Martin Owen, ex director de la Autoridad de Servicios Financieros de Gran Bretaña, reflexiona sobre la importancia de aunar los esfuerzos.
Para este europeo, la 10ma Conferencia Anual Internacional sobre Lavado de Dinero que organizó Money Laundering Alert en marzo, proporcionó mucho material para pensar, pero me quedé pensando en una paradoja.
Todos los temas envueltos en la lucha contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo son extremadamente globales: los estándares son globales, los conceptos son globales, y se hacen cumplir y se aplican en todo el mundo.
Pero, como fue evidente en la conferencia, los conductores políticos, gubernamentales y los mecanismos de transmisión para el lavado de dinero y financiación del terrorismo, y los organismos encargados de tratar este tema de las distintas industrias, son regionales y nacionales.
Mientras el mundo entero busca implementar y aplicar las nuevas recomendaciones del Grupo de Acción Financiera Internacional, la comunicación internacional –sin siquiera contar la coordinación— es mínima.
Entonces parecemos condenados a terminar con diferentes regímenes legislativos y regulatorios.
¿Se separan los regimenes antilavado de Estados Unidos y de la Unión Europea?
El enfoque fuerte de la conferencia sobre el panorama antilavado de Estados Unidos subrayó la presión sobre las instituciones afectadas y cuerpos gubernamentales para que “piensen en forma local”.
Por ejemplo, dos conductores importantes de las políticas antilavado de EE.UU. prácticamente no existen en el régimen europeo: políticas y justicia.
El significado político del tema antilavado en EE.UU. es evidente no sólo por la Ley USA Patriot, sino también por la “Monografía sobre el Financiamiento del Terrorismo”de la Comisión del 11/9 y la investigación del banco Riggs por parte del Senado.
El perfil político es mucho más bajo en Europa. Ponemos más atención en los marcos legislativos, que se reflejan en las directivas de la Unión Europea y la implementación por cada país miembro. En Europa, el enfoque es más pragmático.
El creciente uso de penalidades criminales por violaciones de las regulaciones, tales como fallas en la presentación de informes de actividad sospechosa, es un tema más preocupante en Estados Unidos que en Europa y genera preguntas sobre el uso de diferentes herramientas legales.
Ciertamente otorga una ventaja a la lucha contra el lavado. Pero, al igual que en Gran Bretaña donde se dice que las multas de la Agencia de Servicios Financieros por no haber cumplido con las normativas antilavado han creado un “factor de miedo”, criminalizar violaciones a las regulaciones puede resultar en una postura ultra defensiva al cumplimiento antilavado.
Aprender de las experiencias
Todavía nos falta aprender cómo sacar provecho del esfuerzo que ponemos para cumplir con las leyes y regulaciones antilavado y antifinanciación del terrorismo. Necesitamos enfocarnos en los aspectos prácticos de cómo cumplir con estos requisitos.
Debido a que los temas son legales en todo el mundo, esto requiere de una mayor comunicación internación por parte de los sectores público y privado.
Políticos, legisladores, reguladores, unidades de inteligencia financiera y las fuerzas de ley de todo el mundo deberían compartir sus desafíos, preocupaciones y experiencias—por ejemplo, cómo alcanzar un efectivo y económico régimen de información de actividad sospechosa.
Casi tan importante es el hecho que los sectores financieros necesitan tomar la iniciativa en temas tales como la creación de un frente eficiente para manejar el riesgo de las personas expuestas políticamente (PEPs).
El grupo Wolfsberg, un pionero de la globalización en este sentido, es un excelente ejemplo de los beneficios del diálogo para alcanzar niveles prácticos de “prácticas debidas” (hasta el momento en banca corresponsal y privada, financiación del terrorismo y el monitoreo y control de transacciones financieras).
Se necesita mucho más de este tipo de actividad en la industria.
De la teoría a la práctica
El premio por mejores prácticas antilavado son enormes en término de reales beneficios sociales.
Una victoria depende en los esfuerzos mundiales reales para alcanzar prácticas antilavado accesibles, prácticas, equilibradas y sensibles.
Estas deben enfocarse no en alcanzar el objetivo de un mero cumplimiento sino lograr una más efectiva detección, prevención, investigación y procesamiento de lavadores de dinero, criminales y terroristas en el mundo real.
Sabemos que las políticas antilavado funcionan en teoría. Ahora necesitamos hacerlas funcionar en la práctica.
Este objetivo tomará un esfuerzo global más fuerte por parte de todos aquellos involucrados en la lucha.
–Martin Owen es el ex jefe de la Autoridad de Servicios Financieros de Gran Bretaña. Owen fue responsable de las políticas antilavado de dinero, financiación del terrorismo, fraude y otros crímenes financieros para la FSA. Actualmente se desempeña como un consultor antilavado privado y ha participado como orador en la 10ma Conferencia Anual Internacional sobre Lavado de dinero que organizó Money Laundering Alert en marzo de 2005.




