No es una metodología simple: robar números de tarjetas de crédito, después comprar artículos electrónicos en Internet y revender la mercadería robada a cambio del dinero digital E-Gold. Luego, utilizar ese dinero digital para comprar tarjetas prepagas, con las cuales se pueden gastar los fondos en forma anónima en cualquier lugar del mundo.

Por hacer todo eso fue condenada una familia de Nueva Jersey en el año 2006. Vadim Vassilenko, Yelena Barysheva y su hijo Alexey Baryshev procesaron más de US$25 millones de fondos ilícitos para clientes de Europa del Este a través de Western Express International Inc. (WEI), un  negocio de servicios monetarios (NSM) no autorizado ubicado en Manhattan.

En siete allanamientos practicados en la residencia y otros locales de los procesados, los agentes encontraron más de US$ 100.000 en efectivo y miles de tarjetas prepagas listas para ser usadas en la etapa final de esta complicada trama, que cuando fue desmantelada en el 2006, levantó todas las alertas sobre los riesgos de una peligrosa combinación: el crimen cibernético, dinero digital y tarjetas prepagadas.

El caso y la metodología

La investigación fue desarrollada durante un año y comenzó con una denuncia de robo de identidad. Una mujer de Nueva York reportó que el número de tarjeta de crédito había sido utilizado para hacer compras fraudulentas de equipos electrónicos en Internet. Los investigadores comenzaron a relacionar a distintas víctimas del mismo proceso de robo de identidad.

Los equipos electrónicos comprados con las informaciones robadas de las tarjetas de crédito eran posteriormente vendidos a través de internet a compradores que pagaban con moneda virtual de E-Gold. Al poseer cierta cantidad de moneda virtual, la organización criminal utilizaba el negocio WEI para negociarlo y recibía dinero real como parte de pago. Para finalizar, parte del dinero se recargaba en tarjetas de valor acumulado que luego era consumido o extraído mediante cajeros electrónicos. De esta forma, se completaba un complicado proceso de legitimación de capitales procedentes del fraude mediante las tarjetas de crédito.

Además, los acusados, haciendo negocios mediante Western Express, transmitieron ilegalmente dinero y cheques cobrados en nombre de los clientes ubicados en Rusia, Ucrania y otros países de Europa oriental, en violación de las regulaciones bancarias de Nueva York. Western Express no tenía licencia, ni como un transmisor de dinero ni para realizar cambios de cheques.

Mediante su página de internet, WEI se promocionaba como una empresa que les permitía a las personas de Europa del Este realizar negocios en Estados Unidos. Tal como los acusados sabían, los clientes que atrajeron usaban identidades falsas, frecuentemente múltiples identidades, para realizar negocios en EE.UU.

WEI configuró varios servicios para sus clientes, además de transmitir dinero y cambiar cheques: cambiaban moneda digital (como E-Gold y WebMoney), suministraban tarjetas prepagadas, tarjetas de cajeros electrónicos, números de identificación fiscal y rentaban direcciones para ser utilizadas por sus clientes para recibir correos. Las investigaciones mostraron que los clientes de WEi estaban envueltos en distintas actividades ilícitas adicionales al uso de identidades y direcciones falsas, especialmente crímenes cibernéticos, como el “re-shipping”, “phishing,” “spoofing” y “spamming”.

El gran cyber-mercado

Los acusados formaban parte de una gran estructura criminal que creó y participó en un mercado cibernético  especializado en el tráfico global de números de tarjetas de crédito e información personal robada. Este mercado “online”  les permitía a los delincuentes realizar transacciones anónimas, mediante internet y otros métodos, usando sofisticados métodos de pago. El objetivo de este esquema de pagos era impedir que fuesen identificadas las personas que participaban en la transacción y que no se pudiera rastrear el origen del dinero de procedencia ilícita.

El grupo criminal contaba con una estructura que incluía a “vendedores”, “compradores”, “proveedores de delitos cibernéticos” y “movedores de dinero”. Los vendedores eran individuos que vendían grandes cantidades de números de tarjetas de crédito robadas, así como información personal, a través del internet. Los compradores adquirían la información de los compradores, con el objetivo de cometer crímenes adicionales como robo y hurto de identidad.

Por su parte, los proveedores de delitos cibernéticos promocionaban, facilitaban y ayudaban en la compra, venta y uso fraudulento de los números de las tarjetas de crédito a través de varios servicios informáticos que ellos proveían a los vendedores y compradores. Finalmente, Vassilenko y su familia participaban como movedores de dinero, suministrando los servicios financieros y realizando transacciones financieras a los participantes de la trama, con el objetivo de mover fondos y legitimar las ganancias ilícitas. Para tal fin, utilizaban sus cuentan bancarias en Commerce Bank y Citibank. En ambos casos, las instituciones bancarias fueron engañadas al momento de abrir las cuentas a WEI, ya que Vassilenko y su esposa mintieron cuando describieron a la empresa como “detallista de productos” y como una compañía envuelta en “programación de computadoras”, ocultando los servicios de cambio de cheques y remesas de dinero.

Los involucrados interactuaban y se comunicaban a través de “carding websites”, que son páginas de internet dedicadas al comercio de información robada, para lo cual quienes participan utilizan alias, cuentas de “messenger” y correos electrónicos anónimos, así como cuentas anónimas de moneda digital.

La acusación

El Fiscal del Distrito de Manhattan, Robert M. Morgenthau, estuvo a cargo de la acusación contra la red. “Virtualmente, cada servicio ofrecido por los acusados y su negocio era ilegal y ayudaba a otras personas a obtener ganancias de sus actividades ilícitas. Como resultado, millones de dólares fueron transferidos ilegalmente fuera de Estados Unidos, evadiendo las regulaciones que han sido creadas para salvaguardar nuestro sistema monetario”, afirmó el fiscal.

Los acusados fueron acusados de 173 cargos, incluyendo corrupción empresarial, hurto mayor, lavado de dinero, posesión criminal de propiedad robada, falsificación de registros comerciales, posesión criminal de un instrumento forjado, esquema de estafa, conspiración para cometer los delitos de hurto mayor y posesión de propiedad robada.

La labor de cumplimiento relacionada a este caso fue reconocida por las autoridades, ya que se presentaron 29 reportes de operaciones sospechosas (ROS) ante FinCEN sobre Vassilenko y otros 51 ROS fueron presentados sobre Western Express por bancos y NSM, de acuerdo con un informe de cumplimiento legal obtenido por Lavadodinero.com.  Ninguno de ellos, sin embargo, fue presentado por negocios que operan como vendedores de tarjetas prepagas solamente.