Por el Departamento Editorial.
Al hablar de corrupción y sobornos, ningún caso se asemeja al de la constructora brasileña Odebrecht S.A., la cual se ha convertido en el epicentro del escándalo de corrupción asociado a la empresa Petroleo Brasileiro S.A. (Petrobras) y del caso adelantado por las autoridades cariocas conocido como “Lava Jato”.
Odebrecht –cuyo director general, Marcelo Odebrecht, fue sentenciado a principios de 2016 a 19 años de prisión por crímenes de corrupción pasiva, asociación criminal y lavado de dinero- se involucró en un esquema incomparable de sobornos desde el año 2001, que le permitió a la firma obtener ganancias de US$ 3.336 millones, según las cifras precisadas por el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Durante ese tiempo, solo en sobornos a funcionarios gubernamentales, candidatos a cargos públicos y a partidos políticos de 12 países, Odebrecht pagó aproximadamente US$ 788 millones, con la finalidad de obtener negocios y ganar licitaciones públicas en más de 100 proyectos. Sólo en Brasil se pagaron US$ 349 millones, mientras que los pagos en otros 9 países latinoamericanos, Angola y Mozambique ascendieron a US$ 439 millones, según la información presentada por el Departamento de Justicia.
La conducta delictiva fue orquestada por los más altos ejecutivos de la compañía, quienes pagaban los sobornos a través de una compleja red de compañías pantalla (shell companies), que fue creada y mantenida por individuos que recibían compensación económica de parte de Odebrecht. La empresa realizaba transacciones fuera de los libros contables, mediante las cuentas bancarias off-shore de estas entidades para movilizar el dinero destinado a las Personas Expuestas Políticamente (PEP) envueltas en el esquema.
El dinero asociado a cada pago de soborno era estratificado a través de múltiples niveles de entidades offshore y de cuentas bancarias en entidades de todo el mundo. Frecuentemente cada pago era transferido al menos a través de 4 cuentas bancarias off-shore antes de llegar al beneficiario final, con la intención de borrar el rastro del dinero y de ocultar la relación entre el origen de los recursos y el beneficiario final.
De igual forma, Odebrecht utilizaba a bancos cómplices, especialmente entidades pequeñas ubicadas en jurisdicciones con leyes estrictas de secreto bancario y de intercambio de información, como la isla caribeña de Antigua, donde los miembros del entramado llegaron a comprar un banco. Los bancos que participaban cobraban elevadas comisiones por cada operación y muchas veces los altos ejecutivos de las entidades recibían un porcentaje de cada transacción para facilitar las operaciones y burlar los procedimientos de cumplimiento.
El “Departamento de Sobornos”
Como parte del esquema, los directores crearon y financiaron una elaborada y secreta estructura financiera dentro de la compañía, que operaba para contabilizar y desembolsar pagos de soborno a funcionarios gubernamentales y partidos políticos extranjeros.
Para 2006, el desarrollo y operación de esta estructura financiera secreta había evolucionado de tal manera que la empresa estableció la “División de Operaciones Estructuradas”, que efectivamente funcionó como un departamento de sobornos independiente dentro de Odebrecht y sus entidades relacionadas.
Odebrecht utilizó una unidad de negocios oculta, “algo así como un ‘Departamento de Sobornos’, que pagó sistemáticamente cientos de millones de dólares a funcionarios corruptos de países de tres continentes”, afirmó la Fiscal Federal Adjunta de la División Criminal del Departamento de Justicia de Estados Unidos, Sung-Hee Suh.
Hasta el 2009, el jefe de la División de Operaciones Estructuradas reportaba a los más altos niveles dentro de Odebrecht, incluso se dirigía a la alta gerencia para obtener autorización al momento de pagar sobornos. Después de 2009, esta responsabilidad fue delegada a ciertos líderes de la empresa en Brasil y en las otras jurisdicciones donde operaba la compañía.
La División de Operaciones Estructuradas manejó el presupuesto “sombra” para la operación de soborno de Odebrecht a través de un sistema informático separado que se utilizó para solicitar y procesar pagos de sobornos, así como para generar y rellenar hojas de cálculo que rastreaban e internamente representaban el presupuesto sombra. Estos fondos para la sofisticada operación de soborno de la compañía fueron generados por la Gerencia de Finanzas de Odebrecht a través de una variedad de métodos, así como por algunas subsidiarias de Odebrecht. Los fondos eran luego canalizados por la División de Operaciones Estructuradas a una serie de entidades off-shore que no eran incluidas en el balance de Odebrecht como entidades relacionadas.
La División de Operaciones Estructuradas luego enviaba el dinero desde las entidades off-shore al destinatario del soborno, mediante el uso de transferencias electrónicas a través de una o más entidades off-shore, así como mediante pagos en efectivo dentro y fuera de Brasil, que a veces eran entregados usando paquetes o maletas dejadas en lugares predeterminados.
Los recursos manejados a través del presupuesto sombra eran justificados en los libros contables mediante varias categorías ficticias de gatos como: gastos extras asociados a subsidiarias; cargos extras realizados por proveedores de servicios y contratistas que no habían sido incluidos en las cotizaciones de los proyectos; retenciones y cobros especiales asociados a la compra de activos de la empresa y transacciones autoaseguradas (self-insurance) y autogarantizadas (self-guarantee).
Recursos clave: Doleiros, “Brousys” y Braskem
Para completar la estructura de sobornos, Odebrecht contaba con ciertos recursos clave, como los “doleiros”, que son agentes cambiadores informales usados para cambiar reales por dólares estadounidenses. Muchas veces los mismos doleiros coordinaban la entrega del efectivo a los beneficiarios de los sobornos ubicados dentro y fuera de Brasil.
