Por Fernando Martínez.

El reciente ataque al casino Royale de Monterrey que dejó 52 muertos, es sólo la “punta del iceberg” de la participación que tiene el crimen organizado en estos establecimientos para generar redes de extorsión y lavar cantidades multimillonarias de dinero sucio, según afirma la prensa mexicana.

El hecho sangriento –además-  quitó el velo nuevamente a la existencia de muchos casinos ilegales, que por sus características pueden ser una puerta franca que facilita el lavado de dinero.

Desde hace 5 años, cuando empezaron a legalizar a estos establecimientos, algunas organizaciones como “Di no a los Casinos”, encabezada por Daniel Olivares, emitió un comunicado denunciando a la Secretaría del Gobierno mexicano por “abrir las puertas a las narco-finanzas, pues los especialistas en el tema saben que las casas de juego favorecen el lavado de dinero”.

Otras organizaciones, como la iglesia católica, claman como prioridad que la legislatura azteca apruebe con urgencia ciertas regulaciones al sector. Sectores más extremistas exigen que sean clausuradas las operaciones de todas estas entidades de juego y azar.

Olivares dijo a Lavadodinero.com que “si un narcotraficante controla un casino, puede mandar a muchos testaferros en una tarde a que cada uno juegue, digamos unos 100 mil pesos (US$10,000). El narcotraficante les da a ellos el dinero sucio, obviamente lo pierden en la sala de apuestas y entonces la empresa ya lo puede justificar como dinero que fue ‘lícitamente’ adquirido”.

La regulación por venir

“Ya no podrás llegar con una maleta de dinero a un casino, sin que nadie te diga nada”,  es la expresión que utiliza el procurador fiscal de México, Javier Laynez, para explicar los alcances de una iniciativa de ley antilavado que espera por ser aprobada por la Cámara de Diputados.

Esta iniciativa obligará a los 306 casinos que operan de manera legal en territorio mexicano, a identificar a clientes que realicen operaciones mayores a 20 mil pesos (US$ 1.600).

Se establece además una rigurosa metodología de identificación y reporte de operaciones sospechosas e inusuales que deberán ser transmitidas a la Unidad de Inteligencia Financiera.

La sombra de lo clandestino

Pero más allá del control a los centros legalmente constituidos, trascendió que existen más de 1000 casas de juegos clandestinas en territorio mexicano, por lo menos ese es el cálculo de la coordinadora parlamentaria del grupo de trabajo que vigila el cumplimiento del reglamento de Ley Federal de Juegos y Sorteos, la diputada Lizbeth García (PRD).

La parlamentaria interpuso el pasado mes de mayo una denuncia penal contra el Secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, y diversos funcionarios de la dependencia, por permitir la apertura de casas de apuestas de manera ilegal en el país. 

A raíz del hecho sangriento en el casino Royale saltan a la palestra una serie de supuestas irregularidades alrededor de estos centros de apuestas.

La agencia AFP en un amplio informe destaca que se incautaron por contrabando 3.500 máquinas tragaperras, de 5.000 auditadas, en diferentes casas de juegos de Monterrey. “Sí hay lavado, hay defraudación”, destacó el fiscal Laynez a la prensa internacional.

El Servicio de Administración Tributaria (SAT) azteca reforzará las revisiones a los casinos que están registrados en su base de contribuyentes para detectar si incurren en anomalías, dijo a CNN el administrador general de Auditoría Fiscal Federal de esa dependencia, Alberto Real Benítez.

El titular del SAT agregó que con base en las revisiones que se realizan, la información obtenida se enviará a la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) para que se complemente con otros datos y determinar si se incurrió en lavado de dinero.

 Por su parte el presidente de la Comisión de Seguridad Pública del Senado, Felipe González, estimó que más de 70% de los negocios asociados con los juegos de azar no cumplen con la Ley. Propone aprobar una nueva ley de apuestas y sorteos. “No hay cifras para conocer con exactitud cuántos centros de apuestas hay en México, porque mientras cierra uno, a la vuelta de la esquina ya están abriendo dos”, destacó el parlamentario a CNN.

La ruleta constante del lavado

Según el Grupo de Acción Financiera (GAFI), los casinos son vulnerables al lavado debido al ritmo acelerado de su propia naturaleza, que son negocios basados en el efectivo y que ofrecen una enorme variedad de servicios financieros, en muchos casos casi idéntica a la de los bancos u otras instituciones financieras.

El binomio “crimen organizado mexicano–casinos” tiene sus antecedentes muy claros. En 2007 Lavadodinero.com reportó como la Oficina de Inmigración y Aduanas de EE.UU. –ICE por sus iniciales en inglés—desbarató una red de lavado de dinero del narcotráfico mexicano que utilizaba las operaciones de un casino en Estados Unidos para lavar dinero. Fueron condenados por el delito nueve miembros de la organización de narcotraficantes de Gabriel Gómez.

