Por Departamento editorial

Los costos de los servicios de remesa y las intensas regulaciones impuestas a estas transacciones, por ser justamente uno de los mecanismos más vulnerables para el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo, está marcando una tendencia: algunos grupos bancarios de EE.UU están revisando si cancelan por completo este tipo de transferencias de dinero.

     De acuerdo con reportes de la prensa estadounidense por citar solo dos casos: JP Morgan Chase ya está suspendiendo algunos servicios que permiten a inmigrantes  mandar dinero a bajo costo y el Bank of America igual está tomando algunas medidas.

     Ha trascendido también que el banco español BBVA explora la venta de su unidad que manda dinero a México y a América Latina. De igual manera Banamex USA de Citigroup cerró sucursales en Texas, California y Arizona que prestaban servicios a los mexicanos en EE.UU. y ha cesado la mayoría de remesas a ese país

     Por definición ninguna regulación impide que los bancos ofrezcan estos servicios, pero sí son llamados a incluir intensos controles que implican inversiones que deben ser cargadas al servicio como tal. Por ello las comisiones por concepto de envío de dinero tienden a aumentar. 

Proceso de adecuación

     “Mantener un servicio eficiente de remesas con bajo riesgo cuesta dinero y si no se hace esa inversión se corre el riesgo de sanciones multimillonarias“, explicó a Lavadodinero.com un funcionario bancario que prefirió mantener su nombre en el anonimato.

     Expertos antilavado consideran que más que un cese de los servicios los bancos podrían estar en un proceso de adecuación a las regulaciones ALD/FT para modernizar el sistema de pagos mientras reducen los costos y la velocidad de las transacciones.

     El costo de enviar dinero desde una entidad bancaria es muy inferior a las comisiones que se pagan a remesadoras reconocidas como Western Union, entre otras, las cuales de igual manera son sometidas a intensos controles por tratarse de un “producto trasnacional”.

     Las entidades remesadoras de dinero han estado marcadas por  grandes multas en los últimos años y afectadas por casos en donde de manera muy clara se han desmantelado bandas criminales que utilizan estas transacciones internacionales para legitimar capitales, pero a la par es un mecanismo vital para muchas economías: en países como Nicaragua, Honduras, Guatemala o El Salvador representan más del 10% de su producto interior bruto.