Por el Departamento Editorial.

Los grupos terroristas de todo el mundo buscan la manera de obtener ingresos para su accionar a como dé lugar, y no hay mejor ejemplo de esto que las acusaciones de las autoridades francesas sobre la empresa cementera franco-suiza LafargeHolcim y su supuesta financiación de las operaciones del grupo yihadista Estado Islámico (EI), mediante transacciones prohibidas por la Unión Europea (UE) en el marco de la guerra en Siria.

El expresidente ejecutivo de LafargeHolcim, Eric Olsen, y otros altos ejecutivos son acusados de financiamiento del terrorismo y de exponer la vida de terceros en zonas de peligro, como lo es el territorio sirio, país el cual se ve devastado a causa de la actual guerra en desarrollo.

Lafarge, la cementera más grande del mundo, inició operaciones en Siria en 2010 al invertir aproximadamente €600 millones en el mercado de dicho país, remodelando una fábrica en Jalabiya y generando trabajos para los residentes, además de toneladas de cemento.

El país de medio oriente tomó protagonismo mundial en 2011 al iniciar una guerra civil, donde estarían involucrados el gobierno de Bashar al-Assad y grupos armados extremistas, lo que ocasionaría un éxodo de las empresas en el territorio árabe, exceptuando a Lafarge.

Financiamiento del terrorismo

En base a un informe encargado por LafargeHolcim en abril de este año, la filial siria Lafarge Cement Syria (LCS, por sus iniciales en inglés) entre 2012 y 2014 pagó alrededor de US$5.6 millones a grupos terroristas afiliados al EI. 

De acuerdo a las acusaciones de las autoridades francesas, las faltas cometidas por la cementera para mantener sus operaciones fueron:

Establecimiento de relaciones comerciales con grupos terroristas: Al estallar el conflicto yihadista Lafarge pudo mantener las operaciones de la fábrica en Jalabiya, parte norte del territorio sirio, mediante pagos al EI y otros grupos armados de la zona, los cuales recibieron millones de euros para permitir el tránsito de los empleados y el desarrollo de las actividades de la cementera.

Bruno Pescheux, ex gerente de la fábrica cementera en Siria, aseguró que Lafarge pagó US$100.000 por mes al ciudadano sirio Firas Tlass, exaccionista de la empresa, el cual a su vez dio dinero a facciones armadas para permitir que la fábrica permaneciera abierta y funcional.

Violación de las sanciones impuestas a la industria petrolera siria: Frederic Jolibois, gerente en 2014 de la fábrica propiedad de Lafarge en Siria admitió haber comprado petróleo a “organizaciones no gubernamentales”, violando el embargo impuesto por la UE al petróleo sirio en 2011. Según los señalamientos, estas agrupaciones no ligadas al gobierno son presumiblemente grupos islámicos involucrados en la guerra y actos terroristas.

Falsa documentación: Las autoridades aseguran que LCS realizó contratos falsos para comprarle petróleo al Estado Islámico, pues en 2013 estos estaban en control de las regiones en donde se encuentran las reservas petroleras de Siria, teniendo posiciones estratégicas dentro del país.

En definitiva, las acusaciones indican que Lafarge estuvo operando en suelo sirio años después del inicio del conflicto armado, mientras gran parte de las empresas francesas abandonaban el país y EI acumulaba más y más territorio.

Eric Olsen abandonó el cargo de dirigente de LafargeHolcim en julio de este año por acusaciones en su contra relacionadas a pagos a grupos armados, las cuales negó completamente.

Por otro lado, Bruno Lafont, ex jefe ejecutivo de Lafarge desde 2006 hasta 2015 y Christian Herrault, ex director general de operaciones de la misma empresa, también son acusados de formar parte de la financiación del EI.