Según ICE, una persona de la organización, Charles Roybal, era un jugador normal hasta que Gómez lo contrató para lavar el dinero, a partir de ese momento  las autoridades notaron el incremento en sus montos de juego.

Roybal contrataba otros jugadores en el casino para que compren o cambien fichas para él, pagándoles una comisión por el trabajo. Aparentemente algunas de estas personas no sabían que las fichas eran compradas con dinero del narcotráfico, según un comunicado de ICE.

Con esta metodología, Roybal fabricaba una fuente legítima de ingresos para los narcotraficantes, pero cada vez que cambiaba más de US$10.000 en fichas, sus movimientos eran registrados en informes de transacción en efectivo. Según estos reportes, Roybal compró un total de US$117.000 y cambió un total de US$430.000. Cuando se compararon los montos con las ganancias en las mesas de juego, los números no cerraron.

En las investigaciones realizadas por ICE también se descubrió que Roybal utilizó nombres y documentos de identificación falsos.

Alertas constantes

Las autoridades estadounidenses han señalado en varios informes que las cuentas de los casinos son utilizadas como canales para transferir fondos. Han advertido a las oficinas de cumplimiento de los casinos sobre métodos de lavado en los que los clientes depositan fondos a través de giros internacionales, clientes que realizan apuestas muy pequeñas o que debitan y acreditan los fondos de o hacia otra institución financiera.

Sin embargo, las operaciones de los casinos no experimentan el nivel de escrutinio de otras instituciones financieras a pesar del creciente número de casos.

Los métodos de lavado a través de los casinos no son nuevos ni exclusivos, sin embargo las autoridades de varios países están registrando más variadas metodologías para lavar dinero a través de las casas de apuestas.

Una metodología que cada vez se ve con mayor nitidez en los casinos involucra el traspaso de fichas a otros individuos para que las cobren o cambien por cheques del casino, logrando sacar de estas casas de juegos montos mucho más grandes que los fondos depositados sin que se hayan registrado ganancias aparentes en las mesas de juego para justificar el incremento.

21 señales de alerta

 A continuación enumeramos algunas señales de alerta de cómo los casinos pueden ser utilizados para lavar dinero u otros crímenes financieros. Los ejemplos fueron extraídos de documentos sobre casos y metodologías de la Unidad de Inteligencia Financiera de EE.UU., Colombia, Perú, México y Argentina; Grupo Egmont, GAFISUD e INTERPOL:

•Un cliente cambia de casino cuando su actividad está alcanzando el límite de reportaje en un solo lugar.

•Una persona que gana mucho pide a otra persona que cobre algunas de las fichas para no superar el monto obligatorio de reportaje.

•Un cliente cobra del casino una importante suma y solicita que se emitan varios cheques por montos menores al límite de reportaje.

• Se utiliza una cadena con casinos en varios países y pedir que los montos acreditados en los casinos estén disponibles en otra jurisdicción y luego retirarlos con un cheque de la institución.

• Un apostador realiza varias transacciones –apertura de cuentas, depósitos, compra de cheques de casino, retiros, etc. —por debajo del límite de reportaje.

• Un cliente cambia de mesas o lugares de juego cuando su actividad está alcanzando el límite de reportaje en un solo lugar.

• Una persona que gana mucho pide a otra persona que cobre algunas de las fichas para no superar el monto obligatorio de reportaje.

• Se deposita en las cuentas del casino instrumentos financieros de otras instituciones financieras y ninguno supera el monto obligatorio de reportaje.

• Un cliente cobra del casino una importante suma y solicita que se emitan varios cheques por montos menores al límite de reportaje.

• Se utiliza la cuenta del casino como un lugar donde depositar fondos para luego enviarlos, en un corto período, hacia otras cuentas bancarias.

• Un apostador solicita un giro al extranjero que es pagado con varios cheques de instituciones financieras en montos menores al límite de reportaje.

• El cliente compra una gran cantidad de fichas con dinero en efectivo y juega muy poco para luego cambiar las fichas.

• Un cliente trata de influenciar –o sobornar—a un empleado del casino para que no presente un informe de actividad en efectivo.

• Una persona toma una deuda en un casino para comprar fichas, juega muy poco y luego paga la deuda con dinero en efectivo y cambia las fichas por un cheque del casino.

• Un cliente compra fichas con billetes de baja denominación, juega muy poco y luego cambia estas fichas por billetes de denominación más alta.

• Una persona compra fichas, juega muy poco y se retira con las fichas.

• Un cliente gira fondos al casino –o deposita dinero en efectivo—para que sean depositados en una cuenta de la institución, juega muy poco y retira los fondos con un cheque del casino.

• Se intenta cambiar varios instrumentos monetarios por un cheque del casino.

• El cliente gira fondos reiteradamente desde otras jurisdicciones.

• Un par de apostadores que se cubren en las apuestas —por ejemplo apostar colorado y negro o par e impar en la ruleta.

• Varias personas que no tienen relación aparente comparten una misma cuenta.