Por Carla Valero
Durante los últimos años, el gobierno de Hugo Chávez ha estado tejiendo una telaraña de intereses, relaciones, “empresas” y proyectos de “cooperación entre los pueblos” con Irán, que abarca desde viviendas hasta empresas de maquinaria agrícola e industrial, y que según expertos están valorados en “más de US$ 10.000 millones”. Los más escépticos ante esta relación opinan que todos estos proyectos son sólo “mamparas para justificar las transferencias de fondos en efectivo entre ambos países y cuyo origen es dudoso”.
Pero la muestra de cooperación y hermandad más evidente ha sido sin duda la incursión del país asiático en el sector bancario venezolano con el beneplácito del gobierno chavista y la Superintendencia de Bancos venezolana (SUDEBAN), quien el pasado mes de febrero autorizó al Banco Internacional de Desarrollo, sucursal del Banco de Desarrollo de Exportaciones de Irán a operar en el país con un capital de US$18,5 millones.
Según Rodolfo Schmidt, periodista venezolano especializado en temas de corrupción y lavado, “el Banco Internacional de Desarrollo ni presta ni recibe dinero, es un banco de tercer piso que sirve para llevar y traer documentos, pero no tiene agencia, tiene una oficina y poco más. Hoy en día poniendo un sello al banco se legitima la operación, aparentemente”.
Por su parte, Estados Unidos no ha visto esta alianza con buenos ojos y menos las relaciones financieras entre ambos países, debido a que Irán ya está en la lista de países designados como financiadores del terrorismo.
El pasado mes de marzo la Red de Control de Crímenes Financieros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (FinCEN, por sus siglas en inglés) lanzó una nueva advertencia a los bancos diciendo que Irán está utilizando “un conjunto de prácticas engañosas para ocultar su participación en la proliferación nuclear y las actividades terroristas”.
La advertencia precisa que el Departamento del Tesoro está “especialmente preocupado de que el Banco Central de Irán pueda asumir el papel de “facilitador legitimador” de las transacciones de los 30 entidades comerciales iraníes ya sancionadas”.
Por otro lado, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó recientemente una tercera ronda de sanciones a Irán, incluyendo en el embargo a más funcionarios iraníes y a empresas con vínculos con el país.
Más bancos en manos iraníes
Además del Banco Internacional de Desarrollo, el gobierno iraní estaría pensando en adquirir otras entidades venezolanas, por lo cual se han sostenido conversaciones con los representantes del Banco Confederado, Banco Canarias Venezuela y el Banco Hipotecario.
Según Schmidt, “el Banco Canarias es el único que puede ser, porque está ligado a Donald Ramírez, político venezolano ex presidente de COPEI [partido político venezolano] y con una larga historia de corrupción. Ramírez hace cualquier cosa por hacer negocios, además de su proximidad con el gobierno chavista”.
Así, el gobierno de Irán y SUDEBAN firmaron un convenio para poder crear otro banco que opere en Venezuela. Según José Darbisi, oficial de cumplimiento de Banco Caribe, “parece lógico que si ya se tiene una licencia para operar es más fácil comprar una estructura ya montada como otro banco que buscar nuevas oficinas”
Y a pesar de que el banco sea de capital iraní, cuando se trata de cumplir con la regulación, “está claro que si opera bajo normas venezolanas tiene que cumplir con la normas de prevención de lavado y financiación del terrorismo, y como banco hay que exigirle que aplique la mejor diligencia a sus clientes”.
Darbisi explicó que “la idea es que el banco financie una serie de maquinarias que se producen en Venezuela con una alianza de producción agrícola, lo que significa que si esto es un comercio doméstico no hay problema alguno de riesgo, mientras no implique trasferencias al extranjero. El banco deberá tener cuidado con los clientes que puedan enviar trasferencias al extranjero, porque puede tener complicaciones con la lista OFAC”,
Pero cuando se trata del riesgo que corren las instituciones que aceptan este tipo de acuerdos, para Rubi Vitali, oficial de cumplimiento de Bangente, “cualquier banco comercial con capital privado sabe cuál es su mejor diligencia debida, en cambio si es un banco del Estado, se sabe lo flexibles que son. El hecho de que entre capital iraní en un banco privado, ellos saben el riesgo que están corriendo”.
Según un oficial de cumplimiento de una entidad venezolana que prefirió mantenerse en el anonimato, esa estructura financiera pudiera correr el riesgo de haber sido creada para el financiamiento del terrorismo. “Como oficial de cumplimiento sé que para eso es que se está creando esa red financiera, para poder manejar libremente los fondos provenientes de secuestros, tráfico de drogas, corrupción pública, etc. Al abrir el banco iraní se puede transferir dinero abiertamente sin ningún control desde Irán y otros países”.
Repercusión en el sistema financiero venezolano
Con la entrada de Irán en el mercado financiero venezolano, el sector de los oficiales de cumplimiento se muestra incierto ante las consecuencias que eso puede traer al país
Para Vitali, el hecho de que Irán penetre en el sistema bancario venezolano podría tener consecuencias negativas sea como sea su relación comercial. “Las implicaciones a nivel internacional serían graves, la reputación de Venezuela al aliarse con un país que financia el terrorismo sería fatal”.
Por su parte, una gerente del departamento de cumplimiento de un banco venezolano que quiso mantenerse en el anonimato dijo que, “lo que preocupa mucho es que el gobierno venezolano sancione a nuestras instituciones si reprimo las actividades asociadas con estos bancos. Existe el temor de represalias, porque el gobierno puede castigar al sistema bancario retirando los fondos públicos, que son de gran importancia para los bancos”.
Y añadió, “muchos bancos en Venezuela tienen como principal cliente al gobierno nacional y a los organismos públicos. Si estos retiran sus fondos, las instituciones pueden enfrentar serios problemas de liquidez”.
Ante esta disyuntiva, los oficiales de cumplimiento debemos manejarnos con cuidado porque “los dueños y gerentes de bancos quieren mantener su negocio y no quieren que el gobierno de Hugo Chávez –aliado de Irán- los sanciones retirándole los millonarios depósitos públicos”.
Según la gerente, “al estar Iran aquí [Venezuela] es más posible que nos puedan bloquear o que nos cierren más cuentas corresponsales en otros países”.
Otros sectores financieros venezolanos se mantienen alerta ante la actual situación. Milagros Hernández, asesora Jurídico de la Bolsa de Valores de Caracas, C.A explica que “somos considerados un país de riesgo y eso perjudica al sistema financiero venezolano. Nosotros no estamos acostumbrados a todo este mundo de cumplimiento antilavado y todo lo que está ocurriendo es nuevo”.
En relación a la supuesta compra de otros bancos venezolanos por parte de las autoridades iraníes, Hernández explicó que SUDEBAN es quien debe autorizar cualquier negociación y la Bolsa de Valores sólo realiza la venta pública de acciones, luego de que se hayan cumplido los requisitos legales para la negociación.




