En el corazón de la lucha contra el lavado de dinero y la corrupción se encuentran las investigaciones efectivas, las acusaciones, y las condenas.  Teniendo esto en mente, la Oficina contra la Droga y el Delito de la ONU (por sus siglas en inglés, UNODC) y la Comisión Interamericana contra el Abuso y el Control de Drogas de la OEA (por sus siglas en inglés, CICAD) han lanzado un programa conjunto de capacitación en varios países de América Latina llamado “Juicios Simulados sobre Lavado de Dinero”.

Uno de sus arquitectos, Deicy López, ex fiscal antidrogas de Colombia, dijo que el programa está diseñado para “hacer sentir la amenaza de condena y confiscación” y que la respuesta ha sido abrumadora.  La mayoría de los países latinoamericanos quiere participar, poniendo énfasis en la necesidad de iniciativas de este tipo.  Muchos de ellos han evolucionado en los últimos años hacia un sistema legal más frontal y activo en las disputas planteadas,  alejándose de un sistema legal escrito hace siglos.


Instructores expertos


El objetivo de este programa de “aprendizaje a través la acción” es ir más allá de la teoría y llevar a la práctica mediante la capacitación de investigadores, fiscales y jueces sobre cómo analizar casos de lavado de dinero.  Los expedientes de los casos, que se asemejan a una investigación policial, están preparados basándose en casos reales.  Guiados por profesionales expertos, el programa permite a los estudiantes evaluar su manejo del caso y su capacidad en las salas de los tribunales frente a las mejores prácticas internacionales en su propio ambiente legal.


Incluyendo el programa piloto realizado en Ecuador en septiembre de 2002, se han realizado seis juicios en cuatro países – dos en Ecuador, dos en Colombia, uno en El Salvador y uno en Nicaragua.   Hay ocho más programados para los próximos dos años en varios países de Centro y Sudamérica.


El éxito alimenta el apetito de más


Aun Colombia, que tiene un inusualmente alto nivel de condenas por lavado de dinero comparado con otras naciones, 146, ha solicitado ayuda.  Hasta ahora 600 miembros de los sistemas judiciales criminales de los cuatro países han participado en el programa, y 210 han tenido una participación activa en los juicios.  


Como herramienta de entrenamiento los simulacros de juicio no son una novedad. Estados Unidos y otras naciones los han mantenido durante años.  Lo que hace sobresalir a este ejercicio es su complejidad.  Es realizado por profesionales, para la práctica de los profesionales y sólo se utilizan simplificaciones con fines educativos en la simulación y técnicas de investigación.


A diferencia de los casos de estudio, la preparación para un simulacro de juicio completo requiere mucho tiempo.  Los fiscales deben presentar los cargos basándose en la evidencia que tienen en sus manos, los investigadores deben prepararse para interrogatorios directos y repreguntas, y ambos deben prepararse para las batallas que siempre se dan en la sala del tribunal.  Cuando se presentan los argumentos de cierre, los jueces deben dictar su sentencia en forma oral y escrita.

El trabajo duro recompensa


A pesar de la gran cantidad de trabajo, que conlleva largas horas de preparación, los participantes están de acuerdo en que el ejercicio vale la pena.
“El simulacro de juicio no podría dictarse en un mejor momento”, dijo Farle Roa, jefe de la sección de Drogas de la Policía Criminal de Nicaragua.  “Nuestro nuevo sistema judicial criminal nos tiene presentando testimonios en la corte, pero todavía estamos luchando sobre cómo hacerlo.  Se podia observar tanto en los interrogatorios como en la realización de repreguntas que el fiscal y el investigador realmente tienen que preparar la presentación de la evidencia en forma conjunta.  Si logramos trabajar en equipo, pronto veremos los resultados”.


El enfoque “hágalo usted mismo” del programa ha demostrado su valor agregado por parte de los países que reclaman su titularidad.  No sólo los países han colaborado para cubrir los costos, como los de logística, sino que El Salvador ha replicado los simulacros de juicio en su territorio.  Asimismo existen donantes  –Reino Unido en Ecuador, España en Nicaragua y EE.UU. en El Salvador.   


Resultados difíciles de predecir


Puede ser muy pronto para decir si este programa de la ONU/OEA, que obviamente tiene sus límites, tendrá un impacto en las condenas.  Pero hay signos alentadores de que se va por el buen camino.


“Los casos de lavado de dinero requiere una cuidadosa planificación entre los equipos de investigación y las fiscalías”, dijo Roa.  “La herramienta de manejo del caso que nos fue presentada hará una gran diferencia.  Asegurará que no dejemos piedra sin mover, y, tan simple como eso, nos permitirá analizar la evidencia sistemáticamente”. Los simulacros de juicios no son una herramienta aislada.  Son uno de los elementos para mejorar la asistencia legal de la ONU/OEA, tal como la redacción de legislación actualizada y el desarrollo de herramientas para el manejo de casos.  El próximo paso sería la asistencia directa en casos judiciales.


Progreso lento pero ininterrumpido


Combinados, estos esfuerzos prodrían gradualmente trazar el camino para el mejoramiento.  Con un trabajo arduo, las esperanzas de Roa podrían convertirse en realidad. “Siempre supimos que los [criminales] poseían riquezas inexplicables, pero nunca le habíamos prestado mucha atención a eso”, dijo.  “Gracias a los mentores, hemos comenzado a perseguir no sólo a las personas, sino también a los fondos…..La primera confiscación no debería estar muy lejos”.


Kristian Hölge es el Asesor Legal Regional para América Latina y el Caribe de la Oficina contra la Droga y el Delitos de la ONU (UNODC). Su dirección de correo electrónico es [email protected]