Por el Departamento Editorial. 

19 personas y 12 sociedades están implicadas en un caso de blanqueo de dinero, estafa y diversos delitos financieros por maquillar estados de cuenta desde el año 2009 hasta el 2012, teniendo como principal protagonista a Manuel Fernández de Sousa, expresidente del grupo Pescanova en España.

En general, Fernández y la excúpula de directivos de la empresa son acusado de manipular ilegalmente las cifras reales de Pescanova y mostrar datos falsos, con el fin de presentar una realidad inexistente tanto al mercado de valores como a los inversores de la misma. 

“Con estas prácticas los investigados minoraron indebidamente la deuda financiera a contabilizar por el Grupo Pescanova en cantidades muy importantes, lo que les permitía elaborar sus cuentas anuales y demás documentos contables e informativos consignando deliberadamente en ellos resultados positivos que no se correspondían con la realidad, pues tanto Pescanova SA como el Grupo consolidado presentaban patrimonios netos y resultados negativos millonarios”, aseguró José de la Mata, juez encargado del caso.

Asimismo, afirmó que hay indicios de falseamiento de cuentas anuales, falseamiento de información económica y financiera, estafa, alzamiento de bienes o blanqueo de capitales, insolvencia punible, falsedad en documento mercantil, uso de información relevante e impedimento de la actuación del organismo superior, sumando entonces hasta 8 delitos.

Sistema de engaño

A partir del año 2009 el grupo Pescanova “maquilló” las cifras verdaderas, los estados financieros y los montos originales de las transacciones realizadas por la empresa, engañando tanto a los inversores como a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Las transacciones y cuentas con reportes negativos obtenidas por la compañía fueron modificados para mostrar una realidad totalmente ficticia y presentar registros positivos a la CNMV.

A partir de esto, la verdadera deuda de la empresa era escondida mientras aumentaba su tamaño, pasando años tras año y engaño tras engaño. En ese sentido, de acuerdo a los datos obtenidos por la Audiencia Nacional, la deuda bancaria en las cuentas de Pescanova tuvo un “espacio” oculto de alrededor de €1.939 millones solamente en el año 2012.

Por otra parte, de acuerdo a las acusaciones, otra manera de obtener dinero era mediante la presentación de documentos falsos en base a operaciones inexistentes ante la banca del país, con el fin de pedir créditos y préstamos para Pescanova sin que dichas entidades financieras supieran del engaño.

Además, otro esquema para conseguir créditos bancarios descansaba en la creación de “sociedades instrumentales” utilizadas como falsos clientes, proveedores o conexiones que les permitiera generar facturación ficticia y contabilizar transacciones o resultados irreales, con lo que engañaban a las mencionadas instituciones financieras.

En definitiva, el sistema consistía en la continua presentación de documentos falsos para engañar repetidas veces a las autoridades, bancos e inversores. De este modo, lograron manipular inmensas cantidades de dinero por casi 4 años consecutivos, profundizando la deuda real.

Cumplimiento

La debida diligencia y el requisito de documentación sustancial permite evadir numerosos percances de esta índole, pues permite el escrutinio severo de la actividad financiera de los clientes que exigen créditos o de las transacciones de los individuos con los cuales se mantienen relaciones comerciales.

Llevar un adecuado cumplimiento disminuye la probabilidad de que este tipo de riesgos se conviertan en una realidad, del mismo modo un correcto -y completo- régimen ALD/CFT contrarresta de gran manera el uso del sistema financiero por parte de criminales que tenga como fin este tipo de ilícitos.

En general, es un deber tener como requisito una completa documentación y justificación de los estados de cuenta presentados, a su vez, es imperativo exigir a los individuos con los que se interactúa la información necesaria para determinar el uso final de los fondos a suministrar/entregar.