Autoridades policiales de España alertaron sobre la posible existencia de millones de tarjetas de crédito y de valor acumulado clonadas procedentes de China, desde donde son distribuidas a diversos países para ser utilizadas en la adquisición de productos de gran valor.

Según informó el Grupo Tercero de Delincuencia Económica y Blanqueo de Capitales de la Policía Nacional en Cataluña, las mafias chinas obtienen la información financiera cuando sus “hackers” vulneran los sistemas de almacenamiento de datos de los procesadores y proveedores de tarjetas. Esa información es posteriormente utilizada para clonar tarjetas con bandas magnéticas que son enviadas a grupos cómplices ubicados en Europa.

La Policía Nacional ha detectado un incremento en el uso de estas tarjetas falsas en joyerías y tiendas de ropa de marcas reconocidas, así como para adquirir alcohol, tabaco y perfumes.

Funcionarios policiales informaron que, en el caso de España, en la mayoría de los casos estas tarjetas clonadas son utilizadas por chinos y en algunos casos españoles y rumanos. Sin embargo, el factor común de los llamados “pasadores” es que son personas de bajos recursos económicos, quienes son contratados por las organizaciones criminales para hacer las compras a cambio de un porcentaje de la ganancia.

La mercancía adquirida con tarjetas clonadas es rápidamente revendida a comerciantes cómplices, generalmente de mercados, quienes adquieren los productos a un precio considerablemente más bajo.

 

Similar a los clonadores rumanos

En el año 2009 la Brigada de la Delincuencia Económica de la policía española y la Policía Nacional de Rumania desmantelaron una red internacional de falsificadores de tarjetas bancarias, que se dedicaban a la extracción ilegal de dinero en efectivo de los cajeros automáticos y a la compra de artículos de lujo.

Según informaron fuentes policiales españolas, la banda estaba integrada por 5 sujetos de la localidad española de Almeria, pero también tenía operaciones en Rumania e Italia. Unas 150 tarjetas falsificadas y otras 120 tarjetas “virtuales” para ser usadas en comercio “Online” fueron decomisadas, además de documentos de identidad falsos.

Los investigadores informaron que el grupo clonaba tarjetas de crédito y débito en varias ciudades turísticas italianas, donde instalaban equipos especiales –conocidos como “skimmers”- en los cajeros electrónicos para copiar las bandas magnéticas y los códigos de seguridad de los usuarios.

Posteriormente, los datos robados eran enviados a los integrantes de la red ubicados en Rumania, desde donde procedían a la venta de esa información a través de internet. Parte de la información era enviada a Almeria, donde se creaban tarjetas “clones” que servían para extraer el dinero de los cajeros automáticos y adquirir joyas, teléfonos celulares y otros artículos de lujo.

Las autoridades españolas informaron que los defraudadores enviaban el dinero a Rumania, donde era invertido en la compra de propiedades inmobiliarias.

Según una encuesta realizada a finales de 2008 entre oficiales de cumplimiento antilavado de dinero (ALD) de América del Norte y Europa, realizada por la trasnacional especialista en riesgo y cumplimiento Fortent, el robo de identidad fue mencionado más frecuentemente por los encuestados (52%) como la mayor amenaza emergente de delitos financieros, seguido por los sistemas de pago del “mundo virtual” (44%).