Un deficiente entrenamiento del personal antilavado fue uno de los factores determinantes para que el Toronto-Dominion Bank (TD Bank) tuviera fallas de cumplimiento relacionadas a un multimillonario esquema Ponzi, por lo cual deberá pagar más de US$ 52 millones a las autoridades estadounidenses.
La Red de Control de Crímenes Financieros (FinCEN por sus iniciales en inglés) explicó que TD Bank pagará US$ 37,5 millones por haber fallado en la presentación de reportes de operaciones sospechosas (ROS) relacionadas a US$ 900 millones que fueron movilizados entre abril de 2008 y septiembre de 2009, a través de las cuentas del abogado Scott Rothstein, quien actualmente cumple una sentencia de 50 años de cárcel por ejecutar un multimillonario esquema Ponzi en el sur de Florida.
El departamento de cumplimiento antilavado de la entidad falló en la detección y en la presentación de los reportes de las operaciones conducidas por Rothstein, a pesar de que el software de monitoreo de transacciones emitió alertas (red flags) sobre muchos de los miles de movimientos de dinero que ejecutó Rothstein a través de diversas cuentas que mantenía su firma de abogados en el TD Bank.
Mediante un comunicado, FinCEN precisó que un inadecuado entrenamiento para “el personal antilavado y para el equipo de negocios contribuyó en que fallaran en reconocer las actividades sospechosas”.
“Las instituciones financieras deben hacer un mejor trabajo de proteger a nuestro sistema financiero y los ciudadanos de este daño. No es aceptable tener un equipo con pocos recursos y mal entrenado supervisando un área tan importante (…) el Banco no hizo lo suficiente para evitar el dolor y el sufrimiento económico de los inversionistas inocentes”, precisó Jennifer Shasky Calvery, directora de FinCEN.
En el año 2011, el banco realizó una revisión retrospectiva sobre las transacciones de Rothstein y basado en los resultados presentó 5 reportes de transacciones sospechosas de forma tardía, los cuales estaban relacionados al movimiento de US$ 900 millones.
Rothstein, quien se declaró culpable en enero de 2010 de ejecutar el esquema piramidal con US$ 1.200 millones de sus clientes, dijo en diciembre pasado que los funcionarios de TD Bank y Gibraltar Private Bank & Trust le ayudaron conscientemente a esconder actividades sospechosas ante los reguladores federales y clientes a cambio de sobornos en efectivo y favores.
La SEC y las “cartas de bloqueo”
Por su parte, la Comisión de Valores y Cambio de Estados Unidos (SEC por su sigla en inglés) impuso una sanción de US$ 15 millones contra el banco y presentó cargos en la Corte del Distrito Sur de Florida en contra del entonces vicepresidente regional del banco, Frank Spinosa.
Según la información de la corte, Rothstein había pedido Spinosa protegerlo de los reportes de operaciones sospechosas y de los sobregiros, según alegó en una audiencia el mismo estafador. A cambio, Rothstein pagó al gerente bancario entre US$ 50.000 y US$ 75.000 en efectivo. Spinosa fue “siempre muy agradecido y sin duda me hizo creer que él estaba haciendo cosas que de otro modo no serían capaces de hacer”, afirmó Rothstein.
Spinosa estafó inversores mediante la producción de una serie de documentos engañosos llamado “cartas de bloqueo” (lock letters) y falsas declaraciones acerca de las cuentas que Rothstein en el Banco que fueron utilizadas para mantener su esquema Ponzi.
En una ocasión, Spinoza le aseguró a inversionista que las cuentas del abogado tenían US$ 22 millones de dólares, cuando realmente el balance era de US$ 100. Además, Spinosa ejecutó las “cartas de bloqueo” de TD Bank, las cuales presuntamente restringían las cuentas de fideicomiso controladas por Rothstein, quien supuestamente solo podía distribuir fondos desde esas cuentas a las de los inversionistas beneficiarios. Sin embargo, Spinosa no aplicó ningún procedimiento para bloquear las cuentas y Rothstein movía libremente el dinero de las cuentas de los fideicomisos.
Las investigaciones revelaron que la asistente de Spinosa se mostró contrariada cuando él le pidió escribir las cartas, incluso le preguntó a Spinosa si eso era legal porque nunca antes las había visto. Luego, las cartas fueron mostradas a los inversionistas bajo la premisa de que era un instrumento que el banco utilizaba de forma regular.
“Las instituciones financieras son guardianes clave en las operaciones e inversiones que facilitan”, dijo Andrew J. Ceresney, co-director de la División de Cumplimiento de la SEC. La demanda contra Spinosa exige la devolución del dinero obtenido más los intereses, sanciones financieras y una sentencia judicial permanente.
Estas multas se suman a los US$ 67 millones que un tribual de Miami ordenó el TD Bank pagar a una sociedad de inversión de Texas por su participación en el multimillonario fraude. El pago ordenado por el tribunal, que representa US$ 32 millones en pérdida de inversiones y US$ 35 millones en daños punitivos, constituye un ejemplo poco común de cuando un banco incurre en responsabilidad financiera por no detener las actividades de una cuenta sospechosa involucrada en una estafa.