Para ocultar sus actividades, la División de Operaciones Estructuradas utilizaba dos sistemas informáticos completamente separados y fuera de la red corporativa:
-“MyWebDay”: utilizado para solicitar y procesar pagos de sobornos, generar y distribuir hojas de cálculo con los registros asociados al presupuesto “sombra”.
-“Drousys”: permitía a los miembros de la División de Operaciones Estructuradas comunicarse entre sí, con operadores financieros externos y con otros cómplices mediante correos electrónicos seguros y mensajes instantáneos. Para coordinar el pago de los sobornos, los criminales utilizaban nombres en código y contraseñas, y se referían a los beneficiarios de los sobornos con nombres en clave.
Algunas de las entidades off-shore utilizadas por la División de Operaciones Estructuradas para mantener y desembolsar fondos para sobornos fueron establecidas y operadas por individuos ubicados en Estados Unidos.
Una pieza fundamental en la estructura de corrupción creada por los líderes de Odebracht, fue la filial Braskem, que es el mayor productor petroquímico de Latinoamérica. La empresa tiene unos 8.000 empleados, 40 plantas de producción en todo el mundo, cinco de las cuales están en Estados Unidos, y su facturación anual está en el orden de los US$22.500 millones.
Entre 2006 y 2014, Braskem aportó aproximadamente US$ 250 millones al sistema secreto de pagos de sobornos de Odebrecht. Braskem autorizó el pago de sobornos a políticos y partidos políticos en Brasil, así como a un funcionario de Petróleo Brasileiro S.A. (Petrobras), a cambio de recibir: a) tarifas preferenciales de Petrobras por la compra de materias primas utilizadas por la empresa; b) contratos con Petrobras; c) legislación favorable y programas gubernamentales que redujeron las obligaciones tributarias de la compañía en Brasil. Esta conducta dio como resultado pagos corruptos y / o ganancias por un total de aproximadamente US$ 465 millones.
La gran multa
Unos US$ 4.500 millones acordó pagar Odebrecht S.A. a las autoridades de Estados Unidos, al declarase culpable el 21 de diciembre en la Corte del Distrito Este de Nueva York de conspiración para violar la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA, su sigla en inglés), al pagar cientos de millones de dólares en sobornos a funcionarios públicos de muchos países para conseguir contratos de obras públicas.
El Título 18, del Código de Estados Unidos, en su Sección 371, establece que la multa para las violaciones será de US$ 500.000 o dos veces el total de la ganancia obtenida ilícitamente o de la pérdida ocasionada por la ofensa, prevaleciendo lo que sea más alto. En este acuerdo la empresa reconoció que el total de ganancia obtenida por los sobornos fue de US$ 3.336 millones, es decir, que la sanción hubiese podido ser mayor.
Odebrecht ha señalado que sólo puede pagar US$ 2.600 millones globalmente, por lo que el acuerdo establece la realización de un análisis más profundo para determinar la capacidad de la empresa para pagar la totalidad de las multas globales, ya que en procedimientos relacionados la constructora brasileña también llegó a un acuerdo de pago con el Ministerio Público Federal en Brasil y la Procuraduría General de Suiza, como parte de los procedimientos judiciales relacionados al enorme esquema de corrupción de la estatal petrolera Petrobras, en el caso conocido como Lava Jato.
El acuerdo establece que Estados Unidos acreditará el monto que Odebrecht pague a las autoridades de Brasil y Suiza. La distribución total del dinero de la sanción será: 80% para el gobierno de Brasil, 10% para Suiza y 10% para Estados Unidos.
El Departamento de Justicia y las autoridades brasileñas deberán culminar el análisis de la capacidad de pago de la empresa antes del 31 de marzo de 2017, debido a que la sentencia se ha programado para el 17 de abril de 2017.
Braskem, cuyos American Depositary Receipts (ADRs) se cotizan públicamente en la Bolsa de Valores de Nueva York, también se declaró culpable de conspiración para violar las disposiciones contra el soborno de la FCPA. Braskem acordó pagar una sanción penal total de US$ 632 millones y el total combinado de multas penales y regulatorias en Estados Unidos, Brasil y Suiza será de aproximadamente US$ 957 millones.
“Este acuerdo es el resultado de un esfuerzo multinacional extraordinario para identificar, investigar y enjuiciar un ardid de corrupción altamente complejo y duradero que resultó en el pago por parte de las compañías demandadas (incluyendo a la petroquímica Braskem) de cerca de US$1.000 millones de en sobornos a funcionarios de todos los niveles de gobiernos en muchos países”, dijo el fiscal del Distrito Este de Nueva York, Robert Capers.
“Cuando los funcionarios extranjeros reciben sobornos, amenazan nuestra seguridad nacional y el sistema de libre mercado internacional en el que negociamos. Sólo porque están fuera de nuestra vista, no significa que estén fuera de nuestro alcance. El FBI utilizará todos los recursos disponibles para poner fin a este tipo de comportamiento corrupto”, dijo William F. Sweeney, subdirector a cargo de la Oficina de Nueva York del Buró Federal de Investigaciones (FBI).
En virtud de sus respectivos acuerdos de culpabilidad, Odebrecht y Braskem están obligadas a continuar su cooperación con las autoridades, incluso en relación con las investigaciones y enjuiciamientos de las personas responsables de los crímenes cometidos. Ambas firmas deberán adoptar procedimientos de cumplimiento mejorados y contratar auditores independientes de cumplimiento por los próximos tres años.




