Ni el gobierno de Estados Unidos ni la familia del ex presidente nicaragüense Arnoldo Alemán convencieron al juez federal en Miami el jueves de que sus argumentos tenían suficientes méritos en la batalla legal para determinar si el Departamento de Justicia puede confiscar definitivamente certificados de depósitos que alega fueron comprados con dinero sucio.

 


La continua saga comenzó en el año 2003, cuando fiscales estadounidenses presentaron una orden de confiscación sobre ocho certificados de depósitos que según ellos el ex director general de rentas de Nicaragua Byron Jerez compró con dinero de la corrupción a nombre de Alemán y su familia.


 


María Alejandra Alemán, hija de Alemán, entabló una contra demanda de parte de los dueños—los hijos de Alemán, la suegra, cuñada y cuñado—para retener los documentos bancarios valorados en US$800.000. El gobierno estadounidense devolvió uno de los dos certificados de depósitos a su nombre, pero la suerte de los otros certificados la decidirá el juez Federico Moreno.


 


Dos días de rumores, testimonios contradictorios y el goteo de débiles evidencias por parte tanto de la fiscalía como de la defensa hizo que el juzgado del juez Moreno se convirtiera en algo surrealista.


 


El proceso terminó en forma prematura cuando Moreno postergó los discursos de cierre hasta el 21 de junio para dar tanto al fiscal Gerardo Simms como al abogado defensor George Evans tiempo para prepararse—algo que el juez señaló deberían haber hecho antes del juicio—y sugirió que las partes arreglen la disputa en forma extrajudicial.


 


“Hay muy pocas pruebas de ambos lados”, dijo Moreno. “Usted, señor Simms, todavía tiene que demostrar que el dinero es sucio”.


 


Los miembros de la familia Alemán presentaron testimonios de que los certificados fueron comprados con dinero de los negocios cafetero y ganadero de la familia “para promover la democracia en Nicaragua”. A pesar de que ninguno pudo demostrar conocimiento del negocio de la familia, ni siquiera de su ubicación.


 


“No he visto ningún documento que muestre la producción de estas granjas”, dijo Simms. “¿Por qué no hay ni un sólo cheque?”.


 


Moreno también expresó escepticismo.


 


“Tomo con reservas respuestas como ‘el dinero es utilizado para la democracia’”, dijo Moreno.


 


La cuñada y cuñado de Alemán, Ana Flores y José Grullón, confundieron más al juez al reclamar los mismos certificados, que llevó a Moreno a verificar uno por uno, los dueños de cada uno de los documentos bancarios.


 


Evans volvió a declarar que los certificados fueron transferidos hacia los familiares de Alemán para “prevenir que funcionarios nicaragüenses tomaran los fondos para una vendetta política”.


 


“Vamos a demostrar que el dinero es limpio”, dijo María Alejandra Alemán con lágrimas en los ojos en una entrevista posterior a la sesión en corte. “No le vamos a dar al gobierno de EE.UU. ningún dinero. Nos ofrecieron dar un 10% y luego un 30%, pero no aceptamos. Queremos que el juez diga que el gobierno está equivocado”.


 


“Si el juez quiere algo por escrito que diga que la familia está dispuesta a donar el dinero, lo haremos”, dijo. “Significará un triunfo para nosotros y para mi padre”.


 


El esquema Alemán-Jerez


 


Simms reconoció que sólo Alemán, quien fue presidente entre 1997 y 2002, y su ex hombre de confianza Jerez saben cuál es la fuente real de los fondos. Ninguno de los dos testificó.


 


Evans dijo que Jerez se negó a presentar testimonio debido “a que no se quiere auto-incriminar” y Alemán no pudo porque Evans no tuvo tiempo de reunirse con él en Nicaragua, donde está cumpliendo una condena de 20 años de prisión por lavado de dinero, fraude y malversación de fondos públicos, para prepararlo para que haga una declaración o presente testimonio por video. Una corte de apelaciones de Nicaragua el miércoles bloqueó su extradición hacia Panamá o Estados Unidos por potenciales cargos de lavado de dinero.


 


Sin embargo, Alemán señaló en una declaración jurada en 2003 que no sabía nada de los certificados de depósitos, que fueron comprados originalmente por Jerez a su nombre. Dijo que su hermana Amelia Alemán, “la administradora de los bienes de la familia Alemán”, quien murió en 2002, arregló la compra de los certificados para la familia con el dinero proveniente de los negocios cafeteros.


 


En 2003, un juez federal en Miami ordenó que se le confisque a Jerez un lujoso condominio valorado en US$4 millones en la zona de Key Biscayne en Miami –y US$150.000 en efectivo—debido a que lo había adquirido con dinero de las arcas de Nicaragua, “una actividad ilegal específica” según las leyes de lavado de dinero de Estados Unidos.


 


Cinco días más tarde, la jueza nicaragüense Juana Méndez absolvió a Jerez de lavado de dinero, malversación de fondos y conspiración en un juicio basado en el mismo esquema de corrupción, incluso después de que él admitiera sus crímenes. Confesó haber creado compañías pantalla para contribuciones políticas para Alemán y de haber movilizado US$8 millones robados hacia Estados Unidos, donde él compró las propiedades y los ocho certificados de depósitos en el banco Terrabank, con la ayuda del miembro de la comisión directiva David Berley.


 


Incluso así, Méndez dijo que no había suficiente evidencia que demostrara que Jerez se benefició de las actividades ilícitas que organizó para Alemán.


 


En el mismo juicio en Nicaragua, Méndez sentenció a Alemán a 20 años de prisión por crear compañías pantalla en Panamá y por haber malversado US$8,7 millones del erario de Nicaragua entre 1997 y 2001–US$1,8 millones de los cuales fueron utilizados para comprar un helicóptero, que era alquilado a funcionarios del gobierno a cambio de pagos de comisiones por parte del estado de Nicaragua.


 


Todos excepto dos de los certificados fueron comprados con fondos de la Fundación Democrática de Nicaragua, que maneja Alemán. Ana Consuegra, ejecutiva de Terrabank quien abrió las cuentas de los certificados admitió en corte el miércoles que el banco nunca estudió la fuente de los fondos para establecer su legitimidad.


 


‘Lo que el mundo no ve’


 


“¿Cómo pueden pensar que un padre adquirirá certificados de depósitos con dinero sucio?”, dijo María Alejandra Alemán, una fisioterapeuta que posee una clínica en Managua. Agregó que Alemán se quedó en Nicaragua para enfrentar los cargos en su contra mientras que otros líderes, tales como el ex presidente peruano Alberto Fujimori y el ex presidente mexicano Carlos Salinas, huyeron de sus países en situaciones controvertidas similares.


 


Sus ojos enrojecidos por las lágrimas.


 


“Mi padre es víctima de la persecución política”, dijo. “Si hubiera estado libre en las últimas elecciones, las hubiera ganado. Tienen miedo de él. Tienen cámaras en todos lados, incluso en el baño. Eso es lo que el mundo no ve”.