poco o ningún cumplimiento ALD.

Titulado “Vulnerabilidades de Estados Unidos al lavado de dinero, las drogas y la financiación del terrorismo: Historia del Caso HSBC”, el documento de 340 páginas precisa las fallas encontradas por los investigadores del parlamento en la estructura antilavado del banco:

·         Mantuvo graves deficiencias ALD desde hace mucho tiempo

·         Aceptó y mantuvo afiliados de alto riesgo

·         Violó las sanciones de OFAC

·         Ignoró vínculos de clientes / transacciones con el terrorismo

·         Pagó lotes de Cheques de Viajero muy sospechosos

·         Ofreció cuentas a empresas con acciones al portador

El HSBC tuvo serias deficiencias en el monitoreo de transferencias cablegráficas realizadas que alcanzaron los US$ 60 billones al año, muchas de los cuales fueron procesadas en México y en otras jurisdicciones de alto riesgo, como Islas Caimán.

La filial mexicana del banco por sí sola transfirió al HSBC USA unos US$ 7.000 millones en un solo año, una cantidad sospechosamente alta que se realizó sin el adecuado seguimiento antilavado (ALD) y con una supervisión normativa “ineficaz”, de acuerdo con el informe, que también criticó a filial del HSBC por los débiles controles implementados en materia de sanciones, financiación del terrorismo, acciones al portador, actividad de la bolsa y cheques de viajero.

Viejos problemas

El informe de los parlamentarios afirma que la problemática relación del HSBC USA con México comenzó con su primera incursión en ese mercado: la adquisición del Grupo Financiero Bital en noviembre de 2002. 

Una auditoría de julio 2002 realizada por el HSBC encontró que el banco mexicano carecía de suficientes controles de identificación de clientes. En aquel momento, David Bagley criticó la estructura de cumplimiento del banco al precisar en un email que “no se reconoce el cumplimiento o la función antilavado de dinero en Bital”. A pesar de las reservas expresadas, el banco completó la compra de la entidad mexicana en ese año, permitiendo que se mantuvieran las “importantes deficiencias” en sus programas ALD, señala el reporte del PSI.

En mayo de 2004, después de que el HSBC México había ampliado su personal de cumplimiento y mejorado el control de las transacciones, una auditoría interna encontró los procesos ALD “por debajo del estándar”, en parte debido a la insuficiencia de las mediciones del riesgo y de los controles internos. En septiembre de 2006, otra auditoría interna repitió las preocupaciones identificando a unas 60 agencias que tenían controles ALD  “por debajo de estándar”.

A pesar de advertencias públicas sobre el lavado de dinero de los cárteles de drogas de México, los funcionarios de HSBC lo consideraron una jurisdicción de “bajo riesgo” y, por lo tanto, no realizaron el monitoreo adecuado de las transacciones cablegráficas.

Un oficial de cumplimiento de un banco ubicado en Nueva York señaló, bajo la condición del anonimato, que el hecho de que el HSBC considerara a México un país de bajo riesgo “parecía ser un descuido deliberado. Era sólo cuestión de tiempo antes de que fueran capturados teniendo en cuenta el tipo de clientes” que manejaban en su cartera.

Problemas de personal

El banco también falló al no dedicar suficientes recursos para el cumplimiento ALD. En un email de febrero de 2007, el personal de cumplimiento se quejó de que “en muchos casos, nosotros [HSBC] estamos pagando por debajo del promedio del mercado” y “las ofertas de los cazadores de talentos en algunos casos son el doble de los sueldos básicos y el doble de las bonificaciones”.

Las solicitudes de dotación de personal ALD adicional fueron rechazadas por la gerencia del HSBC USA, lo que llevó a los miembros del equipo de cumplimiento estadounidense a investigar un promedio de 3.800 alertas relacionadas a violaciones de sanciones cada mes, según indica el informe.

“Con ese número tan alto tenían que tener un montón [de esas operaciones] bajo revisión por el personal subalterno junior (de poca experiencia). Eso va a ser un punto negro enorme”, opinó un oficial de cumplimiento de una filial estadounidense de un banco, quien también pidió no ser nombrado.

Durante las entrevistas con miembros del Senado, los gerentes de cumplimiento del HSBC se defendieron alegando que no sabían de ninguna decisión que haya desacoplado el programa antilavado del banco de los estándares de Estados Unidos, resultando eso en que más de US$ 15.000 millones fueron procesados por las filiales del HSBC sin ningún tipo de control ALD entre 2006 y 2009.

