(Nota del editor: el siguiente artículo fue escrito por John Zdanowicz, profesor de finanzas para la Universidad Internacional de Finanzas en Miami y miembro de la comisión editorial de Moneylaundering.com. Zdanowicz escribe sobre lo que descubrió en una investigación “The Impact of Switzerland’s Money Laundering Law on Capital Flows Through Abnormal Pricing in International Trade,” (el impacto de la legislación antilavado de Suiza sobre el flujo de capital a través de precios anormales en el comercio internacional), del que Zdanowicz es coautor.
Desde los atentados terroristas del 11 de septiembre, muchas agencias de ley y de regulación han estado observando muy de cerca la “puerta principal” para el lavado de dinero y la financiación del terrorismo: el sector de servicios financieros. Mientras tanto, la “puerta trasera”, el comercio internacional, continúa abierta.
Un estudio publicado el 15 de febrero en el boletín Applied Financial Economics, que explora el impacto de la legislación antilavado de Suiza en el flujo de capital a través de precios anormales y manipulación del comercio, apoya el argumento que señala que los lavadores y terroristas buscarán operar a través de falsas facturas en el comercio internacional cuando se enfrentan a sistemas financieros regulados.
Las instituciones bancarias suizas han sido señaladas históricamente como facilitadotes del movimiento de dinero y receptores de capital de otros países.
En 1998, el gobierno federal suizo amplió el alcance de sus regulaciones antilavado para incluir no sólo a los bancos sino también a todo el sector de servicios financieros, que incluye aseguradoras, corredores de valores, emisores de tarjetas de crédito y de cheques de viajeros, administradores y asesores de inversión. La Ley Federal sobre la Prevención del Lavado de Dinero en el sector financiero obliga todas las instituciones financieras a reportar transacciones financieras sospechosas a la Oficina Federal de Reportaje para el Lavado de Dinero.
La legislación suiza alienta la fuga de capital
Los resultados de un análisis estadístico indican que la nueva legislación antilavado de dinero era el único factor que podía explicar el incremento de la salida de capital a través del comercio desde Suiza a Estados Unidos desde 1998.
El estudio midió la cantidad de dinero que se Suiza hacia Estados Unidos a través de una facturación falsa antes –1995 y 1997— y después –1998 y 2000—que la ley fuera promulgada. Para evaluar el posible impacto de otros factores económicos que podrían incrementar la fuga de capital, el detallado análisis estadístico consideró las diferencias entre EE.UU. y Suiza en tasas de interés, cambio, inflación y otros índices.
Importante crecimiento en el lavado a través del comercio
El estudio también evaluó todas las transacciones de importación y exportación que fueron reportadas entre EE.UU. y Suiza entre 1995 y 2000 y determinó todas las importaciones sobre valuadas de EE.UU. en Suiza y las exportaciones subvaluadas de Suiza a EE.UU.
Importaciones suizas sobrevaluadas
Cloro—US$5.917 por kilogramo
Chatarra—US$8.930 por kilogramo
Espárragos congelados—US$6.322 por kilogramo
Rubíes cortados—US$32.407 por quilate
Tenazas—US$9.936 por docena
Exportaciones suizas subvaluadas
Proyectores de video—US$28,9 cada uno
Neumáticos recauchutados de ómnibus y camiones—US$3 cada uno
Diamantes—US$28,91 por quilate
Penicilina—US$12,91 por kilogramo
Los resultados mostraron que el monto de dinero que se movió desde Suiza a Estados Unidos a través de una facturación falsa creció significativamente luego de que la legislación fue promulgada. El promedio del dinero que se movía creció de US$253 millones por mes antes de la ley a US$628 millones por mes después de que la ley fue promulgada.
Cerrar la “puerta trasera” de lavado
El resultado de este estudio confirma que cuando las autoridades bancarias promulgan legislación que sólo se enfoca en instituciones financieras, los criminales y terroristas encontrarán técnicas y canales alternativos para lavar su dinero. Los reguladores necesitan analizar sistemáticamente transacciones internacionales de comercio para cerrar la “puerta trasera” para los lavadores y terroristas.




