Por Fernando González y Colby Adams

Desde mucho antes de que existieran departamentos de cumplimiento antilavado en las instituciones financieras de Latinoamérica, ya existía una relación comprobada entre el crimen organizado internacional y la producción y comercio ilegal de tabaco.

A finales de los años 90s, el lavado de dinero surgió como uno de los delitos más asociados a los grupos que controlan el contrabando de cigarros en todo el mundo. Esta relación no parece haber desaparecido y el riesgo está muy presente para las instituciones financieras y las empresas asociadas al comercio internacional.

“El contrabando de tabaco se ha convertido en una popular y altamente rentable fuente de ingresos para criminales y organizaciones terroristas”, afirmó el senador estadounidense, Herbert Kohl, en noviembre de 2009, cuando el Comité Judicial del Senado de Estados Unidos aprobó el proyecto de la llamada Ley Para Prevenir el Tráfico de Cigarrillos (PACT por sus siglas en inglés).

Kohl indicó al presentar el proyecto de ley, que grupos terroristas designados como Hezbollah, Al-Qaida y Hamas han generado significativas ganancias mediante el tráfico de cigarrillos.

Con la aprobación de la ley PACT, las autoridades norteamericanas esperan enfrentar a los financistas de actividades terroristas que utilizan el mercado negro de cigarrillos y buscan también colectar US$5.000 millones que se pierden cada año por evasión fiscal, según precisó el legislador Kohl.

La ley exige a los mayoristas de tabaco y sus derivados mantener un registro de los envíos, además deberán pagar impuestos y cargos adicionales. De esta forma, se busca reducir la venta a distancia y el envío por correo de cigarrillos, así como evitar que los terroristas aprovechen las diferencias en los precios del cigarro en distintas regiones.

Latinoamérica no está ajena a los riesgos que representa el contrabando de tabaco. Douglas Farah, miembro del Centro Internacional de Impuestos y Estrategias (Washington), considera que en Estados Unidos el financiamiento del terrorismo mediante el tráfico de cigarrillos no es un problema sistemático.
“Hay algunos nexos aquí [en Estados Unidos], pero hay muchos más en la zona de la Triple Frontera de Suramérica. Yo no creo que el principal propósito de los traficantes de cigarros en EE.UU. sea obtener dinero para terrorismo; yo pienso que es para evadir impuestos”, afirmó Farah.

Casos relevantes de lavado

En 1998 una investigación adelantada por la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Estados Unidos (ATF por sus siglas en inglés) descubrió a una banda de traficantes que compró millones de dólares en cigarrillos en el Estado de Carolina del Norte –donde los impuestos son bajos- y luego los vendió en Michigan. Las ganancias fueron enviadas posteriormente al grupo terrorista Hezbollah, según indicó un reporte emitido en julio de 2003 por la ATF.

Northern Brands International, Inc. -una afiliada de la compañía de tabaco R.J. Reynolds- se declaró culpable en enero de 1999 de participar en una operación de lavado de US$687 millones en ingresos provenientes del contrabando de cigarrillos y licores. Como parte de su convenio de reducción de sentencia, pagó una multa criminal de US$5 millones y una penalidad de US$10 millones.

La operación se realizó utilizando una zona fronteriza no vigilada entre Estados Unidos y Canadá, dentro de la Reservación India Saint Regis Mohawk, para movilizar enormes cantidades de tabaco y licores hacia Canadá. Luego de la venta de los productos, el grupo de 18 personas enjuiciadas, transportaba a escondidas los ingresos de regreso a EE.UU. usando la misma ruta.

En agosto de 2001, la Unión Europea demandó a Phillip Morris alegando que la compañía tabacalera contrabandeó importantes cantidades de cigarrillos en Europa para evadir el pago de miles de millones de dólares en derechos aduaneros y otros impuestos a la importación de cigarrillos.

Los documentos de la corte indican que algunos ejecutivos de Phillip Morris enviaban los cigarrillos a contrabandistas disfrazando la participación del gigante del tabaco, utilizando firmas europeas intermediarias. La demanda señalaba que se utilizaron esquemas de pago a terceros con cuentas en bancos suizos para el contrabando de cigarrillos en Colombia.

En el año 2002, la comunidad europea inició en una corte civil de Nueva York una segunda demanda en contra de la segunda tabacalera más grande del mundo: R.J. Reynolds. Los documentos de la corte señalan que en “la década de los noventa, las ganancias de la venta de cocaína se lavan a través de la compra de cigarrillos. Las ventas de cocaína en la Unión Europea se facilitan a través de operaciones de lavado de dinero en Colombia, Panamá y Suiza.

Asimismo, en el Medio Oriente, en particular en Afganistán, a través de las mafias rusas”. En Europa, uno de los grandes compradores de Reynolds era Gerardo Cuomo, un ciudadano italiano residente en Suiza, investigado por las autoridades italianas por lavado de dinero y otras actividades ilegales. El dinero recibido por Cuomo era llevado en ferry fuera de Italia y lavado en Suiza.

Tabaco para financiar terrorismo

En mayo de 2006, la el Cuerpo Nacional de Policía de España detuvo a 3 miembros del grupo armado norirlandés IRA, quienes a través del contrabando de tabaco obtenían grandes ganancias que eran utilizadas para financiar los actos terroristas.

Como parte de la operación Blooming, las autoridades españolas decomisaron dos camiones cargados con casi medio millón de cajetillas de cigarros que serían enviadas al Reino Unido, con un valor estimado de US$1.3 millones. “Esta estimación económica se multiplicaría en el Reino Unido puesto que en aquel país el tabaco es notablemente más caro. Al menos una parte de los beneficios obtenidos iban destinados a la financiación de la organización terrorista a la que presuntamente pertenecen”, dijeron fuentes del Ministerio del Interior.

En una entrevista concedida a Lavadodinero.com en el año 2008 (pulse aquí para leer la entrevista), el experto Nikos Passas, profesor en la Universidad Northeastern, en Boston, que estudia los delitos financieros, aseguró que el comercio internacional está siendo utilizado por los contrabandistas de cigarrillos.

Al hacer un estudio sobre el intercambio comercial, “encontré una cantidad de importaciones de tabaco cada vez mayor, cuando en realidad los índices de tabaquismo están disminuyendo y no había explicación para tal situación. ¿Cómo podemos importar más cigarrillos cuando cada vez se fuma menos? Existen anomalías, existen irregularidades que generan preguntas y nadie tiene las respuestas para ello, aún cuando una gran cantidad de estas preguntas pueden ser respondidas fácilmente si se tienen en cuenta los precios del transporte, los temas de manejo de inventarios, pero hay que tener presente el gran volumen de actividad en el cual puede estar oculto el delito”.