Por Fernando Martínez

Nuevamente el gobierno de EE.UU emite un alerta sobre el riesgo de las estrategias de lavado de dinero a través de cuentas embudo que abren narcotraficantes mexicanos para adquirir bienes que luego son comercializados. Se depositan dólares en cantidades que no resulten sospechosas en múltiples operaciones y se retiran en otro lugar en un periodo muy corto.

     La advertencia lanzada por la Red de control sobre crímenes financieros (Fincen, por sus siglas en inglés) ya había sido motivo de preocupación por parte de las autoridades mexicanas desde el 2010.

El esquema

     El periódico estadounidense The Wall Street Journal describió los pasos que usualmente lleva adelante el crimen organizado para lavar dinero a través del comercio:

-Un sujeto vinculado con una organización criminal abre una cuenta de banco que puede recibir depósitos desde múltiples estados.

-En dicha cuenta varios individuos empiezan a depositar dinero procedente del narcotráfico. 

-Los depósitos se mantienen por debajo de $US 10 mil para evitar reportes de operaciones sospechosas. 

-Un intermediario gira cheques o transferencias electrónicas desde esa cuenta para la adquisición de bienes que serán comprados a países en el extranjero, como Estados Unidos.

-La retribución de estos bienes vendidos se transfiere de vuelta a la organización criminal.

     Explica Fincen que a partir de esta metodología, las organizaciones de tráfico de drogas venden bienes en México, que conlleva a intercambiar dólares estadounidenses generados de la venta de la droga, por pesos mexicanos legítimos.

Antecedentes

     Ya en 2012 autoridades del servicio de migración y control de aduanas en Arizona habían alertado que este mecanismo de cuentas embudo se había registrado de manera significativa entre ese estado y los lugares de origen de los narcotraficantes mexicanos, específicamente el cartel de Sinaloa, por el tráfico de estupefacientes desde Sonora.

     La aparición de este esquema está asociado con los nuevos controles establecidos por el sistema financiero mexicano. Estas cuentas son consideras muy complicadas para ser detectadas porque orquestan todo un entramado de transacciones en cantidades que no levantan sospechas.