La Autoridad de Servicios Financieros de Japón (FSA por sus siglas en inglés) ordenó que Banco do Brasil cerrara sus operaciones de cambio de divisas y remesas en Japón para el 24 de diciembre de 2004.

En una medida administrativa emitida el 16 de diciembre, la FSA dijo que una inspección de la sucursal en Tokio de Banco do Brasil, y cinco de sus oficinas comerciales, mostraron “problemas fundamentales” en “los sistemas de cumplimiento”.


Banco de Brasil, un banco gubernamental, cuenta con 13.000 sucursales en Brasil y 30 oficinas en otros 25 países.


La FSA dijo que Banco do Brasil no cumplió con provisiones de las leyes bancarias japonesas para la identificación del cliente, para el guardado de documentos y para la presentación de informes de transacciones sospechosas, y encontró que la gerencia y personal clave del banco no conocían lo suficiente estas leyes.


La medida toma lugar tras la decisión de la FSA, en septiembre, de cerrar la división de banca privada de Citibank en Japón por su falta de controles antilavado y de adecuados procedimientos de identificación del cliente, entre otros problemas.


En una declaración para los inversionistas, Marcelo Jorge Lydia, gerente de relaciones con los inversionistas de Banco do Brasil, dijo que la decisión de la FSA fue impulsada por problemas en la relación del banco con los negocios de servicios monetarios, tales como compañías de remesas, en Japón. El banco cortó esas relaciones en noviembre de 2003, dijo Lydia, y ya ha tomado las medidas necesarias para reforzar sus controles internos y el cumplimiento.


La FSA encontró que Banco do Brasil:


Hacía negocios con comercios remesadores de dinero que no contaban con la adecuada licencia: El banco realizó grandes transacciones para operadores de servicios de remesas “en forma continua durante varios años”. Estos operadores cambiaban yenes a otras monedas, llevaban a cabo transacciones de remesas para personas extranjeras que vivían en Japón y armaban remesas a través de legítimos bancos a centros offshore.


Ignoró señales de alerta: La FSA notó que el banco sabía de la naturaleza de los negocios de los operadores de remesas, pero no llevó a cabo una adecuada identificación del cliente ni informó de transacciones sospechosas. Incluso después de que se hicieron preguntas sobre la legalidad de las operaciones de los negocios, el banco continuó haciendo negocios con ellos.


No informó la mala conducta de los empleados: Varios empleados del banco malversaron depósitos y retiros en efectivo utilizando firmas falsificadas. El banco, sin embargo, no informó sobre esto a la FSA como lo obligan las leyes bancarias japonesas.


No contó con una adecuada supervisión interna: El banco contó con un incompleto sistema para supervisar y controlar las operaciones. También le faltaron los mecanismos adecuados para realizar una auto-evaluación y para auditar el cumplimiento de las leyes y regulaciones.


Según la medida, el banco debe:


–Examinar sus procesos de identificación del cliente y de guardado de documentos para rectificar la violación de los artículos 3 y 4 de la Ley de Identificación del Cliente de Japón.
–Examinar sus procedimientos para asegurar que se reporten las transacciones sospechosas como lo obliga el artículo 54 de la Ley Contra el Crimen Organizado.
–Crear sistemas de control interno para supervisar y controlar adecuadamente las operaciones de las múltiples oficinas del banco en Japón, y aclarar las responsabilidades.
–Promover la conciencia sobre la necesidad de cumplir con las leyes y regulaciones, y asegurar que los oficiales y empleados entiendan el cumplimiento de las leyes y regulaciones.
–Revisar su sistema de auditoría para asegurar sólidas operaciones comerciales y controles.


El banco debe presentar un resumen con sus progresos cada tres meses comenzando a finales de marzo de 2005. Según la medida, la FSA puede cancelar la orden de suspensión después del 26 de diciembre de 2005 si el banco solicita que se reanuden sus operaciones de cambio y de remesas.