Los bancos y corredores de valores de Suiza ahora están obligados a contar con un sistema electrónico de monitoreo para identificar transacciones y cuentas de alto riesgo, como lo obligan las regulaciones de lavado de dinero de la Comisión Bancaria de Suiza (SFBC por sus siglas en inglés), que es el regulador de bancos de Suiza.

Una provisión de la ordenanza, que entró en vigencia el primero de julio de 2003, obliga a los bancos a establecer “procedimientos efectivos para el monitoreo de transacciones” y “sistemas informáticos para facilitar la detección de transacciones de alto riesgo”. Los bancos tenían un año –hasta el primero de julio de 2004—para cumplir con los elementos de control de riesgo de la ordenanza, incluyendo la implementación de estos sistemas.


Transacciones de alto riesgo


Según Eva Hupkes de SFBC, los bancos están obligados a utilizar un sistema informático que monitoree las transacciones de todos sus clientes, no sólo aquellas que han sido identificadas como de alto riesgo.


El sistema debe identificar transacciones que alcancen determinados parámetros predefinidos, tales como “depósitos físicos de activos que superen los US$80.000 en valor” y cambios en la frecuencia, tipo o volumen de las transacciones. Los bancos también deben prestar atención a los “indicadores de lavado de dinero”, tales como la estructuración, retiro de activos poco tiempo después de haber sido depositados, y el cobro de cheques de grandes sumas. La ordenanza enlista cuatro páginas de indicadores generales y específicos de lavado de dinero.


Los bancos deben elaborar el criterio para detectar transacciones que representen un alto riesgo de lavado de dinero o de financiación del terrorismo.


“Los bancos deben saber por su cuenta cuando ingresan a una relación de alto riesgo”, dijo Ralph Wyss, un abogado independiente de Zurich. “Pero con la presión de dinero fresco, existe la tentación de cerrar los ojos cuando los riesgos no son muy evidentes”.


El cumplimiento es costoso


Cumplir con los nuevos requerimientos puede ser costoso. Wyss dice que para la mayoría de los bancos privados de tamaño normal, el costo en nueva tecnología puede ser mucho, de hasta US$1 millón, mientras que para los bancos privados más grandes, con más capital y clientes, los costos pueden ser substancialmente mayores.


Sin embargo, SFBC exime a pequeñas instituciones financieras de las obligaciones de sistemas de monitoreo siempre y cuando montitoreen las transacciones a través de otros medios.


“En los casos donde se ven afectadas pocas relaciones con los clientes y pocas transacciones, una sistema de monitoreo de transacciones informatizado puede ser muy caro y por lo tanto desproporcionado”, señala SFBC en su sitio en Internet.


En tales casos, una institución financiera “puede abstenerse de utilizar tal sistema si puede monitorear la transacción en forma manual con la misma eficacia”. Si este es el caso, el auditor externo debe llevar a cabo una auditoría anual del monitoreo manual.


“Como resultado, es la decisión del auditor si acepta como suficiente el sistema de monitoreo del banco (que es obligatorio sin sistema electrónico)”, dice Wyss. La ordenanza no especifica qué criterio debe cumplirse para demostrar que el sistema manual es tan efectivo como el electrónico.


La obligación del gobierno suizo no es nueva. Liechtenstein también obliga a las instituciones financieras a monitorear a sus clientes en forma electrónica.