La multimillonaria industria de los hidrocarburos no se ha mantenido ajena a la corrupción, el fraude y, por ende, al lavado de dinero. En varias ocasiones se han descubierto esquemas asociados a prácticas corruptas relacionadas con el sector, que derivan en metodologías complejas de lavado de dinero.

La detección de estos esquemas es muy difícil, tanto para los profesionales de las instituciones reguladas como para las autoridades, ya que usualmente las empresas de este rubro no son consideradas de alto riesgo y no deben cumplir leyes contra la legitimación de capitales y el financiamiento del terrorismo.

 Además, por ser una industria altamente controlada por los gobiernos de los países productores, suelen haber controles efectivos en torno a la explotación y comercialización del petróleo y sus derivados.

Estos esquemas de lavado relacionado a la industria petrolera pueden presentarse en dos versiones: a pequeña escala y a gran escala. Presentamos dos ejemplos que sirven para ejemplificar cada escenario.

Pequeña Escala: Créditos personales para legitimar

Un claro ejemplo de un esquema de pequeña escala surgió a principios de este mes de agosto en Argentina, donde las autoridades detuvieron en una provincia del interior a 6 personas que formaban una red especializada en el robo y comercialización de crudo de la empresa Oldelval.

José Luis y Miguel Enrique Olivetto lideraban la banda que extraía el petróleo de un oleoducto. Utilizando un camión con capacidad de 30.000 litros, trasladaban el petróleo robado a las refinerías que aceptaban la mercancía ilegal.

Las autoridades estiman que por cada camión recibían aproximadamente US$ 18.000, los cuales eran legitimados mediante una casa de créditos llamada Credipatric. El dinero procedente del comercio ilícito de petróleo era ingresado a la empresa, que otorgaba créditos personales. Los registros decomisados señalan que más de 50 personas recibieron préstamos de entre ARG$ 10.000 y ARG$ 15.000.

Con esta modalidad, los delincuentes insertaban el dinero procedente del robo de crudo en la economía local, aumentaban sus ganancias al recibir intereses y justificaban el origen del dinero al recibir los pagos de los préstamos.

Los delincuentes también adquirieron vehículos lujosos con el dinero proveniente del robo de crudo.

Gran Escala: “Petróleo por Alimentos”

Los esquemas a gran escala suelen ser más complicados y pueden incluir a gobiernos, grandes corporaciones y a varias jurisdicciones. Un caso muy mencionado hace unos años fue relacionado al programa “Petróleo por Alimento” en Irak. Por medio de bancos extranjeros, compañías pantallas, y una intricada red de actividades ilegales dentro del gobierno iraquí, Saddam Hussein evitó sanciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Según el informe presentado por Charles Duelfer, jefe de inspección de armas de Estados Unidos, el antiguo régimen en Irak contaba con varias fuentes ilegales de dinero asociadas al comercio del petróleo: recargos ilícitos en el precio del petróleo; venta ilegal de petróleo bajo acuerdos protocolares de exportación con países vecinos -tales como Jordania, Siria, Turquía y Egipto; ventas de petróleo a compañías privadas internacionales; y sobornos para acuerdos de importación de bienes comerciales aprobados por la ONU.

El dinero era luego filtrado a través de tres fuentes: cuentas bancarias iraquíes en países extranjeros, embajadas iraquíes y el Ministerio de Petróleo del país. A través de estos filtros y compañías pantallas, los ingresos de entre US$ 5 y US$ 10 millones, eran luego transportados en bolsas diplomáticas a Bagdad. Luego, este dinero era colocado en el Banco Central de Irak o en el banco Rafidain en Bagdad. En una ocasión, el gobernador del Banco Central, Isam Rashid al-Huwaysh, llevó US$ 10 millones en su vehículo en un viaje de de Beirut a Bagdad.

Un resumen de los ingresos ilícitos de Irak entre 1991 y 2003 muestra que el país ganó alrededor de US$ 8.000 millones por protocolos (ganancias de la exportación de petróleo bajo acuerdos de protocolo realizados fuera del programa de la ONU); US$ 1.500 millones provenientes de sobornos; y US$ 1.200 millones por la venta ilegal de petróleo en las fronteras y al sector privado. En resumen, Saddam generó casi US$ 11.000 millones de ingresos ilícitos que utilizó para comprar armas, otros ítems prohibidos y para construir palacios, según el informe Duelfer.

El programa de vales de petróleo

El informe detalla cómo el Servicio de Inteligencia de Irak armó una red de compañías pantalla para filtrar y transportar fondos ilícitos hacia las cuentas bancarias en el extranjero.

Irak creó un programa de asignación de petróleo que en parte consistía en la concesión de certificados de petróleo a ciertos individuos u organizaciones para compensarlos por sus servicios que le permitían evadir las sanciones. El informe señala que estos vales fueron entregados a varias petroleras tradicionales y a numerosos individuos, incluyendo ciudadanos de Rusia, Yugoslavia, Ucrania y Francia.

Los beneficiarios podían recolectar sus vales para el petróleo y luego venderlos con un descuento a los compradores internacionales de petróleo. Frecuentes compradores de estas asignaciones incluyen a compañías en los Emiratos Árabes Unidos al igual que Elf Total, Royal Dutch y otras. El informe menciona que por lo menos una compañía estadounidense aceptó pagar un recargo de US$0,10 por barril de petróleo iraquí durante la “novena fase” del programa OFF en 2001.

“Los beneficiarios tenían instrucciones de depositar el recargo en cuentas de Iraq en Jordania y Líbano o entregar el efectivo en alguna de las embajadas iraquíes”, señala el informe. Según el Departamento del Tesoro de EE.UU., hasta febrero de 2004, se habían recuperado más de US$750 millones de las cuentas ilícitas que fueron devueltos a Irak.