Por Colby Adams.

Los legisladores estadounidenses aprobaron este miércoles una medida para aumentar la presión sobre los bancos extranjeros para que ofrezcan información sobre los clientes americanos que posean cuentas en el exterior, con el objetivo de fortalecer las acciones en contra de la evasión fiscal.


La medida, que forma parte del proyecto de Ley de Incentivos de Contratación para Restaurar el Empleo, contempla un 30% de impuesto para las transacciones relacionadas a cuentas de clientes estadounidenses cuando la información del beneficiario final de la cuenta no sea mostrada a Estados Unidos. La información deberá incluir el nombre del cliente, el número de identificación fiscal, las direcciones y los balances de las cuentas.


Además de penalizar a aquellos ciudadanos estadounidenses que no reporten sus cuentas extranjeras a las autoridades, el impuesto también afectará a cualquier inversión estadounidense hecha en un banco foráneo, según explicó Roger Wise, un abogado especializado en impuestos de la firma K&L Gates LLP, de Washington, D.C.


En el 90% de los casos, el impuesto sería aplicado a las cuentas de los clientes estadounidenses, precisó Edward Tanenbaum, un abogado del bufete Alston & Bird LLP de Nueva York. “Pero el banco también pudiera ser un beneficiario del instrumento que da lugar al pago en la cuenta extranjera, por lo que también pudiera perder un 30%. Si ellos [los bancos] no entran en este acuerdo, esto pudiera ser muy costoso”, advirtió Tanenbaum.


Adicionalmente a la información personal de los cuentahabientes, los bancos deben enviar información sobre los depósitos, retiros y pagos hechos desde sus cuentas estadounidenses en los reportes anuales presentados ante las autoridades norteamericanas.


En los casos en que las leyes extrajeras prohíben el compartir información sobre el beneficiario final, los bancos deben requerir que sus clientes estadounidenses firmen una autorización para enviar la información si desean evitar el impuesto del 30%, o de lo contrario deben cerrar la cuenta.


La medida puede causar que las instituciones extranjeras se alejen de los clientes estadounidenses, pero eso no garantizaría que estén protegidos del impuesto si ellos [los bancos] tienen inversionistas de Estados Unidos, dijo Wise.


Esta amenaza puede hacer que los bancos extranjeros envíen toda la información, indicó Bruce Zagaris, de Berliner, Corcoran & Rowe LLP, quien agregó que los legisladores les gusta esta medida porque los ayuda a aumentar las ganancias impositivas.


Por su parte, Wise agregó que “la ley es un golpe bajo para los evasores fiscales, una grupo de persona que, al menos en teoría, no son muy comprensivos. Esta ley es aprobada porque políticamente es muy difícil para un congresista oponerse públicamente a la regulación”.


“Esta es una ley bastante amplia y nosotros particularmente apoyamos los nuevos requerimientos de reportes”, declaró Heather Lowe, consejero legal de Global Financial Integrity de Washington D.C.


“Esta ley representa el primer paso para un intercambio automático de información impositiva, la forma mas efectiva de combatir la evasión fiscal. Con Estados Unidos pidiendo información fiscal sobre sus propios individuos, nosotros podemos esperar solicitudes recíprocas desde otros países”, dijo Lowe.


Con la aprobación de la Cámara del Senado, el camino está libre para que el proyecto se convierta en ley. El Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado estima que la evasión fiscal representa una pérdida anual de US$100.000 millones para el Departamento del Tesoro norteamericano.