El personal del HSBC USA ofreció razones “contradictorias” sobre el monitoreo, según el informe. “Jack Daniel, a cargo del cumplimiento de [la filial estadounidense] para billetes del banco, pensó que su supervisor, Alan Ketley, había aprobado la decisión de dejar de supervisar a las sucursales, pero Alan Ketley no recordaba [haber tomado] esa decisión. Tampoco lo hizo su superior, Teresa Pesce”, indica el informe.

El “shell bank” de Islas Caimán

HSBC Holdings Plc anunció el cierre de todas las cuentas de estadounidenses en su sucursal de las Islas Caimán, luego de que la investigación del Congreso determinó que la agencia del Caribe funcionó exclusivamente como un “shell bank” para la compensación de dólares. La sucursal de Islas Caimán fue adquirida como parte de la negociación adelantada con el Grupo Financiero BItal de México en 2002, cuando esas cuentas estaban valoradas en US$ 700 millones.

La sucursal de Islas Caimán, que no tiene presencia física y está dirigida por la filial de HSBC México, manejó por lo menos US$ 2.100 millones en 2008 para unos 50.000 clientes, algunos de los cuales han sido relacionados con carteles del narcotráfico, según indica el informe, el cual también destaca que en 2009 el banco cerró 9.000 cuentas luego de detectar deficiencias en la identificación de los clientes y por el riesgo regulatorio que representaban para el banco.

En una grave acusación, los parlamentarios indicaron que el HSBC México estaba dispuesto a abrir cuentas de compensación de dólares estadounidenses a cualquier cliente, ofreciendo así una vía para que los grupos de narcotraficantes eludieran una vieja prohibición mexicana y pudieran mantener cuentas en dólares.

Una serie de correos electrónicos citados en el informe del Senado muestran cómo miles de millones de dólares fluían “sin escrutinio” a través de filial mexicana del HSBC hacia el sistema financiero de Estados Unidos.

No obstante, en julio de 2008, Bagley escribió en un email que las cuentas de Islas Caimán debían ser consideradas “un área prioritaria” y “de alto riesgo desde una perspectiva de blanqueo de dinero y [de daño] reputacional”.  Ese mismo mes, John Root, oficial de cumplimiento senior del HSBC Group, se quejó en un correo electrónico que una auditoría interna llevada a cabo en el 2006 por filial mexicana de HSBC sobre las cuentas de Caimán había sido totalmente ignorada. “No está claro quién en [el departamento] antilavado respondió y cómo”, señaló Root en el mensaje.

“El banco con el tiempo detuvo la apertura de nuevas cuentas en dólares en Islas Caimán en julio de 2008, después de algunas alertas de transacciones de remesas en dólares estadounidenses enviados desde cuentas de Caimán a una empresa estadounidense ligada al suministro de aviones para los carteles de drogas”, dijo el informe.

Luis Peña, director jefe del banco HSBC en México para aquel entonces, ordenó al personal de HSBC México realizar “un proceso de debida diligencia mejorada KYC” (siglas en inglés de “conozca su cliente”) a todos los titulares de cuentas en Islas Caimán antes del 1 de diciembre. Posteriormente, todas las cuentas cuyos perfiles de conocimiento del cliente no pudieron completar fueron cerradas y el banco envió cheques de gerencia a los clientes.

En un mensaje interno fechado en diciembre de 2008 se expresa que los reguladores bancarios de México estaban “muy preocupados” por las actuales cuentas de la filial de Islas Caimán, por la lenta revisión del conozca su cliente sobre esas cuentas y por la cantidad de dólares repatriados a Estados Unidos a través de esa sucursal.

Ante el temor de la pérdida de miles de millones de dólares en negocios, Peña propuso a sus clientes de Islas Caimán darles acceso a cuentas en Miami, con el fin de asegurar el flujo de dinero “barato [de vuelta a] a México para emitir prestamos”, asegura el informe.

Durante la audiencia, la directora ejecutiva del HSBC USA indicó que el banco ha cerrado 326 cuentas de corresponsalía bancaria desde la adopción de los nuevos procedimientos de conocimiento del cliente y han dejado a 14.000 clientes por el riesgo que representan.

Transacciones U-turn**

De 2001 a 2007, dos filiales de HSBC deliberadamente violaron las sanciones de EE.UU. contra Irán en los llamados transacciones “U-Turn”, que no fueron prohibidos por el gobierno estadounidense hasta el año 2008.  

Según afirman los investigadores legislativos, HSBC USA le exigió a sus filiales “proporcionar información de la transacción totalmente transparente”. Pero HSBC Europa y HSBC Oriente Medio “sistemáticamente alteraron la información sobre las transacciones para eliminar toda referencia a Irán”. Esta práctica fue autorizada a pesar de que el personal de cumplimiento de HSBC USA reportó sus sospechas y de que altos ejecutivos “claves” estaban al tanto de las violaciones.

Un auditor externo identificó más de 28.000 transacciones de este tipo por un total de US$ 19.700 millones; de esas operaciones. 25.000 estaban relacionadas a Irán y de este grupo unas 3.000 se consideraron prohibidas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC por sus iniciales en inglés) del Departamento del Tesoro estadounidense.

El banco suspendió sus transacciones U-Turn en octubre de 2006, después de las conversaciones sostenidas entre el jefe de cumplimiento del grupo HSBC, David Bagley, y el subsecretario del Tesoro, Stuart Levey, sobre las transacciones potencialmente vinculadas a grupos terroristas y a la proliferación de armas de destrucción masiva.

Cheques de viajero rusos

Otra de las deficiencias ALD destaca en el informe está relacionada a la compensación de más de “US$ 290 millones en lotes de cheques de viajero emitidos en dólares estadounidenses en menos de cuatro años por un banco japonés regional, el Hokuriku Bank, a pesar de las evidencias de actividades sospechosas”.

Los cheques eran de US$ 500 y $1.000 y en un solo día el HSBC llegó a cambiar hasta US$ 500.000, a pesar de que eran cheques emitidos con la misma secuencia numérica y que tenían una firma ilegible.

Luego de que una inspección de la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC por sus iniciales en inglés) detectó que había procedimientos ALD inadecuados sobre estos cheques, el HSBC pidió más información al Hokuriku Bank, pero la entidad japonesa se retrasó en responder la solicitud y finalmente se negó bajo el argumento de estar impedido por las leyes de privacidad de la información del país.

Finalmente el HSBC se enteró de que “los cheques eran comprados por beneficiaros rusos que utilizaban una entidad financiera de Rusia, un país considerado de alto riesgo de lavado de dinero”. Además, el banco nipón tenía deficientes sistemas de conozca a su cliente y no había considerado sospechoso que los cheques comprados en Rusia fuesen depositados en más de 30 cuentas bancarias de individuos y negocios de autos usados en Japón.   

En el año 2008 el HSBC dejó de cambiar los cheques, pero mantuvo la relación de corresponsalía con la entidad japonesa, a pesar de las notables deficiencias antilavado de dinero.

Financiamiento del terrorismo

EL HSBC es una de las entidades globales más activas en el Medio Oriente, Asia y África, incluso mantiene relación con el Al Rajhi Bank, una entidad de Arabia Saudita señalada de estar asociada a grupos terroristas, como Al Qaeda. HSBC USA cerró las cuentas de la entidad árabe, pero la filial del Medio Oriente mantuvo la relación comercial.

Luego de la amenaza del banco árabe de cortar toda relación con el grupo, el HSBC USA aceptó retomar el programa de envío de dólares estadounidenses a ese banco. Hasta el año 2010, el HSBC suministró US$ 1.000 millones en billetes al Al Rajhi Bank.

“HSBC también suministró dólares estadounidenses a otros dos bancos, Islami Bank Bangladesh Ltd. y el Social Islami Bank, a pesar de la evidencia de vínculos con la financiación del terrorismo. Cada uno de estos casos específicos, muestra cómo un banco global puede presionar a su filial en EE.UU. para proporcionar a los bancos de los países con alto riesgo de financiación del terrorismo, con el acceso a los dólares y al sistema financiero de EE.UU.”, precisa el reporte.

Un proceso largo

Los examinadores bancarios estaban conscientes de los problemas del HSBC, afirmó el SPI. Entre 2005 y 2010, los inspectores de la OCC identificaron al menos 83 Asuntos que Requieren Atención (MRA por sus iníciales en inglés) en materia antilavado y recomendaron dos órdenes de cesar y desistir.