Continuado con las millonarias multas impuestas por las autoridades estadounidenses a entidades financieras extranjeras, el turno llegó al Banco Libanés Canadiense (Lebanese Canadian Bank – LCB), que aceptó pagar US$ 102 millones debido a las deficiencias en sus estructuras de combate del lavado de dinero y al financiamiento del terrorismo.

   El banco libanés –que tiene sede en Beirut y cerró las puertas de la sucursal estadounidense en 2011 después de haber sido adquirida por Société Générale de Banque au Liban (SGBL)- aceptó haber blanqueado capitales del grupo terrorista Hizbolá a través de otros bancos norteamericanos.

   Según un comunicado emitido por la oficina del fiscal de Manhattan, Preet Bharara, el Banco Libanés Canadiense (LBC), pagará la multa asignada de más de 100 millones de dólares tras un acuerdo aprobado ayer por un juez federal.

   El LCB banco libanés habría blanqueado al menos 329 millones de dólares desde 2007 a principios de 2011 utilizando el sistema financiero estadounidense para transferir dinero procedente de la venta de drogas y otras actividades ilegales desde EEUU a países de África Occidental. Posteriormente, los fondos eran enviados al grupo Hizbolá en el Líbano a través de casas de cambio, redes informales de remesas (hawaladars) y mensajeros que llevaban el efectivo.

   Los investigadores encontraron que el banco llegó a legitimar hasta US$ 260.000 diarios, mediante un complicado esquema de blanqueo basado en el comercio internacional de automóviles usados, que eran enviados desde Estados Unidos a países de africanos, donde eran negociados.

   Aunque el acuerdo está lejos de los US$ 230 millones que se calcula fueron legitimados, contempla la entrega de datos sobre las transacciones pasadas, todos los registros y la información relativa a los activos, pasivos, las cuentas y los titulares de cuentas en el LCB. De esta forma, los investigadores podrán tener más información sobre personas relacionadas a los grupos extremistas del medio oriente.

   Asimismo,  la información que proporcionará el banco pudiera permitir que los investigadores detecten irregularidades cometidas por otras instituciones financieras en el procesamiento de transacciones.

   Bajo los términos del acuerdo, los US$ 102 millones serán tomados de los US$ 150 millones que las autoridades estadounidenses incautaron en agosto de 2012 de una cuenta corresponsal del Société Générale de Banque au Liban mantenida en el Banque Libano Française SAL. El dinero restante será devuelto al banco de Beirut.

   “Este acuerdo es muy significativo y pone de manifiesto el papel que el Banco Libanés Canadiense ha jugado facilitando el movimiento de dinero ilícito desde los Estados Unidos a África occidental y empleando distintos canales de blanqueo controlados por Hizbolá”, declaró Michele Leonhart, portavoz de la Agencia Estadunidense Antidrogas (DEA), quien agregó que “los beneficios del tráfico de drogas y la financiación del terrorismo a menudo crecen juntos”.

   “Con este trato marcamos nuestra disociación del terrorismo y de cualquier actividad relacionada con el blanqueo de dinero”, afirmó la entidad libanesa.

   En enero de 2011, la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro incluyó en su “lista negra” a dos casas de cambio que mantenían cuentas con el banco y se cree que facilitaban el lavado de dinero de un narcotraficante libanés llamado Ayman Joumaa, quien posteriormente fue acusado de blanquear más de US$ 850 millones a través de empresas de fachada y cuentas en el LCB.