Por Colby Adams.

Como una pobre supervisión regulatoria en la implementación de algunos aspectos de la Ley de Secreto Bancario calificó un informe del Senado la labor de la Oficina de Supervisión del Ahorro  (OTS por sus iniciales en inglés) de Estados Unidos.

Un informe de 635 páginas presentado el pasado mes de abril por el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado indica que la OTS, oficina dependiente del Departamento del Tesoro, falló en la aplicación de sanciones al Washington Mutual (WaMu), luego de haber encontrado “más de 500 deficiencias serias” en las políticas de revisión del banco,  la concentración de riesgos y la estratificación del mismo, además de otros problemas. El reporte se enfoca ampliamente en los abusos de los préstamos.

La “OTS falló en la implementación de sanciones significativas” y a veces trataba al banco como un “componente”, no como un sujeto regulado, señala el reporte. Al borde del colapso, Washington Mutual fue adquirido por JPMorgan Chase por US$ 1.900 millones en septiembre de 2008.

La histórica poca disposición de la agencia para sancionar a las entidades supervisadas (cajas de ahorro) va más allá de lo señalado en el reporte, afirmó un ex funcionario de la OTS, quien pidió que su nombre no fuese revelado. “Había todo tipo de lagunas en todos lados”, indicó el ex inspectoor.

Los reguladores estadounidenses tienen una larga historia de pocas sanciones relacionadas al antilavado de dinero, indicó un ex empleado del WaMu que fue contratado en octubre de 2007, luego de que la entidad recibiera una advertencia de la OTS sobre las deficiencias en el monitoreo de transacciones y el reporte de actividades sospechosas, además de otros problemas.

Cuando la OTS realizó la examinación para medir los progresos del banco luego de haber recibido la advertencia, “el organismo envió a un solo investigador, lo cual es inconcebible si se compara con otras agencias reguladoras que típicamente asignan entre 8 y 12 examinadores para un banco del tamaño de WaMu, e invierten más de 2.000 horas de trabajo”, afirmó la fuente anónima.

Al final, los problemas de cumplimiento citados por la OTS “nunca fueron resueltos y el organismo nunca  hizo un adecuado seguimiento. Ellos (WaMu) no estaba cerca de resolverlos cuando la institución colapso”, indicó el ex trabajador de la entidad.

La debilidad de la agencia en la aplicación de las reglas antilavado también se extendió a otras entidades de ahorro, según un reporte de julio de 2008 emitido por el inspector general de la OTS, quien afirmó que usualmente los examinadores realizaban sólo inspecciones parciales del cumplimiento de la Ley de Secreto Bancario. En algunos casos, los inspectores no conducen pruebas de las transacciones, a pesar de que el organismo así lo exige. Según el estudio del Inspector general, 82 de las 95 examinaciones realizadas a cajas de ahorro fueron “limitadas”.

Según Bryan Ware, consultor antilavado, las inspecciones de la OTS pueden haber experimentado problemas en parte porque “su personal estaba escaso de recursos y el trabajo es difícil, porque ellos examinan un tipo especial de instituciones financieras”.

La OTS supervisa unas 730 cajas de ahorro y está previsto que se fusione con la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC por sus iniciales en inglés) en junio próximo, cumpliendo con una regulación aprobada a mediados de 2010.