Por Colby Adams.
Cuando un ex gerente de un hedge fund de Atlanta fue condenado a mediados de 2008 por dirigir un fraude que desvió millones de dólares de los inversores, el episodio fue un recordatorio de un problema palpable y un viejo dicho que dice: el delito sigue al dinero.
Eso sugeriría que los hedge funds –también conocidos como fondos de inversión libre o instituciones de inversión alternativa- pudieran convertirse rápidamente en el mejor destino para los delincuentes. Según una encuesta realizada el 30 de agosto de 2007 por la firma Greenwich Associates, de Connecticut, los hedge funds constituyeron casi el 30% de todas las operaciones con ingreso fijo y el 55% de la participación estadounidense en derivados con calificaciones de riesgo de inversión.
Con ese incremento, “ciertamente hay más casos [de fraude con hedge funds] que están siendo reportados”, indicó Jeff Brenner, ejecutivo de Intelysis Corp., una firma de investigaciones y contabilidad forense de Cherry Hill, estado de Nueva Jersey. “Realmente estamos presenciando un aumento en las investigaciones de todos sobre cualquiera que trabaje con finanzas”.
Kirk Wright, el gerente del hedge fund de Atlanta condenado por fraude en el año 2008, recibió más de US$150 millones de sus clientes entre 1997 y 2006, según las autoridades estadounidenses. El dinero fue gastado en artículos de lujo para él y su familia, incluida una boda de US$500.000.
El aumento en las investigaciones por fraude y la reorganización de los hedge funds comenzó después de que los fiscales federales dijeran en 2005 que el fondo de inversión Bayou Group de Connecticut, había defraudado a los inversores en unos US$400 millones, indicó Brenner. Los tres confundadores admitieron haber mentido a sus clientes sobre las ganancias y haber falsificado auditorías y estados financieros.
“Bayou fue el caso que marcó el quiebre. Ellos eran asesores en quienes se confiaba y amigos de la comunidad, y resultaron no ser lo que decían que eran”, señaló Brenner.
En una exposición realizada por la Asociación de Abogados Estadounidenses (ABA, por sus iniciales en inglés) en mayo de 2008, el director del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus iniciales en inglés), Robert Mueller, precisó que la oficina posiblemente descubriera más casos de fraude corporativo a causa del “efecto en cadena” de la crisis “subprime” en el mercado de créditos. Los investigadores estaban apuntando a los bancos de inversión, las compañías privadas de bienes y los hedge funds.
“En muchos de los fraudes en el área de hedge funds que vemos están los tipos que van detrás del dinero fácil haciendo fraudes del tipo Ponzi”, según indicó Peter Turecek, director gerencial de la consultora de seguridad Kroll en Nueva York, agregando que los reguladores pueden hacer poco para detener esos fraudes.
Pero las instituciones financieras y los inversionistas deberán estar atentos ante los “jóvenes que tienen buenas ideas, pero que no tienen antecedentes”, recomendó Brenner.
“Hay que investigar todo sobre sus antecedentes: cuánto tiempo hace que están en la actividad, que dicen que estuvieron haciendo antes de proclamar frase de presentación: “Soy gerente de un hedge fund”, precisó Brenner, agregando que los gerentes deberían tener “como mínimo tres o cuatro años de antecedentes de operaciones y una estrategia particular”.
Los fraudes en los que se involucran a los hedge funds se “cometen muy rápidamente y no tienen tiempo de dejar un registro mediante el cual pueda rastreárselos”, explicó Turecek.
Buscando señales de peligro
Para las instituciones financieras, el vetar a un hedge fund y a sus gerentes implica verificar los registros de procesos judiciales civiles y los informes de inscripciones centrales ante la Autoridad Financiera de Regulación de la Industria (FINRA, por sus siglas en inglés), hablar con los clientes acerca del fondo y realizar controles y análisis internos, de acuerdo con Brenner. Las instituciones financieras además querrán ver que el gerente del hedge fund haya contratado a auditores y abogados competentes, y que tenga oficinas operativas de una calidad en proporción con los activos del fondo.
A juicio de Brenner, las instituciones financieras a menudo “colocan al carro antes que el caballo”: aprueban las operaciones del hedge fund antes de autorizar a los ejecutivos que administran el fondo, un error simple que puede ser costoso.
A pesar de la diligencia debida que cualquier institución financiera pueda hacer sobre un hedge fund y sus gerentes, puede seguir teniendo vacíos en la información que pueda obtenerse de una investigación. Por ejemplo, una institución que verifica los reportes de calificación de un hedge fund emitidos por FINRA encontrará que la organización sólo pone a disposición informes denominados CRD, que tienen dos años o menos de antigüedad.
“Debería haber alguna regulación que obligue a poner a disposición los informes CDR, sino de manera infinita, entonces ciertamente desde hace más de dos años”, propuso el experto, agregando que la información encontrada en los informes de FINRA no puede ser encontrada en ninguna otra base de datos de los operadores.
Los hedge funds en general han evolucionado las prácticas estándares para protegerse contra los lavadores de dinero y los financistas del terrorismo, en gran parte por “llevar a cuestas” los programas antilavado de dinero de sus principales agentes, dijo Craig Hymowitz, abogado de la firma Blank Rome LLP, de Pensilvanita.
Los elevados aranceles iniciales de entrada y los períodos de inmovilización del capital posiblemente también detendrán a la mayoría de los lavadores de dinero de utilizar los hedge funds para ocultar el dinero, señaló Turecek. “La última cosa que un verdadero lavador de dinero quiere hacer es guardar bajo llave dinero al cual no puede acceder”, precisó el experto.
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P.P.V. 06/06/08




