Un pequeño galpón ubicada en un pueblo fronterizo en Texas que negocia únicamente en efectivo y que deposita modestas ganancias en su cuenta del banco local, repentinamente triplica sus ganancias; un cliente de alto valor de un gran banco comercial de Miami comienza haciendo depósitos de US$9.000 en su cuenta de negocios; una clienta potencial quiere abrir una cuenta con un banco comunitario pequeño en el cual ella depositará US$1.000.000 en efectivo cada mes.
Bajo las regulaciones de Estados Unidos –y bajo muchas de las de Latinoamérica-, los tres escenarios anteriores ameritarían un escrutinio mayor de cumplimiento, así como una autorización para que el banco acepte los depósitos. Pero mientras las transacciones grandes de efectivo pueden ser de alto riesgo de lavado de dinero, establecer límites o prohibirlos no es financieramente factible para muchas entidades.
“El efectivo puede ser muy costoso para un banco, entonces lo primero que hay que preguntar es: ¿puedo manejar este negocio?”, dijo Lisandro Quintana, un oficial de cumplimiento ALD / OFAC en el San Diego National Bank que ha monitoreado varias cuentas de negocios de alto movimiento de efectivo.
Además de requerir el servicio de transporte blindado, los grandes depósitos de efectivo también exige que los cajeros inviertan más tiempo en contar el dinero y que la institución presente reportes de transacciones en efectivo y realice visitas personales a los clientes.
Para ir sobre y más allá de los controles normales, los oficiales de cumplimiento deben pedirle al cliente al menos dos declaraciones de impuestos pasadas para establecer el valor del negocio en relación a la actividad contable, agregó Quintana.
En algunos casos, los oficiales de cumplimiento deben “pensar afuera del manual de cumplimiento ALD”, tomando ventaja de las herramientas de otros oficiales del banco. “Yo tengo al oficial de préstamo comercial haciendo un análisis financiero de un concesionario de autos, porque él tiene experiencia analizando estados financieros y declaraciones de impuestos a una profundidad que no puede un departamento de cumplimiento”, dijo Quintana.
Estableciendo alertas sobre los depósitos de efectivo que está sobre cierto umbral, así como requerir pre aprobación de un oficial de cumplimiento o de un gerente de la entidad para las transferencias cablegráficas sobre cierto monto, puede también ser muy útil, de acuerdo a Aaron Kahler, un ex oficial de cumplimiento y fundador de Kahler Forensic Solutions (New York).
Para que los criminales y narcotraficantes puedan legitimar sus ganancias nacionalmente frecuentemente buscan sociedades “silenciosas” con negocios que manejan mucho efectivo, para mezclar dinero sucio con ganancias legítimas, de acuerdo a Kenneth Rijock, un consultor de crímenes financieros de la firma World-Check.
Los lavadores están protegidos por la realidad de que muchos negocios –incluidos los restaurantes y las lavanderías- están exentas de reportar transacciones en efectivo si han mantenido una cuenta bancaria por al menos un año y frecuentemente movilizan más de US$10.000, incluidos en esta cantidad los pagos de personal.
El departamento de cumplimiento debe también determinar si un negocio de alto flujo de efectivo está localizado en una de las 7 Áreas de Crimines Financieros de Alta Intensidad o en una de las 25 Áreas de Alta Intensidad de Narcotráfico identificadas por las agencias federales estadounidenses, precisó Kahler. Las áreas de alta intensidad de crímenes incluyen el sur de Florida (Miami y sus alrededores), New York, New Jersey y los condados de Texas que bordean con México, entre otras regiones.
La tentación de los pequeños negocios de ayudar a los lavadores de dinero aumenta durante las épocas de crisis económicas, indicó Rijock. Un incremento repentino de un 50% o más en las ganancias de un mes de un concesionario de autos, una lavandería, una joyería o un restaurante, puede indicar que hay una mezcla de dinero ilícito mezclándose con la ganancia del negocio, agregó el experto.
A pesar de lo chequeos, en cierto momento, los oficiales de cumplimiento deben esperar que los gerentes de cuentas presionen esperando tener esas cuentas lucrativas, alertó RIjock, quien agregó que “la gerencia de las cuentas versus el cumplimiento es tan vieja como las montañas, y 9 de cada 10 veces la necesidad de ganancias adicionales se impone ante la preocupación del cumplimiento”.
Cuando los gerentes de cuentas ganan, los oficiales de cumplimiento no deben simplemente dar un chequeo antilavado en las cuentas de riesgo, “ellos deben promover un extra monitoreo in-situ realizando hasta 6 visitas al año al negocio, lo que ocasiona un costo adicional”, según Kahler.
Adicionalmente, los oficiales de cumplimiento pueden comparar las cuentas del cliente con la de otros competidores que también sean clientes de la institución. Si ningún competidor es cliente, el personal de cumplimiento debe visitar otros competidores para tener una idea y comparar el volumen de negocio.
Unas ganancias indescriptiblemente más elevadas que la de un competidor con alto movimiento comercial y con una publicidad efectiva, pudiera indicar que hay lavado de dinero, indicó Quintana.




