Por Charles Falciglia*

Cuando se trata de lavado de dinero, las cooperativas de menor tamaño enfrentan desafíos únicos. El primer problema no está relacionado con la experiencia técnica o los recursos, sino con una percepción general de público, incluidos los delincuentes, de que las cooperativas no operan como los bancos. Por eso, las cooperativas deben ser un blanco más fácil. Desde el punto de vista de las regulaciones, esto es totalmente falso.

Las cooperativas, a través de la Administración Nacional de Uniones de Crédito en Estados Unidos, están reguladas por el gobierno federal de la misma forma que lo están los bancos. Si bien existen algunas diferencias en las regulaciones por la naturaleza misma de estas entidades, se requiere y se espera una adhesión estricta a la Ley de Secreto Bancario de Estados Unidos. Una percepción existente es, sin embargo, algo que no se disipa fácil ni rápidamente.

Además, las cooperativas pequeñas, o cualquier institución financiera de tamaño menor, tienen una cantidad limitada de personal. Una dotación menor de personal puede significar menos escrutinio y menos experiencia tecnológica, especialmente en el complejo mundo del lavado de dinero.

Los lavadores siempre están poniendo a prueba la vía de la menor resistencia. El servicio de fácil acceso de las cooperativas, donde generalmente funcionan juntas la oficina de atención al público y la de administración interna, puede presentar un escenario tentador.

Las cooperativas pequeñas, sin embargo, tienen algunas ventajas que pueden presentar algunos serios obstáculos para minimizar los riesgos al lavado sin generar costos adicionales.

Dado que una institución más pequeña posiblemente realice menos transacciones, el límite que puede originar una revisión de las transacciones, específicamente una transacción en efectivo, puede ser establecido en un monto extremadamente bajo, por ejemplo, US$2.500 o su equivalente en otras monedas. Esto da una oportunidad mayor para descubrir los patrones de las transacciones que pueden estar bajo revisión durante meses. Junto con esto se encuentra la capacidad de contar con personal -que tenga contacto directo con el público- que pueda fotocopiar cheques por encima de determinado monto, prácticamente sin inconvenientes.

Esto le permite al oficial de la Ley de Secreto Bancario de la cooperativa revisar los depósitos de cheques realizados el mismo día y, si fuere necesario, comenzar el proceso de monitoreo. Todos conocemos lo difícil que es conseguir copias de los cheques meses después de haberse realizado las transacciones.

Otra ventaja específica de las cooperativas es que los miembros deben abrir y mantener una cuenta de participación (ahorro) para realizar cualquier tipo de operación. El ingrediente clave de esto es el mantenimiento de la cuenta. Mientras que un cliente bancario puede ser un cliente para préstamos, hipotecas o una variedad de otros productos y servicios sin tener una cuenta de depósito, los miembros de las cooperativas no pueden. Además, un cliente bancario puede cerrar su cuenta de depósito a la vez que continúa operando en forma abierta con otros productos y servicios. El miembro de la cooperativa no puede.

Esta diferencia crucial le permite a las cooperativas crear un registro documental de aquellos individuos que desean adquirir instrumentos monetarios (órdenes de dinero, cheques de viajero, tarjetas de obsequio) o cambiar dinero en efectivo por billetes de otras denominaciones.

Las cuentas de los miembros pueden ser utilizadas como canal para el ingreso de dinero en efectivo, para extracciones en efectivo por los mismos montos depositados o para operaciones de compra o cambio. Esto no solamente refleja la transacción en el resumen de cuenta del integrante, sino que también es registrado en los informes de la oficina interna que corresponda. Lo que es más importante, impide que un individuo esté al tanto de la transacción, además del posible malestar que podría surgir con las distintas sucursales.

Conozca su Cliente

El conocer a su cliente es otra área donde las cooperativas de menor tamaño pueden tener una ventaja. Un delincuente, en su intento constante por facilitar un delito, puede no ser elegible para ingresar a una unión de crédito. Por ello, el delincuente debe encontrar a un cómplice, voluntario o no, que sí sea elegible. Aquí es donde la política Conozca a su Grupo de Empleados Selectos (CSGES) va de la mano con el CSC.

Los Grupos de Empleados Selectos (GES) son elegibles para ser parte de una cooperativa, porque el negocio de los Ges está incluido dentro del grupo de aquellos que pueden integrar una unión de crédito. Al conocer a sus GES, las cooperativas pueden evaluar mejor sus riesgos por el tipo de miembro que podría ser elegible (obreros, empleados de oficina, la combinación de ambos, etc.). Un GES también puede tener una política de revisión de los antecedentes criminales y/o exámenes de ingesta de drogas de sus empleados. Esto crea un filtro inherente que impide que aquellos evidentemente no aptos, se conviertan en miembros de la entidad.

Una de las mayores ventajas de las cooperativas, sin embargo, es el conocimiento de los parámetros de salarios de su GES. Las cooperativas pueden implementar una prueba para comparar los depósitos con los ingresos netos, llevando a cabo una tarea de cumplimiento de manera evidente. Por supuesto, como cualquier otra cosa, un GES pequeño podría causar problemas. Una operación fraudulenta de varios cómplices no está lejos de ser posible. La solicitud de información en cuanto a la validez del GES, desde los registros de su creación hasta los financieros, frente a la posibilidad de perderlos como clientes por su reticencia o incomodidad para entregarlos, es inaceptable. El costo de la revisión de un negocio de crédito no solamente es obligatorio, sino que debería ser una política.

Los pedidos especiales son otra área donde las cooperativas pequeñas pueden ser criticadas. Una vez más, la percepción y la cantidad de personal alimentan estas acciones. La gente que desea cometer un acto ilegal tratará de incorporarse como presidente, CEO o CFO de una unión de crédito pequeña precisamente porque son fácilmente accesibles. La regla aquí es no hacer algo en nombre de alguna atención especial o conservación de ningún miembro.

Un ejemplo perfecto es la cooperativa pequeña que realiza préstamos hipotecarios y recibe una solicitud de préstamo para un departamento cooperativo. Quien solicita el préstamo aduce que es lo mismo que una hipoteca. Parece inocente, pero los departamentos cooperativos son una cosa totalmente diferente. Ellos no son bienes raíces, pueden estar sujetos a alquileres fijos y no tienen requisitos de seguros sobre el título.

Si no se sigue correctamente la cadena antilavado del título (no confundir con el seguro del título disponible en USA) alguien puede obtener una gran cantidad de dinero sobre una unidad de relativamente poco valor, o, lo que es peor, ni siquiera es propiedad de quien solicitó el préstamo. La institución financiera se ha convertido así en la fuente de fondos a ser lavados. Recuerde, el fraude hipotecario se ha incrementado dramáticamente en los últimos años dado que pueden obtenerse grandes cantidades de dinero con un esfuerzo relativamente pequeño.

*Charles Falciglia, Gerente de Cumplimiento y Seguridad de ADP Federal Credit Union. Publicado en ACAMS Today Vol. 6 No. 1.