Al observar la financiación del terrorismo, muchos profesionales antilavado de dinero están en riesgo de cometer errores fundamentales, como el tratar de encajar una estaca rectangular en un agujero redondo.

 


Primero, tenemos que separar los “ingresos del terrorismo” de los “gastos terroristas”.


 


Existe una creencia respecto a que la financiación del terrorismo simplemente reversa el modelo convencional de lavado de dinero en tres etapas, dado que involucra el uso de fondos legítimos con fines ilegítimos en oposición al lavado de dinero de manera de poder utilizarlos legítimamente.


 


Pero ¿dónde se encuentra la evidencia que sustenta esto?


 


Los ataques del 11/9 en Estados Unidos fueron una anomalía en el mundo de las finanzas terroristas, aún cuando se los compare con otros ataques de al Qaeda, como las bombas colocadas en dos embajadas estadounidenses en África Oriental.  En ese caso, los terroristas no tenían dinero.  No recibieron fondos principalmente de Afganistán.  Fueron abandonados por sus cómplices para que mendigaran, obtuvieran préstamos y robaran todo el dinero que pudieran obtener localmente, por cualquier medio, legal o no.


 


Observen también al caso Ressam en el que un terrorista relacionado con al Qaeda fue arrestado en diciembre de 1999 luego de contrabandear explosivo hacia Estados Unidos para atentar con bombas en un aeropuerto de Los Angeles. Tuvo que mantenerse solamente con los cheques de seguridad social que recibía y cometiendo delitos de poco monto, los que incluían la venta de licencias de conducir falsas a menores de edad.


 


¿Dónde están estos misteriosos millones terroristas sobre los cuales los políticos protestan?


 


Terroristas ávidos de fondos imposibles


 


Menos de una semana después de los recientes ataques con bombas en Londres, el Canciller británico, Gordon Brown le comunicaba a los ministros de finanzas de la Unión Europea que deben tomar medidas para confiscar activos terroristas, prediciendo que iba a haber “problemas constantes” si el suministro de fondos a los terroristas no era eliminado.  Esto, sin embargo, se relaciona con la asunción rebatida de que debe haber una misteriosa fuente de fondos offshore disponible para realizar ataques terroristas.  La experiencia desde el 11/9 indica lo contrario.


 


También ignora una generación de experiencia con el terrorismo en Irlanda del Norte, donde el presupuesto para una bomba era menos que el límite diario de extracción de un cajero automático, y la regla era que todas las partes componentes de una bomba sólo podían comprarse con dinero en efectivo


 


Sin embargo, en algunos casos, la financiación del terrorismo es un fenómeno transnacional – como la evidente desviación de donaciones caritativas de Arabia Saudita – no debemos olvidar que la mayoría de las organizaciones terroristas son financiadas a nivel local con fondos procedentes del crimen local.


 


El ejemplo más importante en Asia se da en Filipinas, donde la organización terrorista identificada como tal, el Grupo Abu Sayyaf Group es una exitosa operación de secuestros para el pago de rescates. Ellos y otros grupos similares designados como tales por la comunidad internacional participan en actividades “terroristas similares”, como el homicidio, la colocación de bombas contra objetivos civiles y hacen aparecer como que tienen un objetivo político (o al menos, antigubernamental).


 


Si se tienen en cuentas las últimas noticias provenientes de Irlanda del Norte, lo que ahora es de conocimiento público es el hecho de que los grupos terroristas que operaban también cometían actos de extorsión, robos a bancos y tráfico de drogas.


 


Foco Local


 


Las miradas sobre al Qaeda y la supuesta fortuna personal de bin Laden son distracciones que buscan desviar el foco de atención de la necesidad importante de observar el problema de la financiación del terrorismo a nivel local y evaluar el riesgo en ese mismo ámbito.


 


¿Dónde, además de los ataques del 11/9, existió un individuo o entidad central única de terrorismo internacional que pagara los gastos?


 


Las cifras de dinero involucradas en la mayoría de los ataques terroristas son muy pequeñas como para ser detectadas en el sistema bancario.  Cuando esos fondos consiguen ingresar a un banco u otra entidad financiera, sin embargo, no importa cuán pequeños sean, obviamente deben hacerlo a través de la cuenta de un individuo.  Ese hecho nos hace dar toda la vuelta al sistema: nuevamente al tema de conozca su cliente –otra vez la importancia de vetar a bancos corresponsales en esas áreas.


 


Luego de haber trabajado en el sector, allí es donde creo que se quiebra el sistema.  En las jurisdicciones con las que estoy familiarizado, la Ley USA Patriot y las otras iniciativas internacionales no han hechos diferencias importantes para proteger el sistema financiero del lavado de dinero, a menudo porque los bancos mismos en esos países no están lo suficientemente interesados en considerar el tema.


 


¿Cuál es el sentido de que un banco tenga políticas y procedimientos en vigencia para asegurar que ninguna donación sea recibida por parte de individuos sospechosos en el Medio Oriente, o tener un mecanismo para identificar remesas del exterior enviadas a estudiantes en una escuela de aviación de Florida, cuando la amenaza terrorista activa y constante se encuentra bajo sus propias narices y se encuentra recibiendo fondos de actividades delictiva?


 


Entonces se vuelve a las evaluaciones de riesgo a nivel local.