Cuando en las primeras décadas del siglo pasado el célebre inmigrante italiano Carlo Ponzi desarrolló el método de captación de inversionistas que posteriormente llevaría su nombre, nunca se imaginó las proporciones que alcanzaría este esquema fraudulento y las preocupaciones que generaría tanto a las autoridades como al personal antifraude y antilavado.
Ante el temor de costosas demandas legales, de sanciones regulatorias y multas, algunos bancos están destinando más recursos para identificar las operaciones que puedan estar relacionadas con los esquemas Ponzi. Los banqueros están preocupados de que algunos defraudadores pueden estar tratando de abrir cuentas, afirmó Robert Rowe, vicepresidente y consejero principal de la Asociación de Banqueros Americanos.
Los reguladores también han manifestado su preocupación, exigiéndole a las instituciones financieras que cierren las cuentas sospechosas de estar relacionadas con esquemas Ponzi, a pesar de que las autoridades no hayan iniciado investigaciones sobre los titulares.
Las investigaciones han demostrado que en promedio los fraudes Ponzi tienen una vida de 5 años. No obstante, este período se acorta a 3 años en los casos en que los estafadores ofrecen elevadas ganancias de hasta un 80% de intereses. Este lapso de tiempo es suficiente para que los departamentos de cumplimiento ALD y antifraude detecten y reporten actividades sospechosas.
La banca toma acciones
“Revisar los anuncios de prensa es una buena medida que nos ha permitido ver ofertas sospechosas que hacen individuos o empresas. Luego revisamos en nuestra base de cliente para ver si están en el banco. En el caso afirmativo, hacemos una revisión minuciosa para detectar patrones irregulares que puedan estar ligados a esquemas Ponzi”, afirmó un oficial de cumplimiento de un banco de Panamá, quien pidió mantener su nombre en anonimato.
Un banco canadiense ha fortalecido sus políticas de control sobre las cuentas de los asesores de inversión, especialmente aquellos que negocian valores, de acuerdo con un oficial de cumplimiento de una institución que opera en Estados Unidos. El banco también ha mejorado su proceso de entrenamiento para ayudar a los analistas a detectar distintas versiones del sistema, dijo el empleado bancario, que pidió no ser identificado.
“Debemos escuchar lo que comentan nuestros clientes y tener un proceso para que esa información de primera fuente llegue al departamento de cumplimiento. Muchos clientes nos comentaban que una empresa llamada DMG les ofrecía más intereses que nosotros, pero nunca investigamos y resultó que en el mismo banco teníamos cuentas de familiares de David Murcia Guzmán”, afirmó un analista de una entidad colombiana que se vio involucrada en el multimillonario esquema Ponzi que se extendió por varios países latinoamericanos.
En 2011, un banco mediano de Estados Unidos recibió solicitudes de información de unas cuentas. El personal de cumplimiento encontró que los clientes estaban ligados a tres esquemas Ponzi. El escrutinio fue ampliado a todas las personas que había estado relacionadas a las cuentas sospechosas, lo que permitió descubrir que una de las personas autorizadas tenía antecedentes penales por un caso Ponzi.
Ahora el banco realiza rutinariamente revisiones amplias de ciertas cuentas de inversión alternativas y compara diversos productos de inversión para ver cuáles son atípicos. La institución también examina un subconjunto más pequeño del grupo para ver si las cuentas están negociando con las partes relacionadas o si las partes pertinentes están gastando dinero en productos aparentemente no relacionados a las operaciones del negocio.
La pesadilla Ponzi
En los últimos cinco años, algunos fraudes multimillonarios han salido a la luz, incluyendo el más grande en la historia: el de US$ 65.000 millones de fraude de Bernie Madoff. Las consecuencias han sido graves para el JPMorgan Chase, banco que manejaba las cuentas principales del asesor financiero. En marzo, el New York Times informó que los fiscales federales están examinando si el personal de cumplimiento presentó reportes acerca de las operaciones fraudulentas de Madoff. El banco también es objeto de varias demandas presentadas por los inversionistas estafados.
Otros seis fraudes han sido reportados con montos que superan los US$ 1.000 millones. Esta tendencia de aumento en el monto de los fraudes se presenta de forma súbita, ya que entre 2002 y 2011 se registraron 329 casos de esquemas Ponzi, cuya mediana fue de US$ 20 millones, según indica un informe de Marquet Internacional.
Otro caso fue el del TD Bank. Después de la condena contra el abogado Scott Rothstein en 2010, el Departamento del Tesoro de EE.UU. ordenó un vistazo “de arriba a abajo” en el departamento de cumplimiento ALD del TD Bank, lo que permitió descubrir numerosos problemas regulatorios.
En enero de 2012, Coquina Inversiones demandó con éxito al TD Bank por US$ 67 millones después de que un jurado determinó que los empleados del banco jugaron un papel fundamental en el esquema de US$ 1.200 millones ejecutado por Scott Rothstein.




