De todas las consecuencias de la desaceleración económica experimentada en los últimos meses, el crecimiento del alquiler de las cajas de seguridad puede no ser la primera que se me ocurre, pero para los oficiales de cumplimiento la tendencia puede generar ciertos dolores de cabeza.

En general, más de 30 millones de cajas de seguridad están alquiladas en Estados Unidos, en las que se guardan unos US$32.000 millones en bienes, según informes de noticias y estimaciones de analistas. Esa cifra se ha incrementado en los últimos meses, porque un cuarto de los clientes de los bancos han trasladado sus bienes a cajas de seguridad, aseguró David McGuinn, presidente de la consultora Safe Deposit Specialists, de Houston.

La medida adoptada por miles de ahorristas para proteger al dinero de los problemas económicos, significará que los oficiales de cumplimiento tengan el problema de trabajar con los detalles a veces oscuros de las regulaciones antilavado de dinero, como puede ser determinar cuándo el manejo de las cajas de seguridad se convierte en una “transacción”, dijo Krista Armstrong, especialista en la Ley de Secreto Bancario del banco Harborstone Credit Union, estado de Washington.

Según las regulaciones federales, las instituciones financieras deben presentar reportes de transacciones en efectivo (RTEs) por las transacciones por encima de los US$10.000. Pero debido a que las reglas y guías federales y estatales son ambiguas, definitivamente se trata de un área gris cuando una transacción vinculada a una caja de seguridad se convierte en una transacción”, explicó Armstrong. “Siempre me dijeron que si el dinero se va de la sucursal, hay que presentar un RTE”.

La mayor parte de los usos de las cajas de seguridad no requiere presentaciones de RTE, pero si un albacea se presenta para reclamar los bienes de alguien y la caja es abierta –en presencia de un empleado del banco– eso debería ser considerado una transacción, dijo McGuinn, quien instruye a los empleados del banco sobre los requisitos legales para tener cajas de seguridad.

Los bancos han tenido que presentar RTEs sobre transacciones en efectivos por encima del monto mínimo de US$10.000 desde comienzos de la década del ’70. Una transacción, sin embargo, también es definida como la “transferencia física de dinero en efectivo de una persona a otra”, según las reglas de reporte de actividad sospechosa. Los bancos deben presentar reportes de conductas sospechosas en su área de cajas de seguridad.

A veces, los oficiales de cumplimiento han interpretado erróneamente la estipulación de la “transferencia física”, entendiendo por ella que deben presentarse los reportes cuando el dinero es retirado de la caja de seguridad, dijo Armstrong.

Los bancos no tienen dudas acerca de otra ambigüedad regulatoria: el presentar o no RTEs cuando quienes alquilan las cajas de seguridad no pagan el servicio y las cuentas y adeudan dinero, y las instituciones deben abrir cajas para reclamar el dinero o devolverlo a la sucesión, precisó un oficial de cumplimiento de un banco mediano en Nueva York.

Si un banco traslada el dinero que ha retirado de una caja de seguridad a una cuenta o emite un instrumento monetario, el oficial de cumplimiento debería presentar un RTE, según Steve Hudak, vocero de la Red de Control de Crímenes Financieros del Departamento del Tesoro de los EE.UU. (FinCEN, por sus siglas en inglés).

Y si un banco recibe más de US$10.000 de la caja de seguridad de una persona –por no pagar el alquiler de la caja, por ejemplo– el banco debe presentar un reporte cuando le devuelve el dinero a la persona para que lo coloque en la caja, según una guía interpretativa publicada en enero de 1990 por el Departamento del Tesoro.

 

Más obligaciones ALD Vs. Negligencia

Los bancos en última instancia serían negligentes si no vigilan las cajas de seguridad, porque los defraudadores, los traficantes de drogas y los lavadores de dinero también las utilizan, y muchas veces tratarán de depositar dinero en efectivo previamente escondido en las cajas, a veces a través de depósitos estructurados, explicó el empleado de un banco del área de Nueva York que prefirió no ser identificado.

Si un cliente retira dinero de la caja y lo deposita en su cuenta o en la de otros, con los fondos totalizando más de US$10.000 en un período de tiempo relativamente corto, “yo presentaría un RTE y un ROS”, dijo la fuente. “Las transacciones vinculadas a las cajas de seguridad pueden ser un poco delicadas”, agregó.

Al decidir si se presenta un RTE, los oficiales de cumplimiento deberían concentrarse en si “alguna vez se recibe en el banco a través de una transacción el dinero en efectivo que se encuentra en una caja de seguridad”, así también como cualquier “hecho o circunstancia específica de los eventos”, dijo Hudak, en un mensaje de correo electrónico.

Si un albacea se presenta y reclama bienes personales y el banco “solamente cuenta el dinero”, entonces no se requiere la presentación de un RTE, aclaró Hudak, agregando que la pregunta es “si hubo realmente una transferencia física del dinero de una persona a otra”.

Muchos banqueros han estado confundidos sobre cómo registrar las actividades de las cajas de seguridad, porque la Ley Patriotica incluyó a las cajas dentro del ámbito de ciertas reglas sobre transacciones, indicó McGuinn, agregando que, como consecuencia de ello, algunas instituciones financieras habían presentado reportes incorrectamente.

En los últimos años, los bancos han tratado de distanciarse más de la vigilancia de las cajas de seguridad, ya que las mismas son cajas de “autoservicio” ubicadas en un salón del banco o incluso “en la pared externa del banco”, lo que permite el acceso ilimitado y haría que las mismas fueran más fácilmente abusadas por los criminales, señaló McGuinn. “Eso es como un incendio forestal en crecimiento